Fernández Ordoñez (2011) ha demostrado la utilidad del cotejo sistemático de los datos disponibles en los atlas lingüísticos, en particular del Atlas lingüístico de la península ibérica (ALPI), para esclarecer aspectos clave de la diacronía del español. En este trabajo analizamos patrones geolingüísticos detectables en el Atlas de hablas locales del euskera (EHHA) que exhiben una serie de innovaciones cuyo centro parece sitaurse en la comarca guipuzcoana de Tolosa (Beterri), como ha sugerido Zuazo (2014).
Categoría: Los temas
La basílica bautismal tardoantigua hallada en 2009 en una intervención de urgencia por Miguel Loza y Javier Niso en la calle Nuestra Señora de Aiala de Alegría-Dulantzi aporta información clave para la reconstrucción histórica de Vasconia en los siglos oscuros entre el final de Roma y el principio de la Baja Edad Media (siglos V-XI). Es asimismo un elemento que ilumina y da cohesión a nuestro conocimiento de la diacronía del euskera y la evolución de sus dialectos, en particular al origen de la variedad occidental (según la denomina Koldo Zuazo, también llamada ‘dialecto vizcaíno’ o bizkaiera).
Uno de los aspectos más destacados de la basílica es la sepultura privilegiada de una mujer, hallada en la parte izquierda del ábside o sanctuarium, que Miguel Loza interpreta como la probable reliquia de una santa, posiblemente además aristócrata y mártir. La sepultura de la santa es la mayor y una de las dos más antiguas del yacimiento (primera mitad del siglo VI) y sería anterior a la construcción de la propia basílica protoparroquial y, por supuesto, muy anterior a la iglesia románica del XII, con advocación a San Martín.
La «vasconización tardía» o la «expansión vascona altomedieval» (tanto monta, monta tanto) son términos que se refieren a un mismo fenómeno que ilumina aspectos clave de la historia lingüística del País Vasco (Pays basque, Basque Country, Euskal Herria, Vasconia). Un leve matiz diferencia los dos enfoques; digamos por simplificar que el primero es ateo y el segundo agnóstico. ¿Respecto a la existencia de Dios, o la virginidad de María? No, respecto al dogma historiográfico de una supuesta continuidad ininterrumpida de la cultura vasca desde la prehistoria.
El arqueólogo Mikel Unzueta (2004) atribuye esta creencia al también arqueólogo y antropólogo Pere Bosch Gimpera (1923, 1932). El estudioso catalán habría sido el principal artífice de una teoría que ha calado muy hondo en el discurso identitario vasco, llegando a convertirse en dogma. Un dogma perseverante y arraigado, por ejemplo, en los materiales divulgativos y educativos sobre la cultura vasca (vg. Hiru.com, Gipuzkoakultura.net, Kondaira.net). La teoría de Bosch Gimpera se asienta en los siguientes tres pilares:
[Actualización 11.09.2015]
He mantenido conversaciones con colegas sobre la noticia que reseñamos más abajo y parecen confirmarse las dudas sobre la representatividad de las muestras analizadas, tanto de los individuos calcolíticos de la cueva del Portalón, como de su cotejo con los datos genéticos de la ‘actual población vasca’.
[Actualizado 22 de julio de 2015]
Equiparar territorios, genes y lenguas es un desafortunado error que suele estar inducido por la forma en que se divulgan algunas investigaciones (como por ejemplo las que vamos a comentar más abajo del grupo BIOMICs de la UPV/EHU, en particular Cardoso y otros 2011, sobre el ADN prehistórico de Santimamiñe, y Cardoso y otros 2013, sobre el supuesto sustrato genético preneolítico de los «vascos«). Cada vez es más frecuente recurrir a análisis filogenéticos para explicar la expansión antigua de determinados grupos étnicos o familias lingüísticas (eg. la expansión de las lenguas indoeuropeas), así como para fundamentar otras cuestiones de singularidad étnica o lingüística, como pueda ser el ampliamente proclamado origen preneolítico del euskera.
Queremos dejar claro, en primer lugar, que absolutamente todas las lenguas actuales poseen un correspondiente predecesor preneolítico, esto es, mesolítico, y son, por así decirlo, igualmente «antiguas» (salvo que sean criollas o pidgin). En segundo lugar, deseamos destacar que algunos paralelismos observados entre expansión territorial, genética y lingüística de ninguna manera permiten concluir que los territorios, ni mucho menos las lenguas, puedan identificarse con determinados linajes genéticos. Las poblaciones migran y se entremezclan a lo largo de los siglos, al igual que las lenguas se expanden o contraen, evolucionan, hibridan o fosilizan. Todos los humanos compartimos el mismo gen que supuestamente nos capacita para el lenguaje, FoxP2, aunque absolutamente ningún rasgo genético nos predispone hacia una u otra lengua. La genética de poblaciones no lleva a este extremo de causalidad la relación entre genes y lenguas, pero lamentablemente algunas publicaciones (como la mencionada de Cardoso y otros 2013) sí propician asociaciones «metonímicas» arriesgadas, como vamos a ver.
Hacemos estas aclaraciones al hilo de un comentario anónimo publicado en Trifinium hace unas semanas (Loiola, 10 de marzo de 2015) que justamente pone en correspondencia el territorio vizcaíno de Urdaiba con el ADN prehistórico de una mandíbula hallada en la cueva de Santimamiñe y la lengua vasca. Aportamos la traducción del comentario (revisada por el autor, salvo la negrita, que es nuestra):