Un enclave fascinante que desde pequeño me ha llamado la atención es el Condado de Treviño, perteneciente a la provincia de Burgos pero incrustado en el mismo corazón de Álava. Durante mucho tiempo he creído que sólo existía un Treviño, hasta que hace muy poco he descubierto que en realidad son muchos.
[Se dice que] los romanos denominaban trifinium a los puntos en los que convergían tres territorios. En el caso del Condado de Treviño, o Treviño de Ibida, se ha creído que debían de ser los territorios de várdulos, caristios y autrigones; o tal vez várdulos, caristios y berones.
Es difícil saberlo con certeza, porque a diferencia de otros trifinios, el de Treviño no está expresamente documentado. Hay muchos cabos sueltos.
La hipótesis de la Vasconización tardía plantea que estos pueblos prerromanos no eran éuscaros, como una parte importante de la historiografía vasca ha supuesto durante mucho tiempo, sino indoeuropeos como sus vecinos cántabros o turmogos.
Posteriormente estos territorios fueron romanizados tan intensamente como sus vecinos meridionales y occidentales. Pero con la caída del imperio el paisaje humano cambió drásticamente. Con el abatimiento de la autoridad imperial, decayó la economía y el comercio, comenzaron a cometerse saqueos y actos de pillaje. Los moradores de las principales poblaciones levantaron muros defensivos; otros muchos huyeron hacia zonas más seguras.
En el siglo V y VI diversos pueblos procedentes de Centroeuropa atravesaron el territorio vasco: alanos, suevos… Uno de ellos, procedente de Aquitania, tomó asiento en la Llanada Alavesa e implantó una nueva lengua. Con el paso de los años, esta lengua fue arraigando y expandiendose hacia el norte (Vizcaya y Guipúzcoa) y sur (Rioja Occidental y Bureba): estamos hablando claro está del euskera y este es el sentido que nosotros damos a la vasconización tardía.
Nota: Cambio introducido en el texto el 18.03.2014: «Los romanos denominaban» > «[Se dice que] los romanos denominaban»