Fue Isabel Echevarría quien nos señaló este valioso trabajo de Ander Ros Cubas sobre la toponimia del Alto y Medio Nervión, que ofrecemos en versión fragmentada como un ejercicio más del proyecto NeLHi: Enlazando la historia de nunca acabar (Universidad de Deusto, topHistoria).
- Ander Ros Cubas (2013). Apuntes críticos de onomástica vasca. Las lenguas antiguas del Alto y Medio Nervión https://www.academia.edu/5627526/Apuntes_críticos_de_onomástica_vasca
«Todo, evidentemente, es del color del cristal por donde se mira. José Luis Lizundia, en nombre de la Comisión de Onomástica de Euskaltzaindia, dictó que Barakaldo se debía escribir con k porque era una forma vasca, y para prueba daba Arakaldo (en clara argumentación circular) y Baraskaldo, nombre de un caserío de Mendata. Para éste último deberíamos de traer a colación Barasordas, nombre antiguo de la cala de Lemoiz de triste recuerdo de ensoñación nuclear conocida en la actualidad como Basordas. No sabemos qué puede ser Baraskaldo, por lo que estaríamos explicando lo oscuro por lo oscuro, actividad tan poco recomendable. Una grafía, ya sea k ya sea b no nos hace más vascos. No por decir o escribir Miribilla en lugar del genuino y único documentado Miravilla, o Miraballes por Miravalles nos hace más vascos, y sí más borricos, ignorantes y transgresores de la norma de respetar el sistema ortográfico de la lengua original a la cual pertenece el topónimo. Delika, Mendeika, Bitorika, etc. se escriben con k para reivindicar su vasquidad, sin que la lengua en la que se han formado sea la vasca. Diferente cuestión es que el uso durante siglos por hablantes vascófonos les hayan dado carta de naturaleza y en algunos casos incluso adaptación fonética a su lengua de adopción, lo cual podría justificar por sí solo sin más trampas que Barakaldo y Arakaldo, y los otros tres arriba mencionados, entre otros muchos, se escriban con k.»