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«Apellidos alaveses» o la insaciable antrotoponimofagia de Patxi Salaberri

"Patxi

Patxi Salaberri Zaratiegi es un voraz depredador de antrotopónimos: casi todo topónimo que acomete acaba asociado a un antropónimo, esto es, acaba ligado al nombre del supuesto primitivo propietario (o tenente) del lugar. Es lo que se desprende del recién publicado Araba / Álava. Los nombres de nuestros pueblos, que con esmero ha editado Euskaltzaindia. El nuevo nomenclator interpreta cada uno de los nombres de las localidades (o nucleónimos, como los llama Ander Ros Cubas) de Álava, difundidos muchos de ellos como ilustres apellidos por el mundo: Apellániz, ApodacaAranguiz, Arbulo, Arrieta, ArriluceaArroyabe, Ayala, AzúaBaroja, BetoñoBujanda, BuruagaCorres, Durana, Eguileor, Elorriaga, ElorzaEsquível, Galarreta, Gámiz, Gauna, Gopegui, GuereñoGuevara, Guinea, HerediaIllaraza, Jócano, Letona, Maeztu, MarañónMatauco, Maturana, MendívilMendoza, MurgaOlano, Oquendo, RetanaTrocónizZárate, Zuazo, o Zúñiga, por citar solo algunos. (Perdón, es cierto, MarañónZúñiga no son alaveses sino navarros, pero por escasos metros ;-))

Salaberri ha reconocido en otras ocasiones el sesgo de su metodología (cf. Salaberri 2012a):

Soy consciente de que algunas de las explicaciones que doy en este trabajo serán mejoradas e incluso rechazadas en un futuro espero no muy lejano, y comprendo que algunas de ellas resulten un tanto extrañas, pero he partido siempre de los datos que tenía a mi alcance y he intentado darles una interpretación si no en todos los casos satisfactoria sí al menos razonable, buscando siempre la explicación que sirviera para dar cuenta de varios topónimos, es decir, de un grupo, más grande o más pequeño, de ellos.

Una amplia bibliografía respalda a nuestro autor en reconocer una base antroponímica en los nombres de lugar portadores de los sufijos -aca (Apodaca), -ica/-iga (Délica, Langarica, Zúñiga), –iz (Apellániz, Aránguiz, Trocóniz), –ana (Antoñana, Durana, Maturana, Retana), -ano (Berrícano, Jócano, Olano) y -ona (Letona); pero al apurar el método hasta el extremo, creemos que en ocasiones abusa de él. Esclarecedor es el caso de Mendoza, que Salaberri aborda en profundidad (Salaberri 2012a:323-324):

  • «[Mendoza], en opinión de Mitxelena, era un compuesto de mendi ‘monte’, hotz ‘frío’ y el artículo -a, es decir, que se trataría de ‘el monte frío’, haciendo referencia, obviamente, a la localización de la localidad y al clima gélido de la misma.
  • «Manifestaba yo [Salaberri], sin embargo, que mendi no pierde la vocal final en toponimia cuando lleva detrás un adjetivo (Mendixuri ‘monte blanco’, Mendigorria ‘monte colorado/monte pelado’, Mendizorrotza ‘monte afilado, puntiagudo’…) y añadía que una explicación alternativa a la descriptiva era pensar que estamos ante un topónimo basado en un antropónimo, concretamente en Ventuitius, con la siguiente evolución: *(villa) ven-tuitiana > *Bentutjana (por disimilación de palatales) > *Bentotjana (con apertura de la u supuestamente breve en o) > *Bentotzana (con asibilación tj > tz ocurrida antes de la entrada del topónimo al euskera) > *Mendotzâa (con asimilación de nasalidad, sonorización de la oclusiva sorda tras nasal y caída de la nasal lene en posición intervocálica, que previamente ha nasalizado la vocal anterior) > *Mendotza (con pérdida de la nasalidad y reducción de las vocales iguales) > Mendoza (con paso del supuesto tz a z, por castellanización del topónimo).
  • «En cuanto a la pérdida de la vocal final de mendi tenemos Mendartea desde 1599 al menos en Artazkotz (N), que alterna en la documentación con Mende ertea (1804) y Mendiartea (1859), pronunciado en la actualidad Mendartéa (Jimeno, 1989: 78), por lo que la posibilidad de que se haya dado -i (o j) + o- > -o- en Mendotza no sería tan remota como en un primer momento podría parecer, si bien en Mendartea los componentes son dos sustantivos y en Mendotza, en cambio, si procediera de mendi + hotza, serían un sustantivo más un adjetivo.
  • «Además, según me dice Mikel Gorrotxategi, Mendotza es un topónimo que aparece también en Bizkaia: en 1704 hay Mendoza en Arteaga, Ajangiz y Fika, y en 1799 se documenta en Erandio; en la actualidad, el topónimo de Fika se pronuncia Mentze, convertido en Mentxe en boca de hablantes de castellano, y el de Erandio es Mendótze. El de Ajangiz, por su parte, se documenta en 1745 y 1796 como Bengoza, y en la actualidad se pronuncia Bengotze y Mengotze. No tenemos datos del de Arteaga, pero Eleizalde en sus listas trae Mendotza o Mendoza. Por lo tanto, y puesto que la repetición de los topónimos suele indicar que eran apelativos anteriormente, podríamos estar ante un topónimo descriptivo que haría referencia al emplazamiento del pueblo y su clima frío.

Pese a estas últimas reflexiones, concluye:

  • «No obstante, la situación del lugar no favorece la explicación descriptiva: Mendotza/Mendoza no está situada en un monte, sino en la Llanada alavesa, al noroeste de la capital, cerca de la sierra sí, pero en terreno llano, con lo que la explicación mencionada no parece que tenga mucho fundamento.  (Salaberri 2012a:323-324)

Así las cosas, para Salaberri resulta inadmisible la interpretación descriptiva de Mendotza/Mendoza como ‘monte frío’ por no estar «situada en un monte, sino en la Llanada alavesa», ignorando que ‘monte’ en su segunda acepción significa «tierra inculta cubierta de árboles, arbustos, matas o hierba» (cf DRAE). Por contra, no le duelen prendas de atribuir al monte Joar (1412 m., una de las cumbres más elevadas de Álava) el significado de ibar ‘ribera’, a partir de un testimonio antiguo, Yuar, en el que lee la grafía ‘u‘ como ‘bpese a que se pronuncie hoy como ‘o’, Yoar:

  • Aguilar haranean ez dago euskal toponimo garbirik, Garañango herri hustuaren izena etorki horretakoa izan badaiteke ere, Cabredoko Valdigorriren bigarren osagaia edo Genevillako Larrea aurkintza izena bezala. Nolanahi ere, Bujanda eta Cabredo-Genevilla artean Munibaltza (Munibalça) ageri da 1446an, eta Santikurutze Kanpezu eta Genevillaren arteko lurretan Ibar (Yuar) euskal toponimo garbia eta Zerripuente (Çerrypuente) itxuraz hibridoa zeuden 1481ean. (Salaberri 2012b:146)

En este mismo pasaje menciona un Larrea para Genevilla que es en realidad La Ra, nombre oxítono derivado de herrén ‘sitio de siembra’, lat. farrago, -aginis. Es sabido que el radical ‘herrén’ es corriente en toda la geografía peninsular, hallándose desde La Rioja hasta Salamanca, pasando por Soria y Guadalajara. También es normal en Álava y Navarra, variando su forma romance entre Ra, Rain, Rein, Ren, Herrain, Herrán, Larrá, Larrain, Larrein, Larrén, así como La Ra, La Rain, o La Rein. (Abaitua y Echevarría 2013:70)

Volviendo a los topónimos que admiten interpretaciones descriptivas al menos tan razonables y probables como las de base antroponímica de Salaberri, vamos a glosar brevemente algunos de ellos:

[lista provisional de 22.02.2016 que se ampliará: Guinea, 28.02.2020, Anda 13.05.2022, Matauko, Caranca 01.07.2022]

  1. Álava / Araba: < Alba, población várdula mencionada por Ptolomeo, asociada por diversos autores con la actual Albeniz. Salaberri aporta una extensa documentación y concluye «está claro que Alaba era conocido en territorio celtibérico, y se puede suponer que sea de ese origen».
  2. Aletxa < aretxa/aritza ‘el roble’, relacionado con Aletxandi en Treviño (Abaitua y Echevarría 2013:67 n33). Salaberri lo deriva del antropónimo Alletius.
  3. Anda < anta. Caro Baroja (1980) ve una probable relación con lat. antae ‘pilastres’. En portugués antiguo anta se utilizaba con el significado de ‘dolmen’. Precisamente, entre Anda y Catadiano, en el valle de Cuartango, se halla uno de los dólmenes de mayor tamaño del País Vasco, San Sebastián Sur. Salaberri lo deriva del antropónimo *Antus, variante de Antius.
  4. Arbulo
  5. Argandoña
  6. Arkaia: < arca + ha, arca de agua ‘casilla o depósito que se hace en los acueductos donde se reserva el agua para distribuirla y repartirla por las fuentes’, relacionado con Arcaute, Arcabe, Arcacolanda, Arcacha, Arcaçar, Arca Anguelu, etc.
  7. Armentia
  8. Azazeta, Azazaheta (1025) < aza ‘berza’ +  colectivo –tza + plural –eta (vg. Berzosa). 
  9. Bujanda el sufijo anda (pariente de -ando, -anto) no favorece el fitónimo < buj  ‘boj’ (vg Bugedo, Bujeda). Pero antes de llegar al antropónimo inédito *Buxsandus < Buxsus caben otras interpretaciones, vg arb. burj ‘fortaleza’ (Antonio Almagro 2009), probable base de Buiza, Bujadoz, Bujalance, Bujante, Bujaldón, Bujo, Bujuelo, etc. Podría considerarse asimismo parentesco con Buján, Bujana/Pujana; o con buj/puj <lat. pudio.
  10. Caranca < *karanto ‘rocoso (Allbertos 1970), karr ‘piedra’ (Nieto 1997). En Peñalba de Castro (la antigua Clunia Sulpicia, Burgos), Blas Taracena halló en 1930 un fragmento de columna con la inscripción M(arcus) Aem/il(ius) Car/ancus (HEpOL 14162). Eugenio Luján (2016) aporta otras dos inscripciones vinculables con este nombre: ]da Caranca/ [- – -] uxs(or!) f(aciendum) c(uravit) (HEpOL 18773), de procedencia incierta, y Lougesteri/ Caranicum/monumen[tum] (HEpOL 8676), de Pozalmuro (Soria). Esta última «permite identificar la unidad familiar de los Caranici y se puede poner en relación con nombres equivalentes atestiguados en otras zonas del norte de España».  Por su parte, Salaberri deriva Caranca del  antropónimo Caranius, sin mencionar su palbable conexión con las fórmulas onomásticas homónimas recogidas en Hispania Epigraphica.
  11. Erbi. Salaberri duda del antropónimo (H)erbius propuesto por Félix Muguruza
  12. Guinea, Kineia (1025) «Quinea es un topónimo de origen medieval ampliamente repetido en lugares de España por donde discurre una vía romana. Podría incluso hacer alusión a vía equínea o carretera, infraestructuras aptas para el galope y mucho más exigentes que los caminos de mulos y asnos, reducidos a las sendas impracticables para carros y caballos» (Isaac Moreno 2006)
  13. Laminoria, nombre que no se documenta hasta muy tardíamente (1456) «ecclessiae Sancta Piae de la Minnoria» (1465), vg no figura en La Reja de San Millán, por lo que no nos parece haya motivo especial para asociarlo con un antiguo propietario. Estamos de acuerdo en descartar la etimología < lamiñ ‘sirena’ + oria ‘río’ (propuesta por Knörr), pero vemos posibles otras etimologías populares, antes de ligarlo al antropónimo Lavinius.
  14. Maeztu, Bahaeztu (1025). Salaberri sugiere antropónimo *Fanane y evita asociaciones complicadas, vg. lat. pastu ‘pasto’, eus. mahats/mahatz ‘vid, cepa etc. 
  15. Matauko. En Arraya-Maeztu hay dos topónimos que pueden relacionarse con este nombre, (la cuesta de) Los Mataukos y Matadui. El sufijo -dui, típico marcador de fitónimo, sugiere interpretarlos en clave botánica, más que atroponímica, como propone Salaberri (< Mateius o Vatenius).
  16. Ocio < lat. ostium ‘puerto o portillo’ equivalente a eus. ate, arrate (Ricardo Cierbide 1998:334 n22). Salaberri sugiere antropónimos Ocius u Otius, pero rectifica «la ubicación de la localidad habla en favor de un derivado de foce(m), de donde no habría dificultad para llegar a Ocio, aunque sólo uno de los testimonios que tenemos presenta h-«.
  17. Oquendo (añadir comentarios de Ander Ros Cubas)
  18. Okina < aucina, diminutivo de auca (Albertos 1970). Auca > Oca es un hidrónimo muy extendido por el norte peninsular. Salaberri propone derivarlo del antropónimo Occius.
  19. Oyón < hoyo + sufijo –on. Salaberri propone una posible etimología relacionada con los antropónimos Obius, Odius, Ogius.
  20. Quintana (añadir etimología propuesta por David Peterson)
  21. Sabando
  22. Urbina
  23. Vírgala (mencionar parientes de Apellániz)
  24. Zárate: Çaharate (1257). Michelena (AV #605) ofrece la etimología a partir de eus. zara ‘jaro, bosque’, «ignorando el testimonio aspirado», dice David Peterson, que añade «la ubicación de este topónimo nos aleja de las Conchas de Haro, donde se concentra la toponimia en zahara [relacionable con árb. thagr ‘frontera], pero esto quizás se explique por el significado de la voz ate ‘portillo’, que indicaría una ubicación periférica y fronteriza, en un extremo de una hipotética comarca Zahar [‘marca fronteriza’]. Asimismo notamos el nombre del monte que se levanta encima de Cellorigo en los Montes Obaranes, dominando el estratégico paso de la Morcuera: el Pico Zarata. ¿Se trataría de otro mojón de nuestra hipotética comarca, y así la Morcuera también sería ‘el Puerto de Zahar’?» (Peterson 2009:129).

Referencias

Salaberri Zaratiegi, Patxi. «Topónimos alaveses de base antroponímica terminados en-ain,-egi,-eta (-keta), ika,-iku (-iko),-inu (-ina),-itu (-ita),-ón.» Fontes linguae vasconum: Studia et documenta 44, no. 115 (2012a): 323-357. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4434592

Salaberri Zaratiegi, Patxi. «Euskararen ekialdeko mugak, Hegoaldean.»Fontes linguae vasconum: Studia et documenta 44, no. 114 (2012b): 145-158. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4434569

Salaberri Zaratiegi, Patxi. «Araba/Álava, los nombres de nuestros pueblos». Reseña en Noticias de Álava, lunes, 25 de enero de 2016 http://www.noticiasdealava.com/2016/01/25/opinion/arabaalava-los-nombres-de-nuestros-pueblos

Ros Cubas, Ander. «Reflexiones sobre el origen de los apellidos vascos»Antzina (2014): 34-48.

Abaitua Odriozola, Joseba K., Isabel Echevarría Isusquiza. «Hacia una cronología del contacto vascorrománico a la luz de la toponimia treviñesa.»Oihenart: cuadernos de lengua y literatura 28 (2013): 49-81. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5031585

14 respuestas a ««Apellidos alaveses» o la insaciable antrotoponimofagia de Patxi Salaberri»

¿Mendoza ~ Ventosa? ¿A qué te refieres Pedro?
¿A que proviene de < ventosa? ¿Y el último paso?

  1. m/b
  2. nt > nd
  3. -osa *> -oza

UENTOSA (Ventosa). Asín (1943, 333) explica Ventosa como fitotopónimo referido al `mastranzo, marrubio blanco´. Para García Pérez (2000, 243n) la forma Ventosa se usaba en el siglo VI como sinónimo de Venta. Ventosa debe aludir a un lugar muy azotado por los vientos, incluso García de Diego (1972, 97) señala que se trata de un diminutivo de VIENTO.

Fuente: José Antonkio Ranz Yubero (2002). Topónimos riojanos del patrimonio emilianense en una bula de 1199. Berceo 142: 65-76. Accedido 22 febrero de 2016 en http://www.vallenajerilla.com/berceo/rioja-abierta/ranzlopez/toponimos.htm

Algunos materiales interesantes relacionados con «apellidos alaveses»:

  1. Emiliana Ramos Remedios (2010). Aportaciones del análisis antroponímico al área vasco-románica (siglos IX-XII). La documentación de Santa María de Valpuesta https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3391672
  2. Ricardo Álvarez (06/06/2014). Los apellidos compuestos forman parte de la identidad alavesa. http://www.eitb.eus/es/audios/detalle/2305362/la-singularidad-apellidos-alaveses-contada-ricardo-alvarez/
  3. Ignacio Gatón (23 mayo 2014). Álava también tiene 8 apellidos vascos http://www.gasteizhoy.com/los-alaveses-tambien-tienen-8-apellidos-vascos/
  4. Listado en https://apellidosalaveses.wordpress.com/

A bote pronto: Mendoza de la Llanada tiene la toponimia menor vasca (en su día me leí el libro de Gereñu), pero si la «vasconización» llegó sobre un estrato indoeuropeo (celta y latino), pudo haberse desarrollado este cambio. Tempora’- Denbora’-, etc. Un amigo mío vizcaino de la zona de Solube me dice que Mendoza pronuncian Mendotza. O sea que es una especie de intuición que valdría como genérico. Voy tratar sobre el último paso. En Tierra Pamplona hay ‘Taxoare’ y ‘Gongora’, antes ‘Tayssonar’ y ‘Concula…’, y se vasconizan, tanto si los naturales eran de lengua vascónica como si esta llegó posteriormente.

El castellano herrén (con la variante dialectal herreña) no significa ‘sitio de siembra’ sino ‘forraje’, y por extensión, el lugar donde se siembra éste (herrenal, herreñal).

Y si bien es cierto que larrain ‘era’ y los topónimos Larrá, Larrain, Larrein, Larrén, La Ra, La Rain, La Rein provienen de la misma base románica, el significado no es el mismo, pues en euskera ese nicho semántico está ocupado por baratze ‘huerto’.

El significado original de la palabra castellana es ‘cebada verde’ (alcacer) y tiene variantes regionales como harrañ(e), herrañ(e), herraña, a partir del latín vulgar *farragine ~ *ferragine.

Por otro lado, además de ‘espacio donde se trilla la mies’, el castellano era significa también ‘cuadro pequeño de tierra destinado al cultivo de flores u hortalizas’, que es aproximadamente equivalente al del euskera baratze. Esta palabra debía referirse originariamente a las mismas hortalizas, como demuestra el compuesto barazkari ‘comida del mediodía’ (lit. ‘comida de hortaliza(s)’).

Sin embargo, no es necesario (ni tampoco hay constancia de ello) que larrain se hubiera referido al lugar donde se siembran forraje (como herrén) u hortalizas (como era), sino que al parecer la deriva semántica fue algo así como ‘forraje’ > ‘mies’ > ‘espacio donde se trilla la mies’.

Por cierto, la l- inicial en euskera sustituye a la consonante original romance, algo bastante frecuente (aunque no exclusivo) con las labiales: lanka, letagin, lezoin, ledania, laiño, lerma por banca, betagin, pezoin, pedanía, paño, merma

Baratze, ortu, incluso sagardi (me ha llamado la atención el mapa 554 del EHHA).

Copio del OEH las acepciones para baratze:

1. Huerta, huerto; jardín, vergel. «Baratza, significa un jardín o huerto, en Guip.» Poza 21r (tbn. en IC III 305). «Jardin» SP, VocBN, Gèze, Dv. «Huerta» y «jardín» Lar y Añ. «Aboronía, guisado de diferentes hortalizas, alboronia, baratzako jaki nastea» Lar. «Pensil, jardín delicioso, baratz ederra» Ib. «Jardin. soit potager, soit d’agrément» H. v. ortu.

Tr. La forma baratze la emplean autores septentrionales y navarros (tbn. algún occidental moderno como Azkue, E. Arrese, Zaitegi, Ibiñagabeitia o N. Etxaniz); los guipuzcoanos usan baratz(a). En la tradición vizcaína, antes de finales del s. XIX, sólo encontramos algún ej. (baratzea (det.) en RS); a partir de dicha época se emplea baratz(a), sin duda para evitar ortu.

Pieça que se llama Varace Çarra. TAV 41. Et uilla Oriam eta Sanctam Mariam de Baraza (1081). Arzam 151. Otra pieça en beyguo varaçe ondoa (1200).

Kaixo lagunok.

Jabetzen naiz hemen jar dezakedan informazioa era bat okerra izan daitekeela eta zentzu horretan hartzea nahiko nuke, ez bainaiz aditua.
Eta informazioa gehitzearren Legariako (Lizarraldean) toponimo txikietan agertzen diren hainbat informazio eman nahi dizuet:

1) MEND0ZA: Legaria ondoan bada Mendaza izena duen herri bat. Nik ez dakit zer erlazio duen Mendozarekin baina inork ez du aipatu. Bertako toponimia txikia ez euskalduna da.

2) BUJANDA: Legarian bada “Zarapanda” izena duen toponimo bat. Nire web gune pertsonalean dituzue nire iruzkin edo sasiruzkinak.

http://webs.ono.com/josebalizeaga/le_argab.htm

3) HERREN: Legarian eta inguruan “renque” hitza asko erabiltzen dena da (tengo varios renques de esparragos). Bere esanahia herrenkada edo ilara da. Nire aitak euskaraz “herrenkada” erabiltzen zuen arto sail batean artoak ilarak izendatzeko. Nire uste apalean jatorri bereko hitzak dira.

4) LARRE: Berriro hipotesi gisa euskal “larre” eta eta erdal “lieco” baliokideak direla uste dut. Legarian eta inguruan zaharrek asko erabiltzen duten hitza da eta bere esanahia zera da: “nekazariak landu gabe duen edozein lur sail. Landugabe dagoenez belarra, sasia edo sastraka duena izaten da. Beste batzuetan barbetxo egoeran dagoenari ere lieco deitzen zaio (esa pieza que está lieca). Landaredia handia bada ez zaio “lieco” deitzen “monte” deitzen zaio.
Lieco hitza zaharra da gero, 15. mendean ikusi izan dut eta ziurrenik lehenago. Gaur egun estigmatizatua dagoen hitza da.

Agur.

Lieco’- hitz arrunta da Nafarroa Garaiko erdaran gaur egun leku askotan, nekazarien artean eta nekazari etorkiko jendeen artean (ni Iruñerritik ari naiz, tikitik aditu izan dudanetik).
«Estellerria» hagitz eskualde interesgarria da anitz arrazoirengatik (Nafarroa ttipi halako bat begitantzen zait niri), eta enpirikoki bada muga argi eta zorrotz bat euskararen eta erdararen artean, horrek zerikusia izan bailezake euskararen hedapenarekin Ertaro Garaian.

Hola de nuevo Pedro: ‘lleco’ (de origen incierto según RAE) se usa en Álava, Navarra, La Rioja (González Bachiller 2006) e imagino que en otras amplias zonas de Aragón, Soria, Burgos… (consultaré).

Volviendo a las bases antroponímicas manejadas por Salaberri, hay varias cuestiones que no he comentado en la entrada, pero que echo en mucha falta:

  1. No he detectado que Salaberri amague en algún momento una explicación a la distribución de los sufijos latinos (vg Gabika < -ica; Gamiz, Lemoniz < -iz; Lemona < -ona), ni geográfica, ni cronológica, ni demográfica. Al no hacerlo creo que desatiende un aspecto crítico del proceso de formación de estos antrotopónimos. ¿Están distribuidos de forma aleatoria por el territorio? Es obvio que no, que hay una alta concentración de los -ica en torno a la ría de Urdaibai. ¿Son estos -ica coetáneos de los -iz, -ana, etc. (mucho más extendidos y no exclusivos del área vasca)? ¿En qué periodo se formaron, son bajoimperiales, tardorromanos, altomedievales, vg Antoñana vs Bascuñana?
  2. Tampoco se esfuerza por encontrar afinidades ni posibles adscripciones o ascendencias entre los antropónimos propuestos. ¿Son indígenas, hispanoromanos, galoromanos, germánicos? ¿Se concentran por zonas? ¿La selección del sufijo es aleatoria?
  3. Ha dejado de alertar al lector del carácter hipotético de sus análisis, lo que entraña un importante riesgo en un ensayo publicado bajo el membrete de Euskaltzaindia. Que los topónimos Bujanda, Caranca, Maeztu, Okina u Oyón deban su origen al nombre de un supuesto primer poseedor Buxsus, Caranius, Fanane, Occius y Obius, Odius, u Ogius no pasa de ser mera especulación. Hay alternativas igualmente válidas y algunas más probables, como las indicadas arriba en la entrada.

Las dos primeras cuestiones señalan aspectos esperables en un trabajo académico. La tercera no debería darse en una obra de referencia dirigida a un público no especializado. En definitiva, creemos que la mezcla de enfoques y el elevado número de interpretaciones arbitrarias, y no señaladas como tales, pueden confundir al lector tratándose de un nomenclator «oficial» (al menos en apariencia) de Euskaltzaindia.

Copio al final de este comentario un bonito bitexto que Patxi Salaberri dedica a nuestra reseña, con motivo de la presentación de Toponimia de Vitoria V, Arratzua I (10 de marzo de 2016). Nos interesan muchísimo los apuntes tomados por Salaberri sobre los rasgos más destacados de la toponimia recopilada por Elena Martínez de Madina de los cinco pueblos Arkaia, Arkaute, Betoño, Elorriaga, Gámiz y Otazu. Con magisterio resume Salaberri los aspectos lingüísticos más significativos:

  • «Otros términos interesantes [además de adobetegi ‘adobería’, en el desaparecido euskera de la zona] son: amandre ‘abuela’ y ‘virgen’, arbina ‘camino o paso estrecho’, borin (con diversas variantes en composición) y errota, elexa (Elexaurreko basatxoa), elexar ‘fresno’, erpide (Erpidea) ‘camino’, erramu ‘laurel’, erratura y lanbarri ‘rotura’, errexal ‘árbol’ [sin mencionar la hipótesis de González de Viñaspre 2008 [1990] sobre metátesis lexar > rexal muy probable], etse y etxe ‘casa’, exidu o ixidu ‘ejido’, harkatx ‘peña’, harmora ‘morcuero’, ibai (y Uribaia); inkazkin ‘carbonero’, basado en la variante inkatz ‘ikatza, carbón’ presente ya en Landuchio; intsagur ‘nogal’; isasi equivalente a itsio, sinónimo del alavesismo castellano coteado; karobi ‘calera’, laku y madura, padura ‘lugar aguanoso’, larrin ‘era’, mandazai(n) ‘arriero’, okelu ‘rincón’, pozu ‘pozo’ (cfr. mutio y osin, oxin), sarri ‘espesura’, solo ‘pieza, labrantío’, txirpia ‘planta de árbol’; zidor ‘sendero’, ‘alcorce’; zulgo, zulgu, zurgu ‘límite, lindero’.
  • Mención especial requiere el término uraldea (Arkautiko uraldea, Beheko uraldea, Behengo uralde, Otazuko uraldea o Otazuraldea, Uraldea) que parece denominar zonas pegantes a corrientes de agua, y nos trae a la memoria términos similares como errekaldea, frecuente en la toponimia de Iruñerria o Cuenca de Pamplona, y que también se documenta alguna vez en la zona de estudio. Se debe prestar atención, igualmente, al topónimo Berentxina que se repite aquí y designa, según la autora de la obra, lugares próximos a ríos y acequias. Se trata probablemente de un antiguo apelativo perdido en la actualidad. Itsioa ‘vedado’ es muy interesante por su probable relación con itsi ‘itxi, cerrar’ y por el final -o que no parece ser el artículo de grado próximo. Mutioa una clase de pozo, se repite en Álava y en Navarra (en Obanos es ‘pozo de las salinas’).
  • El antrotopónimo Estefaldea, que designa una zona situada junto a la ermita de San Esteban, es interesante porque presenta f en lugar de b, como ocurre en el bien conocido zufia por zubia (pero Ganeko zubia aquí), si bien en el caso del antrotopónimo la labiodental sorda puede ser etimológica. Foruaga es digno de mención por la base foru ‘foro’, no muy habitual, que sepamos (pero cfr. Forua, en Bizkaia).
  • En cuanto a las terminaciones tenemos, como en Nanclares, los colectivos -duia (Arduia, Elorduia, Gardiduia, Kaparraduia, Sagarduia, Sagastuia, Zumaduia), -tzaia (Asturatzaia, de astura ‘muérdago’; Buztintzaia [y Buztintza], Linatzaia, Loitzaia, Mimentzaia). El conocido sufijo locativo-abundancial -eta, por su parte, aparece como tal (Astasoloeta, Basotxoeta), pero también como -etea (Aranetea, Aretxetea, Etsaurretea y Etxaurretea, Larrinetea [y Larrineta], Untsaurretea). Alternan, por otra parte, -zu y -tsu en el topónimo Artsua, pero sólo (o casi) tenemos -tsu en
    Artsuondoa.
  • Es llamativa la abundancia del diminutivo -txo (-txu) en topónimos como Areatxoa ‘el arenalico’, Basatxoa ‘el bosquico’, Basotxoeta, Basotxostea, Dermautxoa ‘el terminico’, Elexaurreko basatxoa ‘el bosquecillo de delante de la iglesia’, Errekatxoa ‘el riachuelo’, Iturritxo(a) ‘la fuentecita’, Landatxo ‘la pequeña landa’, Larratxo ‘el pradillo’, Menditxo(a) ‘el montecito’, Musako zubitxo, Ormatxua‘la paredita’, Ortutxo ‘el huertico’, Paduratxo ‘la pequeña padura [paúl]’, Perratxo ‘el pequeño herrén’, Sarritxu ‘la espesurita’, Zubitxo(a) o Zubitxu. Este sufijo en ocasiones es sustituido por el adjetivo gutxi ‘pequeño’, ‘menor’ (Basagutxi ‘el bosquico’, Iturgutxi ‘la fuentica’, Maduragutxi ‘el pequeño terreno aguanoso’) o por el también adjetivo txipi del mismo significado (Basotxipi, Errekatxipi).
    En alguna ocasión, como puede verse, tenemos la variante -txu.
  • No es de extrañar que aquí aparezcan posposiciones como ostea ‘la parte trasera’ (Armoraostea, Basostea, Borinostea, Elexostea, Errotaostea, Mendiostea, Otamendiostea…), que refuerza la idea del carácter occidental del habla de la zona. Lo mismo ocurre con gana ‘alto’, ‘parte alta’ que en la documentación alterna en alguna ocasión con el central y oriental gaña, del mismo significado. Al contrario de lo que ocurría en Langraiz, aquí encontramos únicamente bitarte ‘espacio intermedio’ (Bidabitartea, Errekabitartea [y Errekartea], Mendibitarte), no biarte.
  • Llama la atención el empleo de goi (Barratxigoia, Maduragoia [también Maduragoikoa y Maduragoitia], Paduragoia, y también Arkatxagoizubia), en lugar de su derivado goiena. También hay Goiburua, nombre de un monte. Tenemos además bular, no burar, en Lakubularra y Perrabularra.
  • Hay, por otro lado, algún topónimo que es una verdadera descripción comprimida, por ejemplo Perusantxosoloaokelua de Arkauti, es decir, ‘el rincón de la pieza de Peru Santxo’.
  • Los fenómenos de disimilación -a + -a > -ea son conocidos y esperados en esta zona, pero no por ello deben ser pasados por alto. Aquí tenemos, entre otros, Arantzea, Armorea, Basalandea; Beheko landea y Behengo landea (junto a Beheko landa, Behengo landa); Berdurea, Erraturea, Eskal(l)erea, Garrastea ([Garrasta] ‘árbol bravío’ al parecer), Kaltzadea, Madurea (y Madura), Padurea, Salzadea, Txorrotea y los ya mencionados nombres en -etea. Sólo hay un par de testimonios de -agea, sobre -aga: Oxinagea y Zer(a)magea

Será de sumo interés cotejar rasgos tan distintivos con los de otros espacios próximos de la Llanada Alavesa, porque como recuerda el autor, hay indicios que apuntan a que el proceso de dialectalización del euskera occidental tuvo su inicio y foco de expansión principal precisamente en esta comarca:

  • «Vitoria-Gasteiz es un lugar importante para el euskera: según algunos dialectólogos es el euskera de la capital alavesa el que ha marcado el carácter occidental de las hablas de Bizkaia, y parte de las de Gipuzkoa y Navarra. El problema que tenemos es que los textos no nos sobran, si bien descubrimientos como el de la obra de Perez de Lazarraga han ayudado mucho al mejor conocimiento de las hablas vascas de la región. Otros textos (Landuchio, las poesías de Gamiz de Sabando, etc.) eran conocidos con anterioridad. Pero como he dicho los textos escasean, y debemos recurrir al léxico residual y sobre todo a la toponimia para saber algo del habla perdida de las diferentes localidades. Por ejemplo, en los nombres de lugar encontramos a menudo la versión vasca de bastantes topónimos, que no nos ha llegado por otra vía. En muchas ocasiones no hay diferencia, pero otras sí que la hay, aunque en general es pequeña: Aberasturi (Aberasturibidea, Aberasturilarrea), Arkaia (Arkaiabea, Arkaiabera bidea, Arkaiabidea, Arkaiaibarra, Arkaiamendi, Arkaiaostea, Arkaiara bidea, Arkaiartea, Arkaiatea), Arkauti (Arkautiuraldea, Arkautiko uraldea, Arkautira bidea), Askartza (Askartzabidea, Askartzara bidea), Betoñu (Betoñusoloa), Betrikiz (despoblado de Petrikiz; Betrikizbidea, Betrikizotsalarrina), Bitoria (Bitoriabidea, Bitoriara bidea), Dura (Durabidea o Durara bidea, Duragana, Durazarra o Duranzarra), Otazu (Otazubidea, Otazuibarra, Otazuko uraldea), Sarrikuri (despoblado; Sarrikurimaduraokelua, Sarrikuriostea), Urbina (Urbinaldea), Zerio (Zeriobide), Zurbao (Zurbaura bidea)

Tenemos dudas respecto a que los habitantes euskaldunes de Durana, Vitoria o Zurbano concibieran en su día los topónimos de sus respectivos pueblos como Dura, Bitori o Zurbao, en lugar de como una contracción propia del uso oral, equivalente al vulgarismo castellano ‘voy pal pueblo’ o ‘voy pa Vito’. En el caso de Bilbao las autoridades municipales han resuelto, creemos que con gran acierto, que el topónimo se mantenga inalterado en ambas lenguas, pese a que deba contraerse (Bilbon, Bilbora, etc.) según dicte la desinencia correspondiente en euskera. No hace falta ser onomasta para percatarse de que topónimos expandidos por todo el mundo como ilustres apellidos (Durana, Maturana, Retana, Quintana, Zurbano, etc.) merecen ser respetados en su versión ‘culta’, emulando la decisión adoptada por las autoridades bilbaínas. No es cuestión de opinión o de dogma; los criterios normalizadores admiten discusión y nosotros discrepamos con dobletes como Dura/Durana, Matura/Maturana, Reta/Retana, Kinta/Quintana, etc. introducidos en el nomenclator oficial por «recomendación» de la Comisión de Onomástica de Euskaltzaindia (ver nota final).

Y para finalizar copiamos el bitexto:

Quiero aprovechar la ocasión para subrayar
que mi «insaciable antrotoponimofagia»
como algún autor (no onomasta, dicho sea de paso)
la ha definido, haciendo referencia a una reciente
obra mía, tiene alguna razón de ser,
además de las que se dan en dicha obra: Andura,
topónimo que se repite en la zona de estudio,
se documenta en una ocasión como
Andurana en Betoño,
y como Andurana aldea en Gamarra,
por lo que su origen antroponímico
queda bastante claro.
Pero como se suele decir,
«no hay peor sordo que el que no quiere oír».
Aurkezpen hau baliatu nahi dut
onomastikarekin zerikusi handirik ez duen
irakasle batek Arabako liburu argitaratu berriari
erreferentzia eginez aipatzen duen
nire «ase ezinezko antrotoponimofagia»-k
oinarri zerbait baduela nabarmentzeko,
nire liburu horretan ematen ditudanez landara:
Betoñun komunzki Andura izendatzen dena
behin Andurana gisa ageri da,
eta Gamarran Andurana aldea lekukotzen da.
Garbi dago, beraz, antrotoponimo baten
aitzinean garela, oraingoan ere,
nik proposatu bezala.
Baina alferrik izanen da segur aski;
badakizue, «gorrik handiena aditu nahi ez duena».

Andurana… ¡Bingo!

Nota (añadida el 17 de junio de 2016). Debo aclarar que la opinión discordante con los dobletes Dura/Durana, Kinta/Quintana, Matura/Maturana, Reta/Retana, Sopela/Sopelana, etc. recomendados por Euskaltzaindia es compartida por numerosos colegas, muchos de ellos eminentes onomastas, Ricardo Cierbide, Isabel Echevarría, Emiliana Ramos, o Ander Ros, tema que cobró notoriedad el día de la constitución de la Sociedad Vasca de Onomástica – Onomastika Elkartea.

«Mendi» sí suele perder la «i» en toponimia, siquiera en Álaba segñun el famoso Toponimia Alavesa y bla, bla, de G. López de Guereño: «Mentoste»(trasmonte), términos de Etxaguen de Zigotia, Labastida, Ilarduia y Araia. Así también «Mentarte» en Urizar, «Mentaur» en Zalduondo, «Mentegi»en Azua y Atxua-Luna.

«En este mismo pasaje menciona un Larrea para Genevilla que es en realidad La Ra, nombre oxítono derivado de herrén ‘sitio de siembra’, lat. farrago, -aginis. Es sabido que el radical ‘herrén’ es corriente en toda la geografía peninsular, hallándose desde La Rioja hasta Salamanca, pasando por Soria y Guadalajara.»

En La Rioja existen más de 150 lugares con el topónimo La Rad. Este topónimo se ha asociado al significado de lugar comunal donde se recoge la leña una vez deforestado Algunos autores defienden su origen del euskera vizacain larrate.

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