Llevo un mes largo disfrutando de uno de los escasos 500 ejemplares de la tesis doctoral de David Peterson, que acaba de publicar este otoño el Instituto de Estudios Riojanos (con más de tres años de retardo desde que se defendiera en la Universidad de Burgos en otoño de 2006). El trabajo lleva por título Frontera y lengua en el Alto Ebro, siglos VIII-XI. Las consecuencias e implicaciones de la invasión musulmana.
Acumulo también un mes de retraso queriendo dedicarle una reseña, pero sufro un colapso por abundancia de información y otras distracciones (como entrevistas con especialistas, incluidas dos con el propio David, asistencia a coloquios y compromisos rutinarios).
El trabajo de David aporta pruebas que refuerzan la hipótesis de la vasconización tardía (como trataré de exponer de manera más pormenorizada en entradas posteriores). Pero su tesis aborda principalmente la islamización de la primitiva Castilla en los años posteriores a la conquista musulamana (Anwa) —desde 711 hasta 750— y la formación de una frontera que durará tres siglos (VIII-IX), generadora de una serie de singularidades de carácter lingüístico y cultural.
Juan José García González, catedrático de Historia Medieval en la Univesidad de Burgos y director de la tesis, declaró en el Diario de Burgos (30.08.2007) [via En el ángulo oscuro]:
Los miles de antropónimos árabes o beréberes de la documentación altomedieval meseteña hacen referencia a los tornadizos cristianos que se convirtieron al Islam al tiempo de la invasión. Creo aún más en ello desde que la relevante tesis doctoral de David Peterson ha abordado algunos de los aspectos planteados por Oliver Asín hace medio siglo.
La tesis de Peterson desafía la escasa relevancia que la historiografía tradicional ha reconocido a la invasión musulmana al norte del Duero. Desde Simonet 1897, hasta los trabajos más recientes de Martínez Díez 1994, Glick 1995, Rincón Álvarez 2003, Gil Fernández 2005, la teoría preponderante ha apoyado la idea de que la onomástica semítica castellana habría sido introducida por emigrantes mozárabes a partir del siglo IX. Peterson por el contrario sostiene que fue una consecuencia directa de la invasión musulmana en el siglo VIII.
Muy cerca de la divisoria de aguas que separa los valles del Duero y Ebro, en el corredor que comunica la Bureba (Burgos) y la Rioja, dirá David, «se erigió una frontera que perdurará durante aproximadamente tres siglos»:
Esta frontera política, que dividiría primero el Reino de Asturias de al-Andalus, y después Castilla de Navarra, tendrá también implicaciones y manifestaciones culturales, religiosas y étnicas, y es apreciable no sólo a partir de la fragmentada cronística y diplomática del periodo, sino también gracias a diversos registros onomásticos, sobre todo la toponimia.
De acuerdo con la hipótesis, la invasión musulmana no hace sino ahondar, con nuevos elementos una antigua frontera diocesana y administrativa.
Teniendo en cuenta la ambigüedad cronológica de la cronística árabe y el hecho de que los dos extremos del espacio estudiado parecen haber sido incorporados al sistema musulman durante campañas sucesivas, definimos el comienzo del periodo musulmanán en el periodo 711-714.
La desaparición de la frontera que nos interesa no coincide con el ocaso del control andalusí sobre nuestro espacio (hacia 750 en la parte occidental, y a partir de 924 más al este), sino que tiene lugar durante la primera mitad del siglo XI. A lo largo del reinado de Sancho el Mayor la monarquía navarra se introduce progresivamente en la mitad occidental (castellana) del Pasillo, y la reorganización territorial que sigue a la muerte de este monarca en 1035 es un momento conveniente para cerrar el proceso (Introducción, p. 21).
La obra reevalúa la trayectoria temprana del monasterio de San Millán de la Cogolla, que Peterson conoce como pocos especialistas y que vincula «íntimamente con la emergencia del Condado de Castilla».
Se sigue asimismo el rastro en la diplomática cristiana de una sorprendentemente significativa comunidad judía; y se calibra la expansión navarra al sur del Ebro en compás con la retirada andalusí del mismo escenario. Planteamientos nuevos para iluminar siglos oscuros.
En las próximas semanas dedicaremos nuevas entradas a este apasionante trabajo, particularmente en lo que atañe a las migraciones de vascoparlantes —oriundos en su mayoría de Álava— y que Peterson fecha en tres momentos precisos de la Alta Edad Media.
Se pueden leer extensos fragmentos de la tesis en Errioxa.com (2005). Asimismo Hartza se hace eco de algunos de los principales datos en Pax Celtibera (2007).
Referencias
- David Peterson (2009). Frontera y lengua en el Alto Ebro, siglos VIII-XI. Las consecuencias e implicaciones de la invasión musulmana.
- Jesús Gil-Fernández (2004). El latín tardío y medieval (siglos VI-XIII). Historia de la lengua española.
- Manuel Rincón Álvarez (2003). Mozárabes y mozarabías.
- Thomas F. Glick (1995). Cristianos y musulmanes en la España medieval: 711-1250.
- Hermógenes Perdiguero (coordinador) (1995). Toponimia de Castilla y León: actas de la Reunión Científica sobre Toponimia de Castilla y León, Burgos, noviembre de 1992.
- Francisco Javier Simonet (1897). Historia de los mozárabes de España.