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Besga Marroquín (2001)

Armando Besga Marroquín aborda en esta ponencia de 2001 la situación política de las Vascongadas durante los siglos VIII y IX, uno de los temas más manidos «dada la escasez de la documentación». Con todo, el autor sostiene que «el análisis de los indicios documentales permite afirmar que Álava (menos la Rioja) y Vizcaya se integraron en el Reino de Asturias desde el reinado de Alfonso I (739-757), mientras que Guipúzcoa, salvo su borde más occidental, conservó su independencia hasta los alrededores del año mil en que se incorporó al Reino de Pamplona«ASTURES ET VASCONES: LAS VASCONGADAS Y EL REINO DE ASTURIAS. EL P AIS VASCO ENTRE LOS SIGLOS VIII Y X (EN PAPEL) ARMANDO BESGA MARROQUIN , AUTOR-EDITOR, 2003.

La referencia completa es: Armando Besga Marroquín (2001). El Reino de Asturias y las Vascongadas‘. En La época de la monarquía asturiana. Actas del simposio celebrado en Covadonga en 8-10 de octubre de 2001. Nos servimos de la transcripción realizada por Antonio Castejón (que reproduce fielmente el texto de la ponencia, salvo las notas a pie de página). Realizamos en esta entrada para Trifinium un nuevo ejercicio de extracción de datos dentro del proyecto NeLHi: Enlazando la historia de nunca acabar (Universidad de Deusto, topHistoria). .

Enumeramos a continuación los fragmentos tomados de la transcripción de Besga Marroquín (2001), con leves retoques que simplifican y adaptan el texto a la segmentación:

  1. Las relaciones de las Vascongadas con el Reino de Asturias en los siglos VIII, IX y X constituyen el tema de la historia de este territorio sobre el que más se ha escrito
  2. Las penurias de la documentación apenas permiten tratar otros asuntos de esos siglos
  3. Se ha querido dar trascendencia política a la situación de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya en los últimos siglos del primer milenio, primero en relación con la cuestión foral y después con la justificación o crítica de los planteamientos del nacionalismo vasco
  4. La península hasta Alfonso III (866)En las obras de síntesis coexisten distintos planteamientos sobre la situación política de las Vascongadas durante la época del Reino de Asturias
  5. Hace falta un análisis exhaustivo de todos los datos porque la naturaleza de cada uno de los indicios permite varias interpretaciones
  6. Ahora solo se van a señalar las líneas maestras de la solución y dejar su argumentación para posterior ocasión
  7. Hay que recordar que las Vascongadas carecían de unidad en los siglos VIII-X, pues ha sido la historia posterior la que se la ha dado
  8. Por ello la solución puede no ser la misma para Álava, Vizcaya —que eran más pequeñas que las actuales- y Guipúzcoa, que probablemente ni siquiera existía
  9. Hay tres soluciones posibles de muy desigual valor (n2)
  10. La primera solución es la de la integración de las Vascongadas en el Reino de Pamplona
  11. Pero pese a la aceptación que tiene esta creencia, no puede argumentarse con ningún indicio hasta el año 984 (n3)
  12. Será con Sancho III el Mayor cuando se extienda la autoridad del rey de Pamplona por Álava y Vizcaya como consecuencia de la crisis del condado de Castilla
  13. La crisis del condado de Castilla fue provocada por la minoridad del infante García (n5)
  14. El primer indicio para adelantar la vinculación de estos territorios con Pamplona es el arbitraje de Sancho Garcés II entre el obispo alavés Munio y el abad de San Vicente de Acosta (Cigoitia) por el cobro de unas tercias sobre unas iglesias dependientes del citado monasterio (n4) Reino de Pamplona con Sancho III
  15. El segundo indicio es la presencia de este obispo alavés Munio en la corte del monarca navarro en el año 987 (n6)
  16. Pero estos dos testimonios relacionados con el obispo alavés Munio chocan con datos más claros sobre la soberanía del territorio
  17. El primero es que en el 988 Munio es mencionado en un documento de San Millán de La Cogolla calendado por el rey de León Bermudo II, el conde de Castilla García Fernández y su tenente en Álava Alvaro Sarracínez (n7);
  18. El segundo es el hecho de que en el 989 el obispo alavés Munio murió en San Esteban de Gormaz formando parte del ejército castellano que trataba de detener una nueva invasión de Almanzor
  19. Estos hechos zanjan con claridad todas las especulaciones que pueden hacerse sobre la dependencia política de este personaje (n8)
  20. Por tanto, no existe ninguna base documental para sostener la pertenencia de algún territorio vascongado al Reino de Pamplona antes del siglo X
  21. La propuesta es inverosímil para el período de vigencia del Reino de Asturias
  22. Ángel Martín Duque  (Universidad de Navarra)Como ha defendido Ángel J. Martín Duque, y han aceptado ya bastantes autores, es probable que ni siquiera existiera un reino propiamente dicho en Navarra antes de la época de Sancho Garcés I (905-925)
  23. Es la época correspondiente al final del reino astur (n9)
  24. Ha existido el prejuicio de considerar natural la integración de las Vascongadas en el Reino de Pamplona por la comunidad de origen entre los habitantes de Navarra y los de Álava, Vizcaya y Guipúzcoa
  25. Sin embargo, la historia del País Vasco muestra la escasa operatividad de este factor, ya que lo que ha predominado con gran diferencia es la integración de sus territorios en formaciones políticas ajenas a sus orígenes étnicos (n10)
  26. La segunda solución propugna la independencia de las Vascongadas, que sus habitantes habrían defendido ante los intentos de conquista del Reino de Asturias
  27. Pero esta propuesta no tiene tras de sí ningún indicio documental siquiera discutible
  28. Su argumentación se basa en dos planteamientos teóricos
  29. El primero es el argumento del silencio, cuya mejor defensa fue realizada por Andrés E. de Mañaricúa
  30. Andrés de Mañaricúa (Auñamendi)Andrés E. de Mañaricúa ha sido también el autor que ha publicado el último análisis importante sobre la cuestión (n11)
  31. Pero el argumento del silencio, siempre insatisfactorio, lo es aún más en este caso
  32. Por una parte, no es la única vez en la historia del País Vasco en la que desconocemos un proceso de integración: también se ignora el momento de la conquista romana
  33. Por otra parte, también se desconoce el primitivo proceso de ampliación del Reino de Asturias hacia el este y oeste y, sin embargo, su existencia es indudable en el reinado de Alfonso I
  34. Además, la independencia de lo que podemos llamar Saltus Vasconum en época visigoda ha dejado multitud de testimonios en obras de todo género
  35. Por ello, el supuesto silencio de los siglos VIII, IX y X no puede servir para acreditar ésta u otra propuesta
  36. Si se ha utilizado es porque ha ido acompañado de un prejuicio sobre cómo deberían de comportarse los vascones de aquel tiempo
  37. Por último, hay que señalar que ese silencio no es completo: existen voces y aunque la mayoría son discutibles, no resulta verosímil negarlas todas (n12)
  38. El otro argumento es considerar que la independencia de la época visigoda se perpetuó hasta que se puede evidenciar la integración de los territorios vascongados en un reino vecino
  39. Pero tan válida, o inválida, es la propuesta contraria: partir de la dependencia comprobada y retrotraerla en el tiempo hasta el momento en que se puede probar documentalmente la independencia
  40. Si el primer planteamiento ha prevalecido sobre el segundo es por la imagen del vascón indómito, que pese a su gran aceptación, es más un tópico que una realidad
  41. La historia ofrece un País Vasco siempre dividido y generalmente integrado sin problemas en estados cuyo centro se encuentra fuera de su territorio (n13)
  42. No hay ningún motivo para considerar que la perpetuación de la independencia es una hipótesis más razonable que la contraria
  43. Al contrario, el siglo VIII supuso unos cambios tan importantes, que bastantes autores prefieren esta centuria para fijar el comienzo de la Edad Media
  44. Las grandes transformaciones son evidentes en España y Francia, y, en concreto, en las áreas vecinas al País Vasco
  45. Las grandes transformaciones también se pueden acreditar en el interior del territorio vasco
  46. Antes de que culminara la conquista de Aquitania por Pipino el Breve, los wascones del sudoeste de Francia presentaron en el 766 su sumisión al rey franco, sin haber sido atacados
  47. Estos wascones repitieron en los años 768 y 769 su sumisión al rey franco (n14)
  48. En el siglo VIII los wascones habían proporcionado sus mejores tropas a los duques aquitanos
  49. Si al norte de los Pirineos la independencia vascona terminó de esa manera a mediados del siglo VIII, no hay razones para suponer sin más que se prolongara al sur; además hay indicios que apuntan en sentido contrario (n15)
  50. Por consiguiente, ni el argumento del silencio ni el de la perpetuación de la coyuntura pueden probar algo
  51. La tercera solución es la de la integración de las Vascongadas en el Reino de Asturias
  52. Esta es la única teoría que puede argumentarse documentalmente
  53. Son muchos los indicios que pueden aducirse, si bien sólo afectan a Álava y Vizcaya
  54. De Guipúzcoa no se sabe nada entre el 456 y el 1025
  55. Códice Albeldense o Vigilano. Manuscrito  976 El EscorialEl punto de partida es la Crónica Albeldense en el mismo momento de su terminación
  56. Según la Crónica Albeldense, en los años 882 y 883 el conde alavés Vela Jiménez defendía la frontera del Reino de Asturias (n16)
  57. El que haya que esperar a una fecha tan tardía para tener noticia de un conde del rey asturiano en el País Vasco no resulta sospechoso
  58. Hay que recordar que el primer conde castellano conocido aparece en la documentación en el 852 (n17)
  59. En Cantabria no se evidencia ninguna figura del mismo rango hasta el año 924-925, en la comarca oriental y mejor iluminada por las fuentes, la Liébana
  60. En la Asturias de Santillana hay que esperar a la época de Fernán González (n18)
  61. Pero la documentación de archivo permite testimoniar la autoridad de los reyes de Asturias mucho antes del 882
  62. El más antiguo diploma alavés corresponde a la fundación de San Román de Tobillas en el año 822
  63. Tampoco se aleja mucho de la aparición de documentos en esta zona de España, iniciada en Mena el año 800
  64. Más cuando probablemente la fundación de Santa María de Valpuesta del año 804 afectó a tierras de Álava
  65. Ciertamente, casi todos esos diplomas se refieren a la zona más oriental de Álava, que llegó a formar parte del condado de Castilla
  66. También hay que recordar que en la donación de varias iglesias al monasterio de San Vicente de Acosta en el año 871 aparecen citados tanto lugares del norte como del sur, y al este y al oeste del Zadorra (n19)
  67. Aceptado que el Reino de Asturias se extendió por el País Vasco, el problema es averiguar cuál fue el momento en que se produjo esa integración y cuáles los territorios afectados
  68. Mirando hacia atrás desde el reinado de Alfonso III, ninguna coyuntura se muestra tan favorable como la del reinado de Alfonso I (739-757)
  69. En el reinado de Alfonso I se produjo la primera gran expansión de la monarquía astur
  70. Alfonso I ha podido ser considerado por ello el creador del Reino de Asturias (n20)
  71. A partir de este reinado comienzan los indicios que relacionan a las Vascongadas con el Reino de Asturias
  72. Uno es la repoblación durante el reinado de Alfonso I de las Encartaciones referida por la Crónica de Alfonso III (n21)
  73. Seguramente las Encartaciones eran entonces muy poco vascas
  74. Si hoy forma parte de Vizcaya es por avatares de la historia posterior
  75. Los otros dos indicios son susceptibles de distintas interpretaciones
  76. Voy a enunciar solo las pruebas certeras, pues la crítica de otras llevaría más espacio del que ocupa este trabajo (n22)
  77. La Crónica de Alfonso III señala que Alfonso I conquistó siete modestas localidades a orillas del Ebro (n23)Libro de los Testamentos (c 1118). Representación de Alfonso III de Asturias
  78. Es evidente que estas operaciones militares implicaron el paso de los ejércitos reales por Álava
  79. La versión Ovetense de la Crónica de Alfonso III incluye también a Velegia Alabense entre las ciudades conquistadas por Alfonso I
  80. La crisis del emirato es la causa principal de los éxitos del monarca astur
  81. En estas condiciones resulta inverosímil suponer que los indómitos vascones de las montañas de Álava y Vizcaya asistieran como meros espectadores a estas empresas bélicas en los territorios de su influencia
  82. Más razonable es considerar que, ante un enemigo común y las expectativas de una coyuntura muy favorable, los vascones más occidentales llegaran a algún acuerdo con el rey asturiano
  83. Esto nos proporcionaría una hipótesis para explicar el origen de la integración del País Vasco occidental
  84. Descarto la conquista, ya que no aparece en las fuentes ni es verosímil suponerla
  85. Por lo que recurro al pacto con los poderes locales para justificar la extensión del Reino de Asturias por el País Vasco
  86. Éste fue el procedimiento utilizado por la monarquía astur en su expansión por el resto de la cornisa cantábrica
  87. La integración de los wascones en el ducado de Aquitania durante un siglo constituye un precedente y un modelo que lo hace verosímil
  88. Hay que recordar que en Francia los wascones comenzaron atacando a sus vecinos del norte
  89. Lo que no impidió que después se aliaran con ellos frente al enemigo común que fueron los francos
  90. Ante los francos los wascones finalmente se sometieron a partir del año 766 (n24)
  91. Por tanto, nada tiene de extraño que en España otros vascones, cuya potencialidad militar ya no era la de antaño, se asociaran con los reyes astures
  92. Los reyes astures eran los herederos de sus antiguos enemigos, ante un adversario común (n25)
  93. El segundo indicio procedente del reinado de Alfonso I confirma la hipótesis
  94. La mención de Álava y Vizcaya en una crónica como la de Alfonso III que sólo refiere hechos relacionados con los reyes asturianos no puede tener otra interpretación que la de relacionar esos territorios
  95. Son territorios que aparecen así por primera vez en la historia, con el Reino de Asturias (n26)
  96. La Crónica de Alfonso III asegura que esas regiones fueron poseídas siempre por sus habitantes, pero esta afirmación no puede interpretarse en clave de soberanía (n27)
  97. Conquistas de Alfonso I según la crónica de Alfonso IIISu significado puede deducirse del contexto y éste es claro: la repoblación del Reino de Asturias durante el reinado de Alfonso I
  98. La frase en que se cita Álava y Vizcaya figura a continuación de la dedicada a enumerar las comarcas entonces repobladas y el namque que la encabeza asegura la relación (n28)
  99. En una crónica tan ideologizada como la de Alfonso III no es esperable encontrar un testimonio de la independencia de unos territorios cuyo dominio era un objetivo claro del reino astur (n29).
  100. A partir del reinado de Alfonso I las noticias que relacionan a las Vascongadas con el Reino de Asturias se multiplican
  101. Son importantes las que provienen del reinado de Fruela I, porque es el siguiente al de Alfonso I y porque son cuatro
  102. Son más noticias de las que se tiene para regiones como Asturias y Cantabria
  103. La misma cantidad que se posee para historiar la Galicia astur, cuyas similitudes en esa década con el País Vasco occidental son significativas (n30)
  104. Todo ello confirma la interpretación que se ha dado sobre el reinado de Alfonso I
  105. El primero de los indicios es la rebelión de los vascones que tuvo que someter Fruela I al comienzo de su reinado (n31)
  106. La rebelión implica la existencia de un dominio anterior, y la victoria, su perpetuación
  107. El enfrentamiento entre vascones y asturianos es indudable
  108. No hay alternativa para la rebelión de la Crónica de Alfonso III
  109. No tiene sentido imaginar que fuera el resultado de una invasión vascona (que hace tiempo que no se producía y nunca se había hecho en semejante dirección)
  110. Tampoco tiene sentido un intento de conquista asturiana, pues no se entendería por qué el cronista hubiera preferido transformarlo en una insurrección
  111. Tampoco tiene sentido dudar de la victoria
  112. Si el episodio hubiera acabado con un fracaso del rey Fruela I, hubiese bastado con silenciarlo en unas crónicas que apenas cuentan algo y cuyo objetivo es la exaltación de la monarquía (n32).
  113. El segundo indicio es el matrimonio de Fruela I con Munia (n33)
  114. Munia es una prisionera hecha en Álava
  115. El objetivo político es reforzar los vínculos que unían al País Vasco occidental con el Reino de Asturias
  116. El matrimonio ya había servido en la corta historia del reino para unir a Asturias y Cantabria
  117. Éste no fue el único enlace celebrado entre miembros de la familia real astur y destacados vascones
  118. Gracias a una noticia de Ibn Hayyan conocemos accidentalmente que una hermana de Bermudo I casó con un importante caudillo indígena (n34)
  119. En casi un siglo de historia del Reino de Asturias se contempla la sucesión de una reina vascona, de un monarca medio vasco, Alfonso II, y de un rey probablemente vasco, Nepociano (n35).
  120. El tercer indicio es la participación de Fruela I en la fundación en el año 759 del monasterio de San Miguel de Pedroso en la Rioja (n36)
  121. Esta fundación demuestra la integración de población vascona en el reino astur
  122. Por una parte, certifica la presencia de Fruela I al sur de unas tierras alavesas que no le eran extrañas
  123. Y, por otra, el diploma fundacional presenta al monarca asturiano rodeado por una serie de monjas que tienen nombres vascos o latinos, muy frecuentes en el País Vasco, como el de la propia reina
  124. Yves Bonnaz ha apuntado que algunas monjas pudieran ser parientes de la mujer alavesa de Fruela I (n37)
  125. Finalmente, el cuarto indicio es el ataque musulmán contra Álava del año 766 ó 767
  126. Fue silenciado por las crónicas asturianas, que no están para relatar fracasos cristianos (n38)
  127. No es verosímil suponer que cuando Abd al Rahman I se decidió, por fin, a dirigir un ataque contra el territorio peninsular que escapaba a la autoridad del Emirato lo hiciera contra una Álava independiente
  128. La peligrosidad de una Álava independiente para Al-Andalus no podía ser grande
  129. No es verosímil que  Abd al Rahman I atacara una Álava independiente existiendo en el norte una monarquía, que había crecido notablemente en los últimos años
  130. Y más si se tiene en cuenta la coyuntura turbulenta por la que atravesaba la España musulmana, que conoció entonces nuevas revueltas
  131. Lo razonable es considerar que al atacar Álava, Abd al-Rahman agredía el Reino de Asturias
  132. Las más de veinte campañas posteriores contra este territorio avalan esta interpretación (n39)
  133. La historia del siglo que media entre el final del reinado de Fruela I y la época en que tenemos acreditada de manera indudable la integración en el Reino de Asturias revalida estas conclusiones
  134. Durante período se producen dos rebeliones contra los reyes asturianos, una contra Ordoño I (850-866) (n40) y otra en los primeros años del reinado de Alfonso III (866-910) (n41)
  135. Estos hechos prueban las dificultades de la integración, no su inexistencia
  136. La rebelión implica el previo dominio asturiano, que, además, los reyes están dispuestos a mantener y que se restablece sin problemas
  137. Por otra parte, no hay que dar especial relevancia a la existencia de dos rebeliones en el siglo IX, pues toda la centuria está llena de episodios de ese género
  138. Sólo en Galicia Alfonso III tuvo que reducir cuatro
  139. Pero mucho peor era la situación en el antiguo Imperio Carolingio, en pleno proceso de desintegración
  140. También era mala la situación en Al-Andalus, donde en esta época la autoridad del emir se reducía por momentos, hasta que hacia el año 890 apenas se extendía por los alrededores de Córdoba
  141. Además estas dos fueron las últimas rebeliones contra el poder real de la historia vasca
  142. El enemigo de los vascones occidentales durante este período no fueron los asturianos, sino los musulmanes
  143. Los musulmanes realizaron una veintena de campañas contra Álava (n42), de tal manera que fue el territorio cristiano más atacado
  144. G. Martínez Díez ha podido escribir que a Álava le correspondió en suerte el convertirse en el yunque que en los siglos VIII y IX atrajo sobre sí los duros golpes de más del 80% de las campañas militares que los ejércitos de Córdoba desencadenaron contra el naciente reino astur (n41)»
  145. Que Álava fuera el principal objetivo de los ataques cordobeses indica que no era un país independiente
  146. De lo contrario no se entendería la política de los emires
  147. El objetivo de estas expediciones tenía que ser el Reino de Asturias
  148. Muchos de esos ataques afectaron también a la primitiva Castilla, cuya pertenencia al reino astur nadie pone en duda
  149. En bastantes ocasiones los historiadores musulmanes, al narrar estas campañas, confundieron a Álava y Castilla, cuyas fronteras todavía no estaban bien definidas
  150. Un estudio pormenorizado de estas campañas permitiría comprobar en ocasiones que el ataque musulmán era una represalia a alguna acción del monarca asturiano, o la presencia de éste en Álava
  151. O también a la lucha de vascones junto a otros súbditos del rey astur
  152. Los vascones occidentales también lucharon en las guerras civiles de los reyes asturianos
  153. Consta su participación en la guerra civil entre Ramiro I y Nepociano que tuvo lugar en el 843 (n44)
  154. Es una intervención muy distinta de las que pudieron tener los vascones en los conflictos del Reino Visigodo a favor de un usurpador
  155. En esta ocasión apoyaron con los astures al rey legítimo que, además, era seguramente vasco (n45)
  156. Otra prueba la tenemos en la Repoblación, el fenómeno histórico más relevante de la España cristiana de la época
  157. No sólo en la muy importante colonización de pobladores de origen vasco en el reino astur-leonés
  158. También en la repoblación de Álava por gentes de fuera del País Vasco (n46)
  159. Cabe hacer dos precisiones más
  160. La primera es que puede parecer que lo demostrado hasta ahora sólo afecta a Álava
  161. Sin embargo, la argumentación desarrollada es aplicable también a Vizcaya
  162. Vizcaya en la época del Reino de Asturias sólo aparece en las fuentes en la ocasión ya reseñada
  163. Pero la segunda cita de Vizcaya testimonia con claridad su dependencia del Reino de León
  164. Es la mención en las Genealogías de Roda del conde vizcaíno Momo
  165. El conde Momo se casó hacia el 930 con una infanta navarra (n47)
  166. En esa época, en la Península Ibérica, sólo la monarquía leonesa estaba dividida en condados (n48)
  167. Nada permite suponer que esa dependencia fuera reciente
  168. Al contrario, todo apunta a que Vizcaya estuvo incluida en un concepto amplio de Álava (n49)
  169. Su existencia puede acreditarse en los siglos XII y XIII, cuando la documentación es más abundante y locuaz (n50)
  170. Durante los siglos VIII y IX Vizcaya parece operar como un traspaís de Álava (n51)
  171. El vascuence de los habitantes de ambos territorios es el mismo, que significativamente constituye el dialecto más singular de todos (n52)
  172. El obispo que residió primero en Veleia y después en Armentia fue realmente el episcopus alauensis o in Alava
  173. Es decir, que el territorio comprendido entre el Nervión y el Deva que dependía de él fue «Álava» desde el punto de vista eclesiástico (n54, n55)
  174. No puede decirse lo mismo de Guipúzcoa
  175. Hasta el año 1025  Guipúzcoa permanece en una prehistoria sin Arqueología
  176. Se han aducido algunos argumentos a favor de su integración en el Reino de Asturias, pero carecen de fuerza probatoria (n56)
  177. La misma donación de Olazábal del año 1025 con la que Guipúzcoa entra en la historia parece indicar que su integración en el Reino de Pamplona era reciente (n57)
  178. Resulta difícil de imaginar que pudiera ser fruto de una usurpación, pues hasta esa fecha no constan acciones de ese género entre los Estados hispanocristianos (n58)
  179. Hay que concluir que la Guipúzcoa al oriente del valle del Deva, cuyos valles se orientan más hacia Navarra (n59), debió de permanecer independiente hasta los alrededores del año mil
  180. La segunda y última precisión debería referirse al carácter del dominio de los reyes de Asturias en Álava y Vizcaya
  181. La documentación apenas da para testimoniar su existencia, no obstante, algunas cosas parecen claras:
  182. Los territorios conservaron su independencia social, que fue compatible con la dependencia política
  183. Los poderes locales probablemente consolidaron su situación con el reconocimiento del reino astur (n60)
  184. Estos poderes locales disfrutaron de una gran autonomía, como lo prueban los cambios de soberanía que se produjeron en los siglos XI y XII, sin que mediara conquista, salvo tardía excepción
  185. Seguramente, los poderes del rey, que no debían de ser muchos, no estaban definidos (n61)
  186. Por la forma con la que se extendió la autoridad de la monarquía astur por el País Vasco occidental, pudo favorecer alguna de las rebeliones
  187. Las rebeliones testimonian las dificultades del proceso de integración pero prueban que los poderes del rey no eran sólo teóricos (n62)
  188. Cabe recordar finalmente el gran impulso que recibió en esta época la introducción de formas de vida mediterránea en Álava y Vizcaya
  189. Este proceso no debió de ser ajeno a su inserción en el Reino de Asturias, señal de su trascendencia (n63)

 

Fuente: Armando Besga Marroquín (2001). El Reino de Asturias y las Vascongadas. En La época de la monarquía asturiana. Actas del simposio celebrado en Covadonga en 8-10 de octubre de 2001. Nos servimos de la transcripción realizada por Antonio Castejón. No disponemos de las notas a pie de página.

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