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La bibliografía Vasco común antiguo

¡Por fin pace Lakarra (2014)!

Por fin Joseba Lakarra aplica su ciencia a uno de los temas –en mi opinión– más apasionantes de la historia lingüística vasca: el euskera común del siglo VI (o ‘vasco común antiguo’, o euskara batu zaharra, EBZ, como lo llama él en su artículo Gogoetak euskal dialektologia diakronikoaz: Euskara Batu Zaharra berreraiki beharraz eta haren banaketaren ikerketaz, traducido ‘Reflexiones en torno a la dialectología diacrónica del euskera: sobre la necesidad de reconstruir el vasco antiguo común así como de estudiar su fragmentación’), a cuya publicación (anunciada hace un año en FiloBlogia) no he accedido hasta hace escasos días: Irantzu Epelde Zendoia (comp.) (2014). Euskal dialektologia: lehena eta oraina. Anejos del Anuario del Seminario de Filología Vasca Julio de Urquijo, 69.  Irantzu Epelde Zendoia (comp.) (2014). Euskal dialektologia: lehena eta oraina. Anejos del Anuario del Seminario de Filología Vasca Julio de Urquijo, 69.

Comencemos por el resumen de Lakarra (2014):

«La obra de Mitxelena de 1981 Lengua común y dialectos vascos supuso un hito en la dialectología histórica del euskera. Desde entonces el protovasco ya no se considera el punto de partida de los dialectos vascos modernos, sino que habría que asociar su origen a un vasco común datable en los siglos V o VI, en el marco histórico descrito por Barbero y Vigil. Nuestra aportación persigue dos objetivos. En primer lugar, exponer la necesidad de una definición lingüística del vasco común antiguo, ya que Mitxelena dejó inédita esta tarea, y hacerlo además en la línea de otras tradiciones lingüísticas consolidadas, es decir, tomando como base las innovaciones de los estadios previos de la lengua, nominalmente del protovasco moderno. Con este fin, nuestro punto de partida será el análisis de dos docenas de innovaciones fonológicas y morfológicas. En segundo lugar, nos proponemos aclarar que la fragmentación de la forma común en las 8, 12 o 6 variantes dialectales contemporáneas no se produjo de una vez, sino, como en otras partes, en forma de ramificaciones binarias progresivas. Finalmente, deseamos probar la necesidad de basar la investigación no en el entendimiento del panorama actual como un estadio ucrónico perpetuo, sino en la variablidad inherente a cualquier lengua, incluso dentro de la propia dialectología diacrónica del euskera.»

En próximas entradas de Trifinium trataremos de recoger los datos más valiosos de Lakarra (2014), pero por ahora valgan tres provocadores comentarios:

  1. Lakarra me ha hecho sudar en la traducción de la última frase de su resumen «la necesidad de basar la investigación no en el entendimiento del panorama actual como un estadio ucrónico perpetuo», que he trasladado lo más literalmente que he podido de su traducción inglesa the need of grounding the research not in understanding the modern picture as an everlasting uchronian setting. El original me resulta todavía más opaco euskal dialektologia diakronikoa ere, ez egoera modernoa betidanikotzat ukronikoki ulertuaz, baizik eta hizkuntzak berezko duen aldarkotasuna oinarritzat hartuaz aztertu behar da. ¿Qué es un ‘estadio ucrónico perpetuo’? ¿Un estadio reconstruido a partir de datos hipotéticos tomados sin criterio de cualquier época anterior? ¿Un aviso a navegantes? ¿’Fina’ ironía aplicada a esfuerzos recientes de otros dialectólogos vascos?
  2. Leer con provecho a Joseba Lakarra es sin duda un reto exigente, dada su opacidad y falta de empatía con el lector (como él mismo confiesa con falsa modestia nire idazkera traketsa, ‘mi redacción descuidada’).  Es obvio que Lakarra elabora primorosamente sus textos, aunque no en beneficio del lector. Este es el principal motivo por el que he venido justificando la exclusión en mis lecturas de su bibliografía anterior, orientada –buena parte de ella– a reconstruir un ideal protovasco antiguo o preprotovasco. Este artículo de 2014 se aproxima, sin embargo, a un estadio histórico del euskera aprehensible e infinitamente más interesante, que es además fundamental para entender el origen y desarrollo de los dialectos vascos modernos, así como los efectos del contacto vasco-románico (tema principal de Trifinium).
  3. En las primeras líneas del resumen creo que Lakarra va más allá de constatar el error de la dialectología tradicional vasca de atribuir el origen de los dialectos vascos a una época prehistórica, entroncándolos con las hablas de unos supuestos pueblos eúskaros prerromanos, vg. caristios, várdulos, vascones, aquitanos (que como se va sabiendo ni eran pueblos cohesionados, ni poseían identidad étnica, ni en todos los casos eran eúskaros). Y es que Mitxelena hace 30 años no tuvo ningún éxito con su idea contraria al origen ancestral de los dialectos vascos, que no solo permanece en el acervo popular sino que además se prodiga por doquier, por ejemplo en los materiales escolares, incluso de universidad. ¿No ha dedicado el propio Lakarra la mayor parte de su labor investigadora a pergeñar un protovasco prehistórico, un origen purificado, una explicación axiomática de la auténtica idiosincrasia lingüistica vasca? ¿No son las primeras líneas de pace Lakarra 2014 un mea culpa encubierto? Yo así lo creo y por ello mi júbilo: ¡por fin Lakarra abandona –aunque sea momentáneamente– un –nunca mejor dicho– ‘ucrónico Paleolítico lingüístico’ y se aproxima a fechas históricas mucho más significativas y servibles!

Lakarra 2014 contiene muchas páginas (85, anexo incluido, con 186 densas notas a pie de página) que habrá que escudriñar con paciencia. Esa será una de nuestras principales tareas del recién estrenado 2015, sin olvidar el nuevo hallazgo Olga Timofeeva y sus corpus de anglo-latin e inglés antiguo, así como otras fuentes bibliográficas relacionadas (vía Máximo Torreblanca y Emiliana Ramos Remedios), por citar lo más urgente.

9 respuestas a «¡Por fin pace Lakarra (2014)!»

Me han llamado poderosamente la atención las notas 139 y 150 (además de la 152, claro), por ser materia que se ha tratado antes en Trifinium.

[Comienza nota 150 de Lakarra 2014:215 (la traducción es nuestra)]

Con todo, «hubo un tiempo en que los lingüistas pensaban que el lugar de origen de una lengua matriz podía deducirse de la ubicación de sus lenguas filiales, pero este supuesto resultó ser una falacia» (at one time linguists used to argue that the original locus of a mother language could be deduced from the location of its daughter languages, but this was shown to be fallacious Sims-Williams 2012: 2; así como Mallory 1997 y Nichols 1997). Cuando me disponía a dar por terminado este trabajo, he sabido por mi amigo Juanjo Larrea que Mikel Pozo tiene a punto de concluir un estudio que coincide mucho con nuestra propuesta de fragmentación del vasco antiguo común. Su análisis histórico respalda una formación sociopolítica singular entre Pamplona y los Pirineos en torno al siglo V, que se expandirá hacia poniente en las generaciones siguientes y que tendrá una conexión directa con el origen del reino de Pamplona posterior. Hay que tener paciencia, pero es excitante descubrir que de forma independiente con los datos lingüísticos se produce un paralelismo histórico y previo a dar por probada nuestra hipotética explicación dentro de la lingüística diacrónia.

[Fin de nota]

[Comienza nota 139 de Lakarra 2014:207]

Dejo para otra ocasión las posteriores confusiones de i-u > u-u y -i, -e, -u. Estoy lejos de Zuazo en las conclusiones, pues asimismo estoy lejos de él en los planteamientos:

El momento álgido de la fragmentación dialectal se encuentra, tal vez, entre los siglos XI y XII, al producirse la fractura del Reino de Navarra. Parece ser, sin embargo, que el área occidental se había distanciado del resto de las regiones vascas en una época anterior, quizás hacia el siglo VIII (2010: 163). He de decir, en segundo lugar, que el dialecto occidental es con mucho el más divergente, el que mayor número de cambios lingüísticos ha producido. Eso parece indicar que fue, tal vez, el primero en desgajarse del resto de los dialectos. Es posible que el alejamiento de Alava y Vizcaya del Reino de Navarra, y su acercamiento al Reino astur, en el siglo VIII, y, más tarde, al Reino de Castilla, tenga algo que ver con ese hecho (Zuazo 2010:192).

No acabo de ver cuáles son las pruebas lingüísticas de esta afirmación, ya que no se analiza ningún cambio de rasgos prehistóricos antiguos y las intuiciones que podamos tener sobre la situación moderna no da pie a saber cómo fue el estadio anterior. Los cambios son producto de la reconstrucción, no fotografías estáticas (véase la nota 8 y las referencias allí citadas, así como el fragmento que tomo de Mark Post 2012:88 cuando propongo el árbol de §5.3). Téngase en cuenta también lo que se menciona en la sección §2 sobre el vasco antiguo común de Mitxelena; pues si no está de más que aprovechemos el trabajo de los historiadores, conviene previamente hacer los deberes de lingüista. O dicho de otra forma, creo que si deseamos obtener conclusiones lingüísticas, debemos agotar antes el análisis de las propiedades y principios lingüísticos. Porque será preciso abordar en términos y estadios lingüísticos los desarrollos lingüísticos que queremos explicar, por muy interesantes (incluso necesarias) que sean las aportaciones de los historiadores. De otro modo, se corre el peligro de malentender o soslayar, antes si quiera de empezar a estudiarla, la cronología de los distintos desarrollos del sistema de la lengua (cf. Sims-Williams 2012, entre otos autores).

[Fin de nota 139 de Lakarra 2014:207]

¡Ya sabemos a qué navegante se dirigía el reproche que cierra la introducción del artículo! (Desde el principio lo intuíamos.) Habrá que elaborar en otro momento una argumentación más pormenorizada, pero quiero adelantar que veo muy acertada la cronología intuida por Zuazo para situar la bipartición temprana del euskera occidental (mendebaldeko euskara, EM). Yo también considero que por motivos históricos, pero también lingüísticos, el momento más propicio para datarlo es el siglo VIII (concretamente, a partir de 711). Existe, creo, una prueba lingüística simple pero contundente (como hemos expuesto antes en Trifinium) y que reproduzco de forma resumida:

Si con Mitxelena y el propio Lakarra datamos el vasco antiguo común entre finales del siglo V y comienzos del VI, las primeras innovaciones occidentales tuvieron que darse entre esas fechas y los siglos IX y X, ya que para entonces estas innovaciones se habían expandido por la Rioja Alta, zonas limítrofes de Burgos, así como por los valles cantábricos desde la cuenca del río Deba hasta la del Nervión. Y ese periodo intermedio no es otro que el que discurre entre los siglos VII-IX, y que coincide con las circunstancias que muy bien ha intuido Zuazo (2010) en la cita de arriba.

Pace? Usteak erdia ustel, Joseba.

Lakarrarentzat saihetsezina bide da iraindu barik idaztea. Haren ohiko estilo ilun, ulergaitzean, ohiko petralaldi ozarrak datoz testuaren hasiera-hasieratik. Bat aipatzearren:
(Federico Krutwigi buruz)
«Jauna-rena ezin zaio ukatu, noski, baina bai gainerakoak, nik dakidala ez baitzen ezertan doktore(eta lizentziadun?) izatera iritsi —are gutxiago hizkuntzalaritza historiko eta konparatuan— bere idazmolde hanpatu xamarrak gora-behera:
[…]
Badira gehiago ere eta betekada on bat nahi duenak jo lezake haren Vasconia Computer Shock 2000-ra. Dagoeneko Krutwigi buruz bada bere garaikideen zenbait juzku, hizkuntzalaritzaz landako egilearen bestelako alor kuttunez, haren ikuspegi zabalago osoagoa emanaz, jakina: «Vasconia es el libro de un diletante con un tupé extraordinario: el necesario para no sólo hablar de lo que no sabe, sino decidir sobre cuestiones complejas que dividirán a los entendidos in saecula saeculorum» (J. Ugarte, apud Azurmendi 2012: 48).

Jordi: ba, ados nago Krutwigi buruz Lakarrak esaten duenarekin, hots «ez baitzen hizkuntzalaritza historiko eta konparatuan doktore (eta lizentziadun?) izatera iritsi».
Lakarra euskal hizkuntzalaritzan adituenetarikotzat dut, eta nire miresmen osoa dauka. Bere materialak saihestezinak dira. Gustatzen ez zaidan bakarra da duen idazteko estilo barroko, ilun eta (maiz) larderiatzaile hori. Baina nik badakit pertsona bikaina dela 😉

Kaixo Joseba:
Eskerrik asko erantzunagatik, eta hartu, mesedez, hitz hauek adiskide batenak bezala.
Beharbada, ni ere ados egon ninteke mamiarekin; baina, inondik ere ez, adierazteko erarekin. Era horretan esan behar da hori? Are gehiago; egokia da aipua? Harira dator?, Ala petralaldi bat da?
Honez gero, Lakarrak jakin beharko luke adierazteko erak duen garrantzia (bere idazkera alde batera utzita). Hori besterik ez nuen esan nahi. Eta ematen dit nahiko ados gaudela.
Bestalde, gehitu nahi dut, nire iritziz, Lakarrak bere idazkietan sakabanatu ohi dituen ozarkerietan-edo, badela askotan ezaugarri amankomun bat, iraganeko pertsona batez berba egitean: epaitua testuingurutik at juzgatzea. Eta hori erabat ez zientifikoa da.
Bestalde, uste dut ez garela ados egongo, Joseba, (egongo ahal gara!) beste kontu honetan:
Ematen du, Lakarrak “ezin kabituz” entzuten ziolako Koldo Mitxelenari, haren jarraitzailea eta defendatzailea dela. Nire ustez, hain zuzen ere, horrexegatik, aurka egin izan dio, ia beti, Errenteriako hizkuntzalariari. Adibide bat baino ez dut jarriko nire iritziaren argigarri. Azpimarrak nireak dira.
Koldo Mitxelenak zioen:
“No se me oculta ni podia ocultárseme el caracter más que ESPECULATIVO de lo que va a seguir. Nunca he sentido entusiasmo por penetrar en los terrenos tan deslumbrantes como resbaladizos de la pura posibilidad, pero acaso convenga tambien en este caso, como en otros, hacer EXCEPCIÓN A LA REGLA. Esto, además, no deja de ser en nuestro caso un expediente casi seguramente rentable, por lo que me han enseñado largos años de actividad profesional” (Lengua común y dialectos vascos; ASJU, 1981.)
Lakarrak, “aulkian ezin kabituz” entzun zuenaz, hauxe dio, ordea:
“Mitxelenaren lan horrezaz geroz, euskal dialekto modernoak (zeinahi ere diren) EZ DIRA aitzineuskararen (AE) dialekto, ezta euskal tribu zaharrei legozkiekeenak ere, hori baino zortzi edo hamar bat mende geroagoko Euskara Batu Zahar (EBZ) batenak baizik”
Nire iritziz — betiere— askok bestela uste duten arren, Lakarra agertuko da euskalaritzaren historian zerikusi handiagoa zuelako Soloeta-Dimarekin, Koldo Mitxelenarekin baino.
Adibide bat baino ez da, eta hamaika ekar zitezkeen hona. Zeren, konturatzen bazara, Lakarraren langintza ia osoa erabat temerarioa izan da. Mitxelenak salbuespen zuena, Lakarrak eguneroko ogia du; eta okerrena, inongo autokontzientziarik gabe, Mitxelenak ez bezala. Esate baterako, KBK erroaren hipotesia, eta haren Hiztegi Etimologikotik irakurri ahal izan ditugun zenbait etimologia, antza denez, bere hipotesietan oinarriturik.
Abiaburuzko dogmekin, nekez egin daiteke aurrera zientzian. Mitxelenak ezin hobeto zekien hori. Horrexegatik diot, nire iritziz, Lakarrak Soloeta-Dimarekin zerikusia handiago duela, beste inorekin baino… baina 100 urte geroago.
Krutwigen aipua esanahitsua iruditu zait —eta adibide bat baino ez da, artikulua halako impertinencez josita baitago, berriro ere— biltzen zuelako, batetik nola, zientziaren aldetik, Lakarra, askotan, XX. mendeko parametroetan mugitzen den; eta bestetik, nola oraindik kontuak nahi dituen kitatu haiekin.
Bukatzeko, nik behintzat ez dut imajinatzen Koldo Mitxelena inoren hitzaldia “ezin kabituz” entzuten. Are gutxiago, euskera zaharraren inguruan.

Barka oso luzea izan bada erantzuna. Besterik ezean, hizki larriak erabili ditut,azpimarrak egiteko. Besarkada bat.

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