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Topónimos y advocaciones: la abadía de Santa Pía en el Real Valle de Laminoria

Portada de la iglesia, Igoróin, a finales del siglo XIX
Portada de la iglesia San Martín de Igoroin a finales del siglo XIX

Los hagiotopónimos, o nombres de lugar formados a partir de advocaciones religiosas, representan una nada desdeñable proporción de la toponimia europea. Algunos de estos nombres no son totalmente transparentes: Santibañez (Sant Johannes), Tórica (Santa Engracia), Santurce, Sandijurgi, Juandenurgi (San Jorge), Santorta, San Tys, o San Tutir (San Tirso), Donakuilar (Done Jakue larra), Durruma, Juandeurruma (Done Errumane, San Román), por lo que a veces se convierten en un reto de interpretación para los filólogos.

Los historiadores, sobre todo aquellos que estudian la reorganización del territorio altomedieval (siglos V-XI), también se interesan por las advocaciones de ermitas y otros centros religiosos (iglesias, monasterios, etc.), porque ayudan a acotar la cronología de fundación de parroquias, aldeas u otros núcleos de población.

Esta entrada de Trifinium indaga sobre la cronología de dos significativos hagiotopónimos del Real Valle de Laminoria en la Montaña Alavesa: Santa Pía y Santo Toribio. Santa Pía fue una abadía que desempeñó un destacado papel desde 1085 hasta su abandono en 1785, año en el que la Real Cámara de Castilla decidió suprimirla y ceder sus primicias a las seis parroquias del valle de Laminaria, así como a la de Bujanda. La ermita de Santo Toribio sigue en pie.

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Bibliografía Siglo VI Siglo VII Siglo VIII

González de Viñaspre (2010)

Toponimia de Vitoria III/ Ubarrundia de VitoriaReproducimos parte del excelente prólogo ‘Apuntes sobre la lengua vasca y la historia de Ubarrundia‘ de Roberto González de Viñaspre a la compilación toponímica realizada por Elena Martínez de Madina (2010) Toponimia de Vitoria III para Euskaltzaindia.

Se trata de un texto en total sintonía con los temas más recurrentes de Trifinium. Sin embargo, por injustificable que parezca, hemos cometido el descuido de no haberlo mencionado hasta ahora, ni aquí ni en nuestras comunicaciones recientes (pese a haber dispuesto de una fotocopia en nuestros archivos –eso sí, no digitalizada, cuasa probable del traspapelado). Trataremos de paliar esta falta en nuestros próximos trabajos, señalando los que consideramos aciertos más destacables del texto de González de Viñaspres, así como nuestras principales discrepancias.

Vamos a fragmentar el texto en segmentos que aspiran a poseer la máxima autonomía referencial (como expusimos en Cantamutto y otros 2014) y venimos practicando en el proyecto NeLHiEnlazando la historia de nunca acabar (Universidad de Deusto, topHistoria).