Un tema central y recurrente de Trifinium es la fragua del ‘vasco común antiguo’ VCA (euskara batu zaharra, EBZ), antecesor directo de los dialectos vascos. Un lugar análogo al Burgos donde, según varios autores, surgió a mediados del siglo IX la lengua romance que tiempo después se expandirá por el continente americano.
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El Atlas Lngüístico Vasco (Euskararen Herri Hizkeren Atlasa, EHHA) es una herramienta de inmenso valor para la historia de la lengua (y con ese fin la hemos usado en varias ocasiones, vg. 18/04/2020). Pero el hecho de que contenga solo datos contemporáneos hace que se cuestione su validez en la prospección de los periodos antiguos (Lakarra y otros, apud Urrestarazu, 2021). Sin embargo, los atlas lingüísticos tienen una larga tradición en dialectología, rama de la lingüística particularmente útil para el conocimiento de la historia de las lenguas (cf. Boberg, Nerbonne & Watt, 2018).
Comparto el guión, las diapositivas y el vídeo de prueba que he preparado para la charla encargada por Raíces de Europa en torno a la mano de Irulegui, el 21 de marzo de 2023 en Vitoria-Gasteiz. Los organizadores pronto colgarán el vídeo de la charla (de mucha más calidad que la prueba) en su canal de YouTube.
Versión provisional de un borrador, rescatado de la papelera, a punto de ir a dormir el sueño de los justos. Transcribo la última versión del 12 de junio 2019, que se irá adecentando y completando en los próximos días. Hay un artículo de Koldo Mitxelena, ‘Estratos en la toponimia alavesa‘ [apuntes], que aporta un precedente valiosísimo. Una versión preliminar de este borrador se presentó en II Encuentro de Onomástica, Amurrio (2016.11.05) con el título ‘Innovaciones occidentales de la toponimia vasca de Álava’ [diapos] [vídeo]. Estoy más satisfecho de las diapositivas que del vídeo.
Palabras clave: historia del euskera, toponimia vasca, contacto vascorrománico, préstamos latino-románicos en euskera, dialectología vasca, euskera occidental
Avances recientes en la reconstrucción de la lengua vasca en las fases previas al proceso dialectal así como el conocimiento cada vez más preciso sobre el origen y evolución de las áreas dialectales aportan indicios aclaratorios acerca de la estratigrafía lingüística del País Vasco. A ello cabe sumar la ayuda inestimable de la toponimia, relativamente bien documentada desde fechas cercanas al momento de su origen, sobre todo de la toponimia menor. Entre las fuentes que se conservan sin duda la estrella es De ferro de Álava o Reja de San Milllán, de 1025.
Llevo tiempo con la sospecha de que el vascoiberismo vuelve a tener vigencia, si bien a veces con otras denominaciones, vascoaquitanismo, galoiberismo, o más recientemente vascosardismo. Hay que advertir que todo lo que en lingüística vasca remonta los 1000 años sin remedio se convierte en un ejercicio especulativo. Por eso voy a intentar en esta entrada limitarme a agregar fuentes secundarias y no añadir una nueva adenda al corpus de conjeturas, aunque me temo que también. Los autores que deseo citar son por, este orden, Eduardo Blasco Ferrer (in memoriam), Joseba Lakarra, Christian Rico, Aitor Carrera Joaquín Gorrochategui, Eneko Iriarte, Francisco Marcos Marín, Ander Ros y Octavià Alexandre. El hilo conductor es la nueva hipótesis del vascosardismo, que resumen estas palabras de Blasco Ferrer:
«el azar no puede explicar de ninguna manera la equivalencia perfecta entre los morfemas reconstruídos o documentados del (proto)euskara y los morfemas documentados en numerosísimas unidades toponímicas libres, derivadas y compuestas del paleosardo» (Blasco Ferrer 2013:50).