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Secundiano de Arratia al servicio de Hotar, hijo de Orcotar: ¿spoiler de Mikel Pozo (en prensa)?

[Actualizado 05.02.2015]

Lápida romana de San Pedro de Elorriaga (Lemona)
Lápida romana de San Pedro de Elorriaga (Lemona):
D(is) M(anibus) / SECVNDIANVS / AT(tiae) LICILLE VXO(ri) / P(ivs) P(osuit) AN(norum) P(lus) M(inus) / XX
Consagrado a los dioses Manes, Secundiano puso piadoso esta lápida a su esposa Atia Licila, de poco más o menos veinte años

Estamos leyendo a fondo el artículo de Lakarra (2014) ‘Reflexiones en torno a la dialectología diacrónica del euskera’ y en la nota 150 nos ha parecido encontrar un spoiler: un valioso anticipo de la tesis doctoral de Mikel Pozo Flores –que para impacientes como nosotros se está demorando en exceso, afectada tal vez de los múltiples y arbitrarios cambios de normativa ministerial.

Y es que, como a Lakarra, nos intrigan las novedades que sobre la Vasconia tardoantigua y altomedieval (siglos V-VIII) pueda aportar Mikel Pozo en su tesis. En esos siglos se esconden las claves que explican el origen de los dialectos vascos actuales. En los siglos V-VI situamos el desarrollo del vasco común antiguo (Mitxelena 1981, Zuazo 2010, Lakarra 2014). De ese tronco común se desgaja entre los siglos VI-X la rama occidental, que se expande desde la Llanada Alavesa (o Álava nuclear) hacia la Rioja Alta, zonas limítrofes de Burgos (Mitxelena 1976, Peterson 2010), así como hacia los valles cantábricos, entre las cuencas de los ríos Deba y Nervión (Zuazo 2010).  

Nos hemos reunido con Mikel Pozo en un par de ocasiones, así como con su director de tesis, Juan José Larrea, con la esperanza de obtener algún anticipo, pero mutis. Sin embargo, desprovisto de los pormenores, Lakarra en su  nota 150 ofrece este sustancioso avance (la traducción es nuestra):

Existe en el siglo V una formación sociopolítica singular en el territorio que abarca la cuenca de Pamplona y los Pirineos, que se expandirá hacia el oeste en las generaciones posteriores y que tendrá conexión directa con el origen del reino de Pamplona a partir del siglo VIII.

Resaltamos en negrita el elemento más novedoso. Los hechos pormenorizados –¿algunos inéditos?– que apoyan esta afirmación se los reservará Mikel para el momento en que defienda la tesis; pero lo esencial está ahí y nos sirve. Los detalles (salvo los inéditos) de ese elemento novedoso se pueden hallar en la bibliografía especializada. Y evitando caer en la ficción histórica (de por ejemplo Toti Martínez de Lecea), creemos poder atar algunos cabos. Además de Mikel Pozo y Juan José Larrea, varios autores ofrecen abundantes datos sobre Vasconia entre los siglos V-VIII, vg. Javier ArceAgustín Azkarate, Iñaki García CaminoJosé Ángel Lecanda, Roldán Jimeno, Ernesto PastorDavid Peterson, Alberto Santana, Mikel Unzueta, Chris Wickham, así como nuestro prolífico compañero Armando Besga, que precisamente ha discrepado con Pozo y Larrea en fechas recientes.

¿Cuáles son los principales interrogantes que debemos afrontar?

  1. Juan José Larrea (comunicación personal) está de acuerdo con Lakarra (2014 nota 152) en que la fragmentación y expansión dialectal alto medieval no implica el reconocimiento de la vasconización tardía (Abaitua y Unzueta 2011), esto es, de la ausencia de vasquidad en Vasconia occidental antes del siglo VI
  2. La pregunta entonces es, si el euskera occidental deriva de un tronco común oriental –localizable en «el territorio que abarca la cuenca de Pamplona y los Pirineos»–, ¿en qué lengua se expresaban los pobladores de esa Vasconia occidental antes del siglo VI? ¿en un inédito protovasco antiguo o *varduliano (sic)?
  3. Lakarra (2014 nota 152) responde afirmativamente, al negar la teoría de la vasquización/vasconización antigua, dando por buena la supervivencia de una variedad de protovasco en el País Vasco occidental —sic
  4. Sin embargo, en su día Mitxelena (1982:304) admitió la ausencia de testimonios de este hipotético protovasco occidental, ante las abrumadoras evidencias que para este territorio estaba dando a conocer María Lourdes Albertos, y retrotrajo su presencia a un sustrato éuskaro anterior a la indoeuropeización (ver cita más abajo)
  5. Autores de la solvencia de Larry Trask (1997), Francisco Villar y Blanca Prósper (2005), o María Pilar Ciprés (2006) han confirmado el vacío de indicios vascos en el área occidental (Álava, Bizkaia y Alto Deba) frente a la abundancia, primero, de elementos indoeuropeos (fundamentalmente onomástica prerromana no vasca), la clara implantación del latín (no solo en el área conocida como ager, sino también en el saltus), así como el desarrollo in situ de un romance patrimonial (María Teresa Echenique), que a partir del siglo VI convivirá en régimen de bilingüismo con la nueva variedad vasca occidental

La cita de Mitxelena (1982:304) es:

Parece claro, aunque no sé que esto se haya dicho expressis uerbis en algún lugar, que para esta investigadora [María Lourdes Albertos] el elemento vasco, como de toda evidencia el latino, constituyen una especie de superestrato que se sobrepone a un fondo indoeuropeo anterior, mientras que para otros como yo este elemento indoeuropeo se impuso, sin llegar a cubrirlo, por encima de un sustrato éuskaro

Si aceptamos como hipótesis de trabajo este sustrato éuskaro (al que se refiere  Mitxelena 1982 y parece defender asimismo Joaquín Gorrochategui, vg. 2009), que habría sobrevido –recluído en un mítico saltus (vg. faldas de Gorbea y Anboto, como ha propuesto Elena Barrena 1989)– a los estratos sobrevenidos posteriores, en este orden, indoeuropeo, celta y romano; entonces la pregunta es ¿en qué condiciones fue acogido ese ‘contingente éuskaro occidental’ en la cuenca de Pamplona en los siglos V-VI? ¿Se produjo un proceso de koineización, como sugirió Mitxelena (1981)?

  1. El primer reto será averiguar los términos históricos y sociolingüísticos en los que se produjo el proceso (koineización, absorción/asimilación)
  2. El segundo será reconstruir el estadio antiguo (anterior al siglo VI) de este protovasco o sustrato éuskaro occidental y su relación con los protovascos orientales (tarea que cedemos a Lakarra)

La cita de Mikel Pozo parece ir encaminada a responder al primer reto (lo que supone una actualización del marco histórico de Lakarra 2014, basado inicialmente en Barbero y Vigil 2012). En relación con ello, se suscitan las siguientes cuestiones:

Estela funeraria reutilizada en el muro exterior de la iglesia de Saint-Martin, Cazaril-Laspènes, Haute-Garonne, France. CIL XIII, 342: Hotarri Orcotarris f(ilio) / Senarri Eloni filiae / Bontar Hotarris f(ilius) ex testamento
Estela funeraria reutilizada en el muro exterior de la iglesia de Saint-Martin, Cazaril-Laspènes, Haute-Garonne, France. CIL XIII, 342: Hotarri Orcotarris f(ilio) / Senarri Eloni filiae / Bontar Hotarris f(ilius) ex testamento
A Hotar, hijo de Orcotar, a Senar, hija de Elón, les hizo esta sepultura en virtud de disposición testamentaria Bontar, hijo de Hotar
  1. ¿Qué circustancia histórica de finales del siglo V pudo atraer a las élites vascoparlantes de las faldas de Gorbea y Anboto hacia la cuenca de Pamplona?
  2. Sabemos que la Galia se hallaba en pie de guerra, con francos y visigodos disputándose el territorio; luego ¿fueron atraídos por la oportunidad de enrolamiento en los ejércitos auxiliares en cualquiera de los dos bandos enfrentados?
  3. ¿Aporta la bibliografía indicios de presencia vascona en estas contiendas?
  4. Abusando de la licencia del título (inspirado en un guión de Alberto Santana), ¿podemos imaginar a los descendientes de Secundiano (noble arratiano del siglo III) alistados en las huestes aquitanas lideradas por los herederos de Hotar, hijo de Orcotar?
  5. ¿Pudo ser esa alianza de élites guerreras de ambos lados del Pirineo la que propició el sistema unificado del vasco común antiguo «en el territorio que abarca la cuenca de Pamplona y los Pirineos»?

Sigue a continuación una selección de citas de autores con información de hechos históricos significativos. (Aviso importante: la lista se irá incrementando sin límite ni orden prefijado, tras la publicación el 1 de febrero de 2015, y los textos podrán ser modificados sin que quede constancia expresa de ello.)

Armando Besga (2007). ‘La batalla de Vouillé (507)

  1. Es para nosotros un hecho muy relevante la presencia en 498 de Clodoveo en Burdeos
  2. La conquista de Burdeos forma parte de la segunda invasión franca del reino visigodo
  3. La primera tuvo lugar poco antes, en 495-496, aprovechando la rebelión de Burdunelo 
  4. Pero el enfrentamiento de los francos contra los alamanes y la derrota de Burdunelo facilitaron la reconquista visigoda
  5. Burdunelo había liderado en 496 una rebelión de hispanorromanos en el valle del Ebro 
  6. En el 497, sin embargo, Burdunelo fue traicionado por sus partidarios, entregado a los visigodos y quemado vivo y públicamente dentro de un toro de bronce en Toulouse
  7. Pese a ello parte de la Tarraconense permanece rebelde a los visigodos, al menos hasta 506, con la reconquistada visigoda de Tortosa, donde se había hecho fuerte un noble rebelde,Pedro, que fue decapitado
  8. Es significativo que estas rebeliones se produjeran en la romanizada provincia de la Tarraconense
  9. La zona catalana de la  Tarraconense  había sido el escenario de la única resistencia hispana a la conquista visigoda durante el reinado de Eurico
  10. Por las fechas de ambas rebeliones se ha sospechado que estuvieran relacionadas con las actividades de los francos (496 – 506)
  11. Durante su reinado (484-507), Alarico II trató de afianzar su presencia en la península ibérica
  12. Conforme avanzaba el dominio de Alarico II en Hispania se debilitaba su situación en la Galia, lo que es una de las causas que explica las consecuencias catastróficas que tuvo la Batalla de Vouillé (507)
  13. Alarico II no supo contentar a la aristocracia galorromana, molesta ante la drástica reducción de sus posibilidades de medrar en la política
  14. Por lo que, ante el nuevo clima espiritual de Occidente, las élites galorromanas encontraron en los obispados una compensación
  15. El conflicto con la monarquía visigoda no fue más que un capítulo de la historia de descontentos de la aristocracia aquitana
  16. No hubo problema alguno en aceptar la dominación visigoda e incluso colaborar con el nuevo régimen, pues se pensaba, además, que se podría manejar a los godos, dada su barbarie
  17. Tras la desaparición de Aecio y el derrumbe del poder romano en la Galia, gran parte de la aristocracia aquitana se dio cuenta del error
  18. Los obispos se reunieron en Agde el 10 de septiembre de 506, es decir, unos meses antes de la Batalla de Voullé
  19. El concilio fue dirigido por el arzobispo  Cesáreo de Arlés, el personaje más relevante que se había opuesto a Alarico II, quien le acababa de levantar el exilio al que le había sometido
  20. Prueba del entendimiento alcanzado fue la oración de los obispos por el rey, calificado de glorioso y piadoso, y por el pueblo godo
  21. La reunión terminó con la promesa, efectuada por un delegado del rey, de la celebración al año siguiente de un nuevo concilio al que asistirían también los obispos hispanos
  22. Los obispos hispanos no habían participado en el Concilio de Agde de 506 (tal vez, por el estado de guerra en la Tarraconense y la rebelión de Pedro)
  23. Aunque tardías, estas medidas parece que tuvieron efecto: en Vouillé la aristocracia auvernesa, la que más se había opuesto a la conquista visigoda, lucharía en el ejército de Alarico II
  24. En el exterior la política agresiva de reinados anteriores se transformó en una política de apaciguamiento, que implícitamente reconocía la inferioridad ante los francos
  25. Cuando Siagrio, derrotado, se refugió en el reino visigodo, Alarico II, ante las exigencias amenazantes de Clodoveo, lo entregó al rey franco que después lo ejecutó
  26. Saintes fue reconquistada por los visigodos en el 496
  27. Clodoveo estuvo en Tours en esta época, donde se ganaría el apoyo de la población (Gregorio de Tours señala que “desde entonces muchos galos desearon tener señores francos”)

Roldán Jimeno (2003). Orígenes del cristianismo en la tierra de los vascones

  1. Desde finales del s.I a C la vieja Iruña se situó en una auténtica encrucijada de caminos, siendo además eje de la centurización de su territorio circundante y, en consecuencia, de la red viaria que confluía en ella.
  2. Dos arterias: Tarraco-Oiasso y ab Asturica Burdigalam
  3. Las comunidades cristianas de Astorga-León atestiguadas a mediados del s III consituyen un ejemplo similar al pamplonés.
  4. Basándose en la carta sinodal de San Cipriano (254-255), tanto J. Caro Baroja como J.J. Sayas creen que estos testimonios no obedecen a una penetración de la nueva religión por el noreste, desde Burdeos, sino a traves del Iter XXXII.
  5. El collado de Ibañeta fue elegido por Roma para ejercer el control eficaz de los pasos pirenaicos y se convirtió en uno de los pasos más importantes a la península ibérica.
  6. Están probadas las relaciones comerciales entre ambas vertientes de la cordillera.
  7. A través del estudio de las cerámicas aquitanas, F. Réchin (1977:595-624) ha detectado su similitud tipológica con las del norte peninsular.
  8. El intercambio comercial aquitano-vascón también puede atestiguarse a través de la cerámica sigillata hispánica hallada en Donezaharre-St. Jean le Vieux y Dax, dos poblaciones unidas a la vieja Iruñea a través de la citada vía que comunicaba Astorga con Burdeos (Pérex 1986:214)
  9. Pomapelo y otras ciudades vasconas reforzaron su importancia en época imperial y fueron propagadoras de la cultura, lengua, instituciones, economía y sociedad romana (Blázquez 1994:14).
  10. En época bajoimperial las invasiones de los pueblos germánicos generaron una ruralización hacia los espacios comarcales contiguos, como las antiguas civitates de los illuberritani (Lumbier) hacia el oriente y de los aracelitani hacia poniente.
  11. El poblamiento se completó con una extensa red de villae sitas al sur de Pamplona y diferentes fundi, principalmente en la Cuenca iruñesa, cuya presencia ha sido legada en el sustrato toponímico de los nombres sufijados en -ain o -ano, entre otros, obedeciendo a grandes propietarios -possessores- que invertían en grandes explotaciones agrarias (cf. villa Olmeda).
  12. Esta tupida red de fundos y villas fue la base del futuro poblamiento altomedieval.
  13. Las grandes villae actuaban como centros de atracción comercial para los núcleos rurales de menor tamaño, como ocurría en Liédena, a donde acudían de los alrededores a intercambiar productos.
  14. El Itineario de Antonio (280-290) cita Pamplona como una simple mansio en la vía Astorga y Burdeos.
  15. Las invasiones se han podido atestiguar arqueológicamente a través de los niveles de incendio aparecidos en las excavaciones, mostrando una ciudad arruinada y sin vida.
  16. Las irrupciones bárbaras del siglo III afectaron directamente a los núcleos próximos a los grandes ejes de comunicación en ambas vertientes pirenaicas; han aparecido tesorillos en Bayona, Mouguerre, Sames, Azparren y Liédena y destrucciones como la del campamento de Donezaharre-St. Jean le Vieux y el arrasamiento de Pompaelo a finales de la centuria.
  17. En aquella coyuntura Pamplona estaba amurallada, lo que no favoreció la recepción o difusión de cualquier corriente espiritual, concretamente el Priscilianismo, herejía que debió afectar al área vascónica en el segundo cuarto del siglo IV y por el que se convocaron dos concilios condenatorios en ambas vertientes de los Pirineos (Zaragoza, 380 y Burdeos, 385).
  18. Pamplona sede episcopal a partir del siglo IV-V. Pamplona se fue recuperando a lo largo del siglo IV pero sin el esplendor de antaño.
  19. Didimo, Veriniano. Las nuevas invasiones del s V provocaron una nueva crisis, aunque una parte de la aristocracia local -al menos Dídimo y Veriniano- era claramente cristiana.
  20. En la reconstrucción de Pamplona revistió la importancia del valor simbólico de ser cabeza de sede episcopal.
  21. Dificultad de adquisición de espacio intramuros para ubicaciones de catedrales, común a las ciudades de la Europa romanizada (A. Marcone 2000).
  22. Vg. Tarraco, una de las grandes metrópolis peninsulares y más tempranamente cristianizada. Pesea tener una comunidad cristiana desde inicios s.III, no es hasta mediados del s IV cuando el grueso de la población se hizo cristiana y la morfología urbana se cristianiza a partir del s V, en que los prestigiosos centros paganos son sustituidos por lugares administrativos y de culto cristianos.
  23. Poder hispano-godo en Pamplona. Para cuando se instauró el poder hispano-godo, Pamplona ya contaba con su estrenada catedral y una organización diocesana con algo más de dos siglos de experiencia.
  24. Ante la nueva coyuntura política, la ciudad se convertía en codiciada cabeza del territorio vascónico y pasaba a estar dominada por un poder filo-visigótico.
  25. Ofensivas merovingias s VI-VII. Así lo entendieron los francos, que lanzaron una fallida expedición sobre Pamplona en el año 531, según menciona San Isidoro.
  26. Gregorio de Tours refiere otra incursión posterior.
  27. Estas ofensivas franco-merovingias se sucedieron a lo largo de todo un siglo, con incursiones tan destacadas como las de los años 541 y 631.
  28. Aquella convulsa situación política pudo ayudar a que la iglesia pamplonesa viviera aparentemente de espaldas al arrianismo visigótico.
  29. Obispo godo Juan de Bíclaro e iglesia católica hispánica
  30. La iglesia católica hispánica conservaba su situación preeminente dentro de la sociedad, apoyada por la masa de la población y por algunos elementos godos como el obispo Juan de Bíclaro, frente al favor oficial que gozaba la iglesia arriana.
  31. Tras el fracaso del intento de unificación religiosa arriana llevada a cabo por Leovigildo (572-586), el reinado de Recaredo (586-601) significó un profundo viraje en la política religiosa.
  32. III concilio toledano (589) y obispo Liliolo
  33. Bajo el gobierno de Recaredo (586-601) se dio la unidad católica hispano-goda en el III concilio toledano (589), donde el pueblo visigodo abjuraba del arrianismo, momento en que entra en escena el obispo Liliolo.

Juan Plazaola (2000). ‘Entre francos y visigodos’

  1. Las cosas habían estado muy revueltas desde medio siglo antes
  2. En 448 el rey suevo Requiario en una expedición a Toulouse saqueó las «Vasconias» de ambos lados del Pirineo
  3. En 456 los hérulos, que habían llegado hasta Galicia, fueron rechazados y regresan devastando tierras de cántabros y várdulos
  4. Los hérulos probablemente también devastan la Novempopulania vascona, al otro lado de los Pirineos 
  5. El godo Eurico (455-484), autor de un célebre código, pasa las montañas y conquista Pamplona y Zaragoza como puntos de apoyo para reducir a la provincia Tarraconense  
  6. En 476 Eurico rompe su foedus con los romanos y se declara soberano sobre un reino extendido bajo el Loira desde el océano hasta el Meditarráneo 

Agustín Azkarate (2004).‘¿Reihengräberfelder al sur de los Pirineos occidentales’

  1. H. W. Böhme ha interpretado recientemente la necrópolis de Aldaieta (Nanclares de Gamboa, Alava) como el lugar en el que fueron enterrados los miembros del ejército franco de Childeberto I y Clotario que, de regreso tras la expedición a Hispania del año 541, perdieron su vida a manos de los visigodos.
  2. Como no es la primera vez que se apunta la excepcionalidad de esta necrópolis —aunque nunca de manera tan explícita— el autor de este artículo sostendrá que Aldaieta no responde a una circunstancia histórica puntual, sino que constituye un testimonio más de una realidad común al occidente europeo que, sin embargo, ha sido arqueológicamente invisible hasta fechas recientes en los territorios meridionales del Pirineo Occidental.

Juan José Larrea (2013). Enterrar con armas en el Occidente altomedieval: las necrópolis de Vasconia

  1. El colapso del imperio en el siglo V provoca un deterioro de las redes comerciales y del sistema fiscal (sobre todo en Occidente). Los ejércitos auxiliares germanos (bárbaros) se hacen con el poder militar y por ende con el control político
  2. Estas nuevas élites militares germanas se apoyan en la estructura de poder romana y la mantienen en pieSpangenhelm
  3. Se produce un mestizaje entre las dos culturas: los reyes germanos también son generales romanos. Surge una doble legitimidad
  4. Los modelos de comportamiento se difunden en sentido descendente, desde las élites a las masas campesinas
  5. En 481 muere Childerico, rey franco. Su tumba es descubierta en el siglo XVII. En ella se encuentra un anillo con la efigie del rey. Se enterró con una fíbula y otros elementos de tradición cristiano romana; pero también aparecen tesoros y ajuares de tradición germana (vg. un casco spangenhelm)
  6. La tumba de Childerico sirve para exhibir el botín de guerra, el poder militar de su titular, su eficacia en el campo de batalla
  7. La expansión de esta moda no implica migraciones, aunque estas se produjeran con frecuencia en aquellos siglos. Cuando en los mapas de la épcoa se dibujan flechas hay ambigüedad entre “se mueve” y “se adopta”
  8. La moda se expande de diferentes formas: En Bretaña e Inglaterra, por ejemplo, se produce una aculturación de las élites. La población local adopta las nuevas formas, o incluso el idioma (de anglo-sajones)
  9. Es un contagio provocado por emulación de las élites: las comunidades campesinas imitan a aquellos que forman parte de los ejércitos
  10. Un ejemplo de enterramiento suntuoso lo encontramos en la necrópolis franca de Saint-Dizier (Alto Marne), datada en 525-550SaintDizier_latumbadelcaballo[1]
  11.  Entre los siglos V-VIII se cuentan por miles las necrópolis francas, de todos los tamaños y condición; hasta que a principios del siglo VIII se abandonan súbitamente estas prácticas funerarias
  12. La relación con el hábitat es también muy diversa
  13. Las poblaciones campesinas viven en aldeas
  14. Son necrópolis sin simbología cristiana; aunque los enterramientos sean cristianos
  15. Se trata de un proceso que va por capas: el mundo funerario es resistente y tiende a preservar tradiciones
  16. Solo conocemos el rito de enterramiento franco a través de los registros materiales (existe una descripción de un viajero árabe sobre una ceremonia vikinga en Rusia: aparentemente duraba varios días)
  17. Vasconia participa de esta moda, lo que denota su integración en los fenómenos culturales de Occidente
  18. Vasconia puede definirse como la periferia meridional de esta forma de enterramiento
  19. Más al sur (riberas de Ebro o Duero) no se hallan este tipo de enterramientos
  20. Siglos VI-VII en Vasconia: las élites del territorio se diferencian de las de otros territorios más al sur
  21. Las necrópolis vasconas son, comparadas con otras del continente (francas, germanas, anglosajonas), muy modestas.
  22. Se percibe una sociedad pobre, menos jerarquizada; pero en la que la actividad guerrera juega un papel y se asocia al rango
  23. Esto es coherente con las fuentes escritas: coetáneamente con Aldaieta (siglo VI) los intelectuales visigodos reintroducen el etnónimo “vascón” para describir a una gente con la que hay problemas
  24. La dotan de una imagen rescatada de la tradición literaria
  25. Estos vascones parecen dispuestos a enrolarse en los conflictos, vg de la TarraconenseBraulio de Zaragoza e Isidoro de Sevilla (miniatura otoniana de siglo X). Origen: Wikipedia
  26. Utilizan el obispado (de Pamplona) como bisagra, pero no generan una formación política reconocible
  27. “Sostengo que estas necrópolis corresponden a los vascones de las fuentes alto medievales”
  28. A partir de ahí hay incertidumbre: son denominaciones exógenas (vg. dependiendo de los textos, “franco” significa “hombres libres” [dentro de Francia] en los textos francos); la práctica literaria sigue una tradición latina
  29. Siglo VIII: panorama funerario espectacular en Pamplona
  30. De origen romano solo la Navarrería (ciudad episcopal). El obispo es también una autoridad civil y política (como en el resto de Hispania)
  31. Necrópolis francas de Pamplona:Argaray, Casa del Condestable
  32. Otras necrópolis francas: Alegría-Dulantzi (iglesia batismal, con baptisterio reconocido, vinculada a obispado); Finaga (espada larga, asociable a caballero, estelas cristianas)

Agustín Azkarate, Iñaki García Camino (2012). ‘El espacio circumpirenaico occidental durante los siglos VI al X d.C, según el registro arqueológico: algunos interrogantes’

  1. De la destrucción del imperio romano habría surgido en la mayor parte del País Vasco actual un nuevo paisaje totalmente distinto, caracterizado por la transformación estructural de la la organización social, una decreciente complejidad económica, la devaluación de las capacidades de las élites dirigentes y, sobre todo, la transferencia al campesinado de la iniciativa de la gestión y la explotación del territorio.
  2. Esta situación revertió rápidamente a partir del siglo VIII, con la formación de élites dominantes, territorialmente fuertes y consolidadas, responsables de la configuración de una densa red de aldeas, en las que la fundación de iglesias constituiría el reflejo arqueológico más evidente de la nueva situación.
  3. Martín Viso 2002, Qurós 2007 han relacionado algunos castillos de este periodo con la reactivación de las élites locales tras la ruptura de las estructuras de poder territoriales del periodo tardoantiguo.
  4. Tales lugares acabarían convertidos en referentes jerarquizadores de un territorio al que podían llegar a dar nombre, estableciéndose una relación muy estrecha entre la formación de estos poderes y la construcción de la red de aldeas.
  5. Se ha argumentado que la diferenciación de las élites debió de expresarse de modos distintos y que fue especialmente el control de las iglesias el principal mecanismo utilizado por la aristocracia para penetrar en las comunidades aldeanas creando redes clientelares que facilitaran nuevas formas de dominio o sirvieran de enlace entre las élites locales y los poderes supralocales, de lo que son testimonios las numerosas donaciones a monasterios e instituciones religiosas de ámbito territorial que salpican la documentación (Larrea 2007).
  6. En el País Vasco no conocemos iglesias fundadas en el siglo VIII y las de época posterior, mejor conocidas por excavaciones, son por lo general sencillas construcciones de piedra, de planta rectangular, con cabecera diferenciada o no, volúmenes reducidos y distribución simple de espacio, que, en conjunto, son testimonio de un ciclo constructivo notablemente simplificado.
  7. Es por ello por lo que cabe pensar que buena parte de las iniciativas constructoras correspondieron a las mismas comunidades aldeanas carentes de excedentes productivos de importancia susceptibles de ser invertidos en obras de mayor porte, pero que vieron en la iglesia un referente no solo espiritual, sino también económico y de cohesión del patrimonio comunitario (García Camino 2004).
  8. De hecho, habría que recordar que no es infrecuente en el contexto europeo altomedieval la construcción de iglesias al margen de cualquier autoridad civil o eclesiástica que, tras experimentar en los siglos XI o XII notables cambios por efecto de la feudalización, pasaron a formar parte de la red parroquial.
  9. En ocasiones, los propietarios de ciertas iglesias promovieron obras de mayor complejidad, con mano de obra cualificada capaz de levantar edificios con materiales extraídos en canteras distantes, afrontar soluciones constructivas técnicamente complejas, como bóvedas sobre pechinas, o reproducir formas arquitectónicas que recordaran las grandes construcciones ligadas al poder.
  10. Obras que solo pudieron sufragar personajes con rentas importantes. Es el caso de una de las iglesias más antiguas y mejor estudiadas del País Vasco, la de San Román de Tobillas, fundada en 822 por el abad Avito, propietario de tierras de labor, cabezas de ganados, eras de sal, iglesias, molinos y bienes raíces dispersos por un amplio territorio que comparte o disfruta con las comunidades locales, conviertiéndose en puente entre las familias dirigentes de ese territorio y los grupos rurales (Larrea 2007b).
  11. En los últimos años se está imponiendo como hegemónico un modelo interpretativo (Quirós 2010, 2011) que considera que las aldeas se formaron en un periodo relativamente corto de tiempo, entre finales del siglo VII y el VIII, por lo que no sería el resultado de un proceso largo y espontáneo protagonizado por campesinos, sino de otro promovido por la acción de poderes territoriales emergentes con la suficiente capacidad de actuar sobre la población campesina y modificar el paisaje.
  12. De la presencia de poderes consolidados y fuertes en el interior de las primitivas aldeas, la emergencia de una nueva realidad social y política protagonizada por nuevas élites territoriales entre finales del siglo VII y el VIII
  13. Desde este planteamiento se ha considerado que en la Llanada alavesa y tal vez en Bizkaia o Gipuzkoa la jerarquización social y territorial fue menos profunda que en los valles alaveses occidentales, donde se observa la concentración de aldeas fortificadas, la emergencia del condado de Lantarón o la fundación del obispado de Valpuesta y de iglesias como San Román de Tobillas, entre otras.
  14. De hecho, estos últimos datos, que proceden del registro escrito, son incuestionables, pero su cronología corresponde al siglo IX supuestamente cuando la red de aldeas estaba ya consolidada (y así lo muestran los conocidos documentos de Tobillas y Valpuesta ya que tanto el abad Avito como el obispo Juan se instalaron en la comarca con el acuerdo de las comunidades rurales (Larrea 2007).
  15. Por su parte, la presencia de aldeas fortificadas es solo una presunción basada en la prospección de superficie ya que la información estratigráfica disponible no permite hablar de esta categoría de poblamiento con anterioridad al siglo XI.
  16. Creemos que el registro arqueológico de los siglos VI y VII d.C. en los actuales territorios de Bizkaia, Álava y Navarra, lejos de reflejar una sociedad escasamente jerarquizada en la que el campesinado desempeñaba un papel relevante, ofrece testimonios suficientes para imaginarla fuertemente estratificada (o al menos marcadamente desigual), con poderes cuyo origen y ascenso social debe interpretarse teniendo en cuenta los marcos conceptuales de Carcía Camino 2002 y Azkarate 2004b, 2011 y que tienen que ver con la circunstancia fronteriza de los espacios circumpirenaico occidentales.
  17. Espacios de frontera que, pese a ser frecuentemente descritos con connotaciones negativas de carácter antagónico e identitario, constituyen en realidad áreas con gran densidad de interacciones y donde se operan los cambios más radicales y profundos.
  18. Obviamente no nos estamos refiriendo a la «frontera» en su acepción más tradicional de limes, border, boundary o borderland; ni siquiera en la acepción ligada al avance de determinados valores sobre espacios geográficos carentes todavía de ellos y ante el que solo cabrían dos alternativas, la de la aculturación o la de resistencia.
  19. Por el contrario, preferimos las propuestas nacidas en el seno de los estudios etnohistóricos y post-coloniales que la conciben como un territorio imaginado, inestable y permeable de circulación; como espacio de negociación, alianza, intercambio; como lugar entre culturas (in-between); como «márgenes» cuya condición emblemática será la «emergencia de nuevos grupos e identidades» (Azkarate 2011).
  20. Un espacio de frontera relacionado no tanto con un «ámbito lábil» (Lazari, Santos 2005:29) cuanto con su «condición liminal», entendida como aquella que vive «en el umbral», en un estado de transición y de «reclasificaciones periódicas de la realidad» (Turner 1988:134).
  21. Frente al panorama que algunos describen (invisibilidad aristocrática, simplicidad económica, involución tecnológica, invención específicamente campesina de granjas y aldeas), el registro arqueológico muestra una realidad mucho más compleja, dinámica, contradictoria y socialmente estratificada, con unas élites que acceden a circuitos comerciales de largo alcance, que generan una demanda capaz de mantener canteros especializados y establecimientos ferrones, que conocen la escritura, que hacen ostentación de su posición social en el momento de su muerte y que alcanzaron su status buscando su lugar en un espacio transicional, lleno de oportunidades.
  22. De dónde pudiera proceder la autoridad de estas élites supone un problema de mayor complejidad que, pese a lo que se ha escrito, estamos lejos de poder solucionar con los datos disponibles.
  23. Es muy razonable sospechar que la participación en actividades militares (son muchos los testimonios escritos que tenemos sobre esta participación) pudo haber constituido un factor decisivo en la gestación y consolidación gradual de estos poderes.
  24. Todo esto contrasta con la menor presencia en el registro arqueológico de indicadores de poderes territoriales entre los siglos VIII al X d.C.; periodo en el que no se registran importantes piezas de prestigio (síntoma de poder y dominación); en el que las necrópolis se simplifican, en el que la mayor parte de las iglesias son construcciones muy modestas y en el que, aunque se documentan aldeas, no se constatan evidencias de jerarquización entre asentamientos.
  25. No encontramos, por lo tanto, argumentos suficientes para certificar –al menos con la rotundidad con la que se hace– el nacimiento de determinados poderes territoriales con la suficiente capacidad de actuar sobre la población campesina, potenciar formas estables y concentradas de asentamiento, organizar la producción y modificar los paisajes, dando lugar a la construcción de la red aldeana que se propone.
  26. Y ante esta situación –y puesto que los datos arqueológicos no preexisten sino que se contruyen– nos preguntamos si no se corre el riesto de terminar configurando un registro arqueológico ajustado a las expectativas generadas por un modelo histórico potente y ambicioso, aunque insuficientemente testado en nuestro ámbito geográfico y acabar reproduciendo, de este modo, una versión actualizada de la atávica vocación ancilar de la arqueología.

 

Mikel Pozo (2011). ‘La barbarie como explicación histórica y sus problemas. Los vascones de los siglos VI y VII’

  1. En torno a los vascones de la Tardoantigüedad es habitual hablar todavía hoy de pervivencias ancestrales ancladas en la Protohistoria.
  2. Creemos que semejante peculiaridad tiene más que ver con la historiografía que con el análisis histórico.
  3. En buena medida, traduce la formidable vitalidad de las propuestas hechas en 1943 por J. Caro Baroja en su obra fundacional Los Pueblos del Norte.
  4. En contraste con los avances que se han producido en el conocimiento de las sociedades post-romanas en Occidente, la imagen sobre los vascones de los siglos VI y VII sigue siendo, a grandes rasgos, la misma que hace varias décadas.
  5. En el pensamiento de la primera mitad del siglo XX, el número de materiales hallados en una región servía para determinar su grado de romanización
  6. El contraste en la densidad de los hallazgos que presentaba el mapa arqueológico de Vasconia le permitió a Caro Baroja distinguir dos zonas: la meridional plenamente integrada en el mundo romano y la vertiente atlántica, habitada por gentes con un barniz meramente superficial de romanidad.
  7. Esa sería la clave que explica los conflictos que describen las fuentes de los siglos VI y VII con los reinos bárbaros de uno y otro lado de los Pirineos.
  8. Por lo tanto, las causas de estos hechos se encontraban fuera del contexto en el que sucedían.
  9. Tal explicación ha sido compartida por la mayor parte de los historiadores que se han dedicado al estudio de los vascones de los siglos VI y VII.
  10. Pero la admisión de la propuesta de Caro Baroja traía también aparejada la práctica de un método difícilmente aceptable, consistente en la acumulación de los testimonios, tanto arqueológicos como escritos, y la lectura literal de los textos.
  11. En estas condiciones se entiende la dificultad para ir más allá de un círculo en el que una convicción previa condiciona un método que necesariamente va a retroalimentar la convicción.
  12. Más de sesenta años después de J. Caro Baroja, la percepción de los habitantes de la Vasconia altomedieval continúa siendo, a grandes rasgos, la misma.

Armando Besga (2012). Sobre la barbarie de los vascones en los primeros siglos de la Edad Media y algunas cuestiones de método

  1. ¿cómo iban a considerar los visigodos a los vascones, cuando fueron atacados repetidamente por éstos en expediciones de saqueo, y otra relación entre unos y otros se desconoce?
  2. Ciertamente, los visigodos también saqueaban. Y no sólo el territorio enemigo, incluido el de los vascones n168.
  3. n168 Wamba “entra con todo el ejército por tierras de Vasconia donde, durante siete días, por todas partes llevó a cabo la destrucción en sus anchos campos, la hostilidad a los “castra” y el incendio a las casas, con tal rigor, que los mismos vascones, depuesta la fiereza de sus ánimos, entregados rehenes, pedían insistentes, no sólo con ruegos, sino también con dádivas, que se les perdonase la vida y se les concediera la paz.
  4. n168 De donde, recibidos los rehenes, pagados los tributos y ajustada la paz […]” (Historia Wambae regis, c. 10).
  5. n168 Para J. Larrea lo llamativo de este texto es su parecido con el relato de la campaña de Suintilla contra los vascones de san Isidoro y la simplificación de los acontecimientos, propia de un cuadro retórico y de los clichés (“Aux origines…”, pp. 154-155), lo que, a mi juicio, lo único que demuestra es la facilidad del autor para descubrir y magnificar influencias literarias.
  6. n168 No: lo importante de este texto es que se trata a los vascones como enemigos y no como rebeldes: se ajusta una paz, se entregan rehenes y se pagan tributos (lo que no es un hecho reseñable cuando se es súbdito).
  7. n168 Nótense las diferencias con el comportamiento del ejército visigodo en Septimania y el castigo inflingido a los rebeldes, que a continuación narra Julián de Toledo.
  8. n168 Y no se trata de una excepción: los vascones nunca son castigados como rebeldes.
  9. n168 Tampoco se trata de una interpretación personal, sino la conclusión de una monografía sobre la rendición de los vascones: “Las expresiones feroces Vasconum gentes (Hist. Reg. Wambae, c. 9) y feritas animorum (Hist. Reg. Wambae, c. 10), referidas a los Vascones, son de otra índole y tradición.
  10. n168 Indudablemente, no resultaban las más adecuadas para calificar a las gentes de una provincia como la Narbonense, que a su alta romanidad y refinamiento de costumbres unía su pertenencia al reino.
  11. n168 Por el contrario, una parte de los vascones vivía todavía en un marco de salvajismo —que los términos de feritas, ferinus contribuyen a resaltar—, que la independencia de hecho de parte del territorio vascón y sus enfrentamientos con los visigodos, continuadores de los postulados culturales de la romanidad, difícilmente podían haber contribuido a paliar” (R. López Melero, “Una rendición vascona en la Historia regis Wambae de J. de Toledo”, p. 839).
  12. El paso del ejército visigodo por territorio propio también resultaba peligroso para la población, como ha sucedido hasta hace poco con la mayoría de los ejércitos n169. Pero eso resulta irrelevante para la cuestión que nos interesa ahora.
  13. n169 La misma Historia Wambae regis testimonia que, camino de Septimania, el rey tuvo que castigar a los soldados que aprovechaban la ocasión para saquear, violar e incendiar.
  14. n169 Conviene recordar esto cuando tantos tratan hoy de presentar las invasiones germanas como migraciones de campesinos empobrecidos y critican a los romanos por sus exageraciones.
  15. En las fuentes francas, aunque de época carolingia, se acusa también a los vascones de perfidia. n170
  16. n170 Wasconicam perfidiam (Eginardo, Vita Karoli Magni Imperatoris, c. 9) Solitam loci perfidiam habitatorumque gennuinam experti sunt fraudem (Vita Hludovici Imperatoris, c. 37).
  17. n170 La noticia corresponde a la emboscada que sufrió en Roncesvalles el año 824 un ejército franco. Los Anales Reales, al contar esa noticia, se refirieron a la perfidia montanorum (a. 824).
  18. Tampoco es un adjetivo injustificable. De hecho, es una característica asociada a la barbarie n171.
  19. n171 F.M. Beltrán Torreira, “El concepto de barbarie…”, p. 54; E. Pagola, “Eginhardo, Suetonio y la perfidia de los vascones”, pp. 431 y 440.
  20. n171 Por cierto, el trabajo de E. Pagola constituye un modelo de lo que debe ser un análisis sobre influencias y tópicos literarios. Se trata de una monografía de 23 páginas de gran formato, que muestra la influencia de Suetonio en la Vita Karoli magni imperatoris, lo que, sin embargo, no le lleva a negar la veracidad de los detalles de la noticia sobre la derrota de los francos en Roncesvalles, que es el pasaje en el que está centrado el estudio.
  21. n171 A mi entender, la teoría de los tópicos sobre los vascones [de Larrea y Pozo] precisa de varias monografías de este tipo para ser creíble y de muchísimas más para ser demostrada.
  22. n171 Mientras tanto, lo significativo es que no se haya hecho ninguna.
  23. Más importante aún: es un calificativo que se ajusta a lo que para los francos eran los hechos fundamentales de los vascones.
  24. En la guerra, los vascones recurrían al engaño: a la emboscada, en su territorio; y a la trampa de la huida fingida —el torna y fuga—, en territorio enemigo.
  25. En la paz, los vascones no respetaban los juramentos contraídos, único medio que tenían los francos para controlarlos.
  26. El famoso comentario desengañado de la Crónica de Fredegario sobre la sumisión de los en el 636, tras la victoria más importante conseguida sobre ellos por un rey merovingio, testimonia que los francos ya tenían por pérfidos a los wascones en el siglo VII:
  27. “Y allí los wascones confirmaron los juramentos, y prometieron ser fieles en todo tiempo a Dagoberto, a sus hijos y al reino de los francos; lo cual lo comprobaron los hechos, según su costumbre y como con frecuencia lo habían hecho.” n172 (IV, 78)
  28. Como la barbarie y la ferocidad, también la perfidia estuvo muy extendida; baste recordar que la posterior época del feudalismo fue también la de la felonía.
  29. Por eso, más significativo que el hecho de que se llame “pérfidos” a los wascones en las fuentes francas, es que no se les califique de esa manera en las visigodas n173.
  30. n173 Por ejemplo, san Julián, que nos da la noticia más extensa sobre una guerra entre vascones y visigodos, sí acusa de perfidia al duque Paulo y a la Septimania, que le secundó en la rebelión.
  31. n173 Si a eso se añade la importancia que tiene la fidelidad en la Historia Wambae regis (A. Barbero y M. Vigil, La formación del feudalismo en la Península Ibérica, pp. 137-140),
  32. n173 hay que concluir que el silencio del obispo toledano es muy significativo, y que su testimonio es otro argumento más contra la pretensión de convertir a los vascones en unos campesinos rebeldes.
  33. Que todos —o casi todos— fueran “bárbaros”, “feroces” y “pérfidos” no significa que fueran iguales y que esos calificativos carezcan de sentido.
  34. Cada uno lo fue a su manera (y en distinto grado). Los vascones fueron los “bárbaros interiores” n174.
  35. n174 El calificativo, que ya empleé en Domuit Vascones, se basa en la tesis de doctorado de M. Rouche (L’Aquitaine des Wisigoths aux Arabes, 418-781), que, sin embargo, no llegó a utilizarlo.
  36. n174 También lo ha visto así J.J. Larrea (“Aux origines…”, p. 130), que ha criticado, con razón, la exageración cometida por M. Rouche al escribir que el vascón de los primeros siglos de la Edad Media había “salido intacto de lo más profundo del Neolítico” (p. 109).
  37. n174 Además, como he demostrado, M. Rouche cometió fallos importantes en sus análisis de las noticias sobre los vascones peninsulares, porque no conocía suficientemente la historia española.
  38. n174 Pero todo ello no afecta a la validez de su estudio sobre los wascones de Francia, cuyos argumentos desconozco que hayan sido criticados.
  39. En todo caso, su barbarie (o subromanización) resulta mucho menos discutible que la de otros.
  40. Ciertamente, esa coincidencia de todos en la barbarie y en los calificativos que se le asocian se explica porque se trata de acusaciones que se hacen al otro, que, además, generalmente es un enemigo.
  41. Y esto es una prueba más de que los vascones no fueron unos campesinos rebeldes, sino gentes externae.
  42. Por consiguiente, aunque se probara que la barbarie es un tópico sin fundamento —que no lo es, como se ha comprobado—, todavía quedaría todo para demostrar que los vascones fueron unos súbditos contumaces.
  43. Finalmente, hay que señalar que los historiadores que hemos estudiado la historia de los vascones en los primeros siglos de la Edad Media nos hemos basado en el análisis de las noticias,
  44. y no en los calificativos que les dieron o en los versos que les dedicaron, que han tenido un lugar secundario y marginal hasta que J.J. Larrea centró su atención en ellos.

4 respuestas a «Secundiano de Arratia al servicio de Hotar, hijo de Orcotar: ¿spoiler de Mikel Pozo (en prensa)?»

Bai, bai, ezagutzen dut webgune bikain hori (eta gustatuko litzaidake egilearen izenarekin aipatu ahal izatea). Saltus mitoaren gainean ImagoPyrenaei-ek (27.04.2012) ematen duen aipu biok ezagutzen ditut hoberen Santos Yanguas, J., «¿Todavía saltus frente a ager en territorio vascón?» Boletín Arkeolan, 15, 2008, págs: 165-171 y Urteaga, M., «El Vasconum saltus y Oiasso», Boletín Arkeolan, 15, 2008, págs: 171-184).

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