En los debates sobre la autenticidad de los hallazgos de Iruña-Veleia participan voces muy dispares. Como en muchas otras ocasiones, se constata que las voces más expertas se manifiestan con prudencia, mientras que las menos expertas caen con facilidad en la descalificación y la ofensa.
En la comunidad científica existe el principio de que los trabajos que se presentan en público deben ser previamente evaluados por expertos con experiencia similar a la de los autores del trabajo. Esta práctica es conocida como evaluación interpares y es un requisito imprescindible para validar los méritos científicos, acreditar su fiabilidad y evitar, en lo posible, el fraude [1, 2].
El responsable de la excavación de Iruña-Veleia, Eliseo Gil, demoró (2005-2008) injustificadamente la exposición pública de sus hallazgos y aceptó someterse a una evaluación a regañadientes, después de que se lo exigiera la autoridad provincial (enero 2008). Tras el dictamen, no sólo se ha negado a aceptar las conclusiones, sino que además ha iniciado una campaña de resistencia y mofa («rodillo mediático e institucional«, «perdón por ser inocente«, «sábados de penitencia«).
La actitud por sí sola lo desacredita, especialmente ante el mundo científico (que dudo lo vuelva a tomar en serio en el futuro); pero lo más grave es que ha conseguido contaminar una parte de la opinión pública (incluyendo a algunos cronistas políticos de prestigio).
Determinados círculos de opinión han enarbolado además sus argumentos victimistas para prodigarse en ofensas contra los miembros de la comisión evaluadora («polvo macilento del profesorado mediocre«, «intereses de la universidad en gestionar el yacimiento«, «ciudadanía indefensa frente a los abusos de los poderosos«, «escándalo y fraude«, etc.), pervirtiendo la polémica y llevándola hacia donde nunca debió llegar.
Parecen olvidar que la evaluación de los hallazgos fue exigida por un cargo político perteneciente a Eusko Alkartasuna, una formación afín a la izquierda abertzale y libre, espero, de sospecha de colonialismo español o similar. Antes de que eso sucediera, el señor Gil disfrutó de muchos años para poder realizar sus excavaciones con toda libertad, durante legislaturas por cierto en las que el gobierno provincial recaía en manos del Partido Popular. (¡Qué habría sucedido si las circunstancias políticas hubieran sido a la inversa!)
Pero el colmo del affaire es, en mi opinión, la forma en la que se está poniendo en duda la valía ética y profesional de los expertos de la comisión. ¿Cómo se puede denostar a investigadores de la talla de Joaquín Gorrochategui o Joseba Lakarra, que por cierto son los discípulos que con más rigor y tenacidad han continuado la obra de Koldo Mitxelena?
Was Eliseo tricked? Es la pregunta que se hace el periodista Mike Elkin en el artículo The Veleia Affair publicado en Archeology (62.5, septiembre-octubre 2009) y del que recogemos más abajo algunos pasajes. Yo quiero creer que sí, que efectivamente Eliseo Gil fue burlado, aunque él niegue la mayor y trate por todos los medios de rebatir las conclusiones de los expertos con nuevos informes favorables y más comunicados de prensa.
Y no se encuentra solo; se acaba de crear (7.10.2009) la plataforma SOS Iruña-Veleia [3] en apoyo de Gil, entre cuyos firmantes figuran: 1. Koenraad Van den Driessche (doctor en Geología), 10. Xabi Otsoa de Alda (licenciado en Historia), 18. Juan Martin Elexpuru (filólogo), o 316. Jorge Mª Ribero Meneses (escritor); y hasta 1.192 personas más, a día de hoy.
El reciente informe (13.10.2009) de Héctor Iglesias (IKER. CNRS: UMR5478) ha supuesto sin duda un balón de oxígeno para Gil y sus seguidores. Como filólogo, se esmera en desmontar los argumentos de Gorrochategui, Lakarra y Velázquez. No creo que ninguno de ellos entre en el juego de la contrarréplica, no al menos a corto plazo. Y mientras no se produzca una rectificación, el veredicto por mi parte sigue siendo firme.
Y es que lamentablemente los informes de los expertos son unánimes y contundentes y ofrecen pocas dudas sobre la falsedad de las inscripciones. ¿De verdad alguien puede creer que, de haber sido genuinas, no estaríamos todos de enhorabuena, y los miembros de la comisión tanto o más que nadie? (e incluyo a Hendrike Knörr, quien con tanta emoción al principio y decepción después analizara de primera mano las inscripciones en euskera).
Se ofrece a continuación una breve hemeroteca con recortes de prensa y citas de algunos de los expertos que han participado en la comisión.
El Correo publicó el pasado sábado (12.12.2009) una entrevista con Xavier Aquilué, historiador catalán especializado en tardoantigüedad, director del Museo de Ampurias y asesor del nuevo plan director del yacimiento de Iruña-Veleia. Merece la pena destacar el siguiente extracto:
«Está claro que los grafitos son falsificaciones sobre cerámica romana. No es la primera vez. Ha pasado siempre en arqueología.Yo personalmente estudié unos grafitos ibéricos recogidos en la Universidad de Tarragona desde el siglo XIX que resultaron ser falsos. Desde siempre ha habido gente que vivía de reventar los yacimientos. En el siglo XIX, había una red de compra que vendía material a los anticuarios. Cuando se agotaban se traían de otros yacimientos porque vendía más tener el sello de Ampurias. Si miras la historia siempre ha habido falsificaciones por intereses políticos, por intereses económicos o de investigación. Nosotros no podemos caer en ese círculo.»
Añadimos las valoraciones de tres académicos británicos entrevistados en el artículo de Archaeology:
- Dominic Perring, director del Centro de Arqueología Aplicada (University College de Londres), afirma:
«Es extraño encontrar dos fragmentos de cerámica adjuntos con graffiti sólo en un lado, sin continuación en el otro. Si seleccionas ostracas para escribir en ellas, las seleccionadas son separadas de las rechazadas. Pero la estratificación no corrobora esta separación. Todo parece indicar que los graffitis fueron realizados posteriormente al hallazgo de las cerámicas. Pueden pasar cosas extrañas, pero lo auténticamente extraño sería que fueran genuinos.»
- Jonathan Edmondson, catedrático de Historia Romana de la Universidad de York, comenta las anomalías de la inscripción OCTAVIO AVGVSTO (ver réplica de Otsoa de Alda):
«El propio nombre es problemático. Al convertirse en Augusto dejó de ser Octavius. Cuando alguien era adoptado por una familia abandonaba el nombre de la anterior. Antes de que Julio César adoptara al hombre que le sucedería, éste era Gaius Octavius Thurinus y después fue Gaius Iulius Caesar. Y hasta que no consolidó su poder el año 27 a.C. no adquirió el título honorífico de Augusto, convirtiéndose en Imperator Caesar Augustus. Asimismo tenemos un problema con nuestra querida «Deidre», inscripción en la que también reparó la comisión, por tratarse de un nombre irlandés contemporáneo que además aparece escrito con una «D» inicial en mayúscula y el resto en minúscula, hábito muy moderno. No creo que se pueda calificar nada de lo encontrado como genuino. Hay demasiadas piezas sospechosas.»
- Aidan Dodson, egiptólogo de la Universidad de Bristol, dice asimismo que los jeroglíficos no son auténticos. En lo concerniente a las inscripciones en las que se lee Ramsés, Seti, Nefertiti y Nefertari, afirma:
«Son sin duda una broma. Nadie en la antigüedad clásica transcribiría los nombres egipcios de esa forma. Todas las referencias clásicas a los reyes egipcios se realizaban a través de formas griegas muy distintas de las transcripciones modernas, en las que se basan las halladas. Además las dos reinas habían sido olvidadas mucho antes de la época clásica. Debo decir que todo el asunto resulta estrafalario. Los jeroglíficos habían sido restringidos a los muros de los templos a finales de la primera centuria y la lengua egipcia por entonces se representaba en escritura demótica cursiva, no por medio de jeroglíficos. Por ello, a finales del siglo III ciertamente muy pocas personas serían capaces de leer o escribir jeroglíficos de forma fluida en el propio Egipto, y cabría esperar muchas menos impartiendo clases vespertinas en la península ibérica. Todo ello me huele a estafa.»
Isabel Velázquez, catedrática de Filología Latina de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la comisión de expertos, declaraba a El Correo (11.11.2009) tras su salida de los juzgados alaveses:
«A veces tengo la sensación de que estoy tratando de demostrar que la tierra es redonda. En Iruña Veleia todo es tan ilógico que fuera de aquí ni siquiera hay debate. Los grafitos latinos de Iruña Veleia no son auténticos y no se corresponden ni a las fechas propuestas para ellos, de mediados del siglo III d.C., ni a los siglos inmediatamente posteriores.
El informe lo he elaborado de forma independiente. Se me invitó a formar parte de un equipo para estudiar un yacimiento y acepté. ¡Pero si yo habría dado cualquier cosa por que esto fuese bueno! Uno espera toda la vida para encontrar algo así, y que sea falso es malo para todos.
Los textos están escritos no en latín, sino en un castellano con apariencia latina. ¡Eso sí que sería un bombazo, porque estaríamos ante la cuna del castellano! Hay palabras que es imposible que existiesen en aquel momento, signos de implicación matemática que nacieron en los años veinte, se utiliza el RIP en la cruz de Cristo, aparece la letra J que no existía y se usa con el valor de la J castellana actual… Hay una compilación de fenómenos aislados que responden a distintas épocas y todos han surgido apelotonados en Iruña Veleia.
Desde luego, en ciertas piezas hay clara apariencia de dolo. Por ejemplo, fragmentos con inscripciones que no terminan, porque se hicieron antes de que el elemento se rompiese; pues bien, cuando se le une la pieza que iba al lado, esas inscripciones no continúan.
¡Está hecho tan burdamente…! Es obra de una persona con un ‘barnicillo’ de latín, pero nada más: hay incoherencias, desajustes… Se ha pretendido imitar la lengua del siglo III y se ha hecho mal. Se habla de Octavio Augusto, una juntura moderna que en el mundo antiguo no existía… ¡Pero si sólo aquí, en Álava se habla de esto! En el resto del mundo no hay ningún tipo de debate. En caso de que hubiese una mínima posibilidad de que fuese bueno, esto estaría lleno de expertos de todo el planeta.
En 2007 ya le advertí a Eliseo que saliera de eso cuanto antes, pero no me hizo caso. Es un yacimiento espectacular, pero hay un contexto que lo está invalidando todo.
Al margen de los argumentos que esgrimen los expertos, en la sospecha de burla desde mi punto de vista son claves las declaraciones de los excolaboradores de Gil, Miguel Ángel Berjón, Jose Ángel Apellániz y Carlos Crespo. Reproducimos este fragmento del artúclo publicado por Josu Aranberri en El Diario Vasco (09.12.2009):
A mediados del mes de enero [de 2009], tres ex arqueólogos contratados por la empresa que dirigía Eliseo Gil en la excavación del yacimiento romano de Iruña-Veleia denunciaron «anomalías e irregularidades graves en el método empleado y negaron haber visto ningún grafito excepcional en el momento de su extracción».
Miguel Ángel Berjón, Jose Ángel Apellániz y Carlos Crespo, que trabajaron en el yacimiento entre el 2002 y el 2008, hicieron entonces pública una declaración conjunta en la que denunciaban el método de trabajo empleado por la empresa Lurmen, dirigida por Eliseo Gil, en las excavaciones de Iruña-Veleia, en relación a la aparición de grafitos de temática cristiana y de las palabras en euskera, considerados falsos por una comisión de expertos.
Aseguraron que tomaron la decisión de abandonar su trabajo el mismo día que Lurmen hizo pública la aparición de los grafitos excepcionales, «sin el conveniente respaldo y contraste científico». Entre estas irregularidades señalaron que participaron jóvenes de campos de trabajo y no personal cualificado para ello, así como que ninguno de los grafitos excepcionales fue detectado por ellos en el momento de su extracción, sino en el del lavado, en el que trabajaba personal de Lurmen.
Evitaron hablar de manipulación, aunque, según señaló Berjón, «a uno se le puede escapar uno, dos, cinco o diez grafitos, pero hay trescientos materiales con grafitos en uno de los sectores y trescientos no se te escapan, porque tendrías que ser el arqueólogo más burro del mundo».
Defendieron los tres profesionales que el hipotético hallazgo debería haberse protegido con medidas que garantizasen la fiabilidad del método utilizado, como la ralentización del ritmo de trabajo, un protocolo de lavado inmediato, un registro fotográfico y videográfico, o la dotación de personal con experiencia y titulación acreditada.
Y es que después de todo preferimos a un Eliseo Gil defraudado que defraudador.
Una respuesta a «¿Eliseo burlado?»
¿Mofa en los escritos de Eliseo Gil?.
Yo sólo veo mucho dolor, y no es para menos. Mofa ha habido, y mucha, contra Eliseo Gil.
Por ejemplo, cuando miembros de la Comisión se presentaron en el pleno de la Juntas Generales de Alava y hablaron de que habían encontrado pegamento (risas) y una inscripción con Descartes (Descojono general).
Eso es mofa, eso es tergiversar; y además, cobrando.