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El territorio Expansión medieval del euskara Siglo VI Siglo VII Siglo VIII

Cenobios rupestres en la frontera vascorrománica, siglos V-IX

Con motivo de la fiesta de San Antón que celebramos hace apenas unos días, voy a transcribir a Trifinium unos apuntes que tomé para un artículo que se publicó en 2016 en MendialdeaPress: ‘Los primeros cristianos se refugian en las cuevas’. Una de las cosas que más me impresionaron de estos cenobios son sus grafitos. En particular el de las Gobas de Laño que reproduce la advocación a San Atanasio, obispo de Alejandría (ca 357), autor de la primera biografía de San Antón Abad. Posteriormente, en 2018, Agustín Azkarate publicó unas «reflexiones sobre arqueología, lingüística e iglesias rupestres» que añaden importantes matices a lo que sabemos sobre estos yacimientos altomedievales (ver extractos). Reproducimos a continuación nuestras anotaciones de 2016.

En la Montaña Alavesa y Treviño se conserva un conjunto de cuevas utilizadas por comunidades de ermitaños de época visigótica de un extraordinario valor patrimonial e histórico. El grupo más destacado se encuentra en Laño (las Gobas, Santorkaria), pero son asimismo valiosas las de Faido (Santa María de la Peña), Marquinez (Larra, Peña Askana), por citar las más importantes. Tal vez su principal tesoro sea una serie de inscripciones y grafitos cuyo estado de conservación es muy deficiente, pero que podemos leer y disfrutar gracias a las reproducciones realizadas por los arqueólogos (Alberto Monreal o Agustín Azkarate), antes de que hayan desaparecido para siempre sin dejar huella. Estas extraordinarias inscripciones nos permiten conocer la filiación ideológica y social de los personajes que ocuparon las cuevas entre los siglos V-IX.

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El territorio La cronología Siglo VII

Topónimos y advocaciones: la abadía de Santa Pía en el Real Valle de Laminoria

Portada de la iglesia, Igoróin, a finales del siglo XIX
Portada de la iglesia San Martín de Igoroin a finales del siglo XIX

Los hagiotopónimos, o nombres de lugar formados a partir de advocaciones religiosas, representan una nada desdeñable proporción de la toponimia europea. Algunos de estos nombres no son totalmente transparentes: Santibañez (Sant Jhoannes), Tórica (Santa Engracia), Santurce, Sandijurgi, Juandenurgi (San Jorge), Santorta, San Tys, o San Tutir (San Tirso), Donakuilar (Done Jakue larra), Durruma, Juandeurruma (Done Errumane, San Román), por lo que a veces se convierten en un reto de interpretación para los filólogos.

Los historiadores, sobre todo aquellos que estudian la reorganización del territorio altomedieval (siglos V-XI), también se interesan por las advocaciones de ermitas y otros centros religiosos (iglesias, monasterios, etc.), porque ayudan a acotar la cronología de fundación de parroquias, aldeas u otros núcleos de población.

Esta entrada de Trifinium indaga sobre la cronología de dos significativos hagiotopónimos del Real Valle de Laminoria en la Montaña Alavesa: Santa Pía y Santo Toribio. Santa Pía fue una abadía que desempeñó un destacado papel desde 1085 hasta su abandono en 1785, año en el que la Real Cámara de Castilla decidió suprimirla y ceder sus primicias a las seis parroquias del valle de Laminaria, así como a la de Bujanda. La ermita de Santo Toribio sigue en pie. 

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El territorio La toponimia

La condesa de Corres

Almudena de Arteaga, heredera del Condado de Corres
Almudena de Arteaga, heredera del Condado de Corres  (foto El Correo 10.05.2015)

Posíblemente el principal mérito del actual conde de Corres, y duque del Infantado, Íñigo de Arteaga y Martín, sea ser padre de la galardonada novelista Almudena de Arteaga, autora de la La Princesa de Éboli (1997) y una decena larga de títulos más (ver vg. la reseña de Antonio Paniagua a la última novela La estela de un recuerdo, en El Correo 10.05.2015).

El ‘Condado de Corres‘ es un título hereditario concedido por el rey borbón Carlos III –el mejor alcalde de Madrid– el 19 de enero de 1773 a Ignacio Ciro de Arteaga-Lazcano e Idiáquez (Estella 1748Madrid 1817), gentilhombre de cámara del rey, XI titular de la casa de Lazcano, quien «no pleiteó, por su amistad con el titular, por el ducado del Infantado, que después recaerá en su descendencia» (Juan Miguel Soler Salcedo 2008:246, Nobleza española: grandeza inmemorial, 1520). Entre los ancestros de Ignacio Ciro hallamos un Felipe de Lazcano y Sarria, señor de Corres, Contrasta y Valle de Arana, sirviente de los reyes Felipe III y Felipe IV, que sabemos murió sin descendencia.

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El territorio Vasco paleolítico

A propósito del ADN prehistórico de Santimamiñe y la continuidad genética de los vascos

[Actualizado 22 de julio de 2015]

Haplogroup-HV4a1a
Distribución del haplogrupo HV4a1a en Europa según Gómez-Carballa y otros (2012). Las cruces azules indican los lugares en los que se han recogido muestras. Las flechas representan la reconstrucción de los movimientos prehistóricos e históricos de HV4 y sus sublinajes en Europa y América. La escala señala la frecuencia absoluta de los ADN mitocondriales en las áreas estudiadas. Fuente: Gómez-Carballa A, Olivieri A, Behar DM, Achilli A, Torroni A, Salas A (2012). Genetic Continuity in the Franco-Cantabrian Region: New Clues from Autochthonous Mitogenomes. PubMed Central

Equiparar territorios, genes y lenguas es un desafortunado error que suele estar inducido por la forma en que se divulgan algunas investigaciones (como por ejemplo las que vamos a comentar más abajo del grupo BIOMICs de la UPV/EHU, en particular Cardoso y otros 2011, sobre el ADN prehistórico de Santimamiñe, y Cardoso y otros 2013, sobre el supuesto sustrato genético preneolítico de los «vascos«). Cada vez es más frecuente recurrir a análisis filogenéticos para explicar la expansión antigua de determinados grupos étnicos o familias lingüísticas (eg. la expansión de las lenguas indoeuropeas), así como para fundamentar otras cuestiones de singularidad étnica o lingüística, como pueda ser el ampliamente proclamado origen preneolítico del euskera.

Queremos dejar claro, en primer lugar, que absolutamente todas las lenguas actuales poseen un correspondiente predecesor preneolítico, esto es, mesolítico, y son, por así decirlo, igualmente «antiguas» (salvo que sean criollas o pidgin). En segundo lugar, deseamos destacar que algunos paralelismos observados entre expansión territorial, genética y lingüística de ninguna manera permiten concluir que los territorios, ni mucho menos las lenguas, puedan identificarse con determinados linajes genéticos. Las poblaciones migran y se entremezclan a lo largo de los siglos, al igual que las lenguas se expanden o contraen, evolucionan, hibridan o fosilizan. Todos los humanos compartimos el mismo gen que supuestamente nos capacita para el lenguaje, FoxP2, aunque absolutamente ningún rasgo genético nos predispone hacia una u otra lengua. La genética de poblaciones no lleva a este extremo de causalidad la relación entre genes y lenguas, pero lamentablemente algunas publicaciones (como la mencionada de Cardoso y otros 2013) sí propician asociaciones «metonímicas» arriesgadas, como vamos a ver.

Hacemos estas aclaraciones al hilo de un comentario anónimo publicado en Trifinium hace unas semanas (Loiola, 10 de marzo de 2015) que justamente pone en correspondencia el territorio vizcaíno de Urdaiba con el ADN prehistórico de una mandíbula hallada en la cueva de Santimamiñe y la lengua vasca. Aportamos la traducción del comentario (revisada por el autor, salvo la negrita, que es nuestra):

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El territorio La bibliografía La onomástica La toponimia Siglo VIII Siglo X

Mitxelena (1976)

Koldo MitxelenaReproducimos una ponencia de Koldo Mitxelena que cumple cuatro décadas y que no ha perdido un ápice de actualidad: «Onomástica y población en el antiguo Reino de Navarra: la documentación de San Millán”, presentada en XII Semana de Estudios Medievales, 1974, Pamplona, cuyas actas publicó en 1976 la Institución Príncipe de Viana: 51-71. Nos interesa extraer de este texto todos los datos que atañen a la expansión meridional de la lengua vasca entre los siglos VI-XI que hemos mencionado en la entrada precedente: Hirarzaeza y Harrahia: ‘alfoces’ que fueron cuna del euskera occidental (ss. VI-X). Hay que señalar que los datos que ofrece Mitxelena en esta ponencia han sido completados en varias publicaciones recientes, entre las que destacamos las de David Peterson –uno de los principales artífices de la versión digital del Galicano emilianense— y Emiliana Ramos –autora de varios estudios sobre los cartularios de Valpuesa, Oña y Las Huelgas.

Nos servimos de la transcripción de Errioxa.com y fragmentamos el texto en un nuevo ejercicio de extracción de datos, dentro del proyecto NeLHi: Enlazando la historia de nunca acabar (Universidad de Deusto, topHistoria).