Llevo tiempo con la sospecha de que el vascoiberismo vuelve a tener vigencia, si bien a veces con otras denominaciones, vascoaquitanismo, galoiberismo, o más recientemente vascosardismo. Hay que advertir que todo lo que en lingüística vasca remonta los 1000 años sin remedio se convierte en un ejercicio especulativo. Por eso voy a intentar en esta entrada limitarme a agregar fuentes secundarias y no añadir una nueva adenda al corpus de conjeturas, aunque me temo que también. Los autores que deseo citar son por, este orden, Eduardo Blasco Ferrer (in memoriam), Joseba Lakarra, Christian Rico, Aitor Carrera Joaquín Gorrochategui, Eneko Iriarte, Francisco Marcos Marín, Ander Ros y Octavià Alexandre. El hilo conductor es la nueva hipótesis del vascosardismo, que resumen estas palabras de Blasco Ferrer:
«el azar no puede explicar de ninguna manera la equivalencia perfecta entre los morfemas reconstruídos o documentados del (proto)euskara y los morfemas documentados en numerosísimas unidades toponímicas libres, derivadas y compuestas del paleosardo» (Blasco Ferrer 2013:50).
¿Que fiabilidad merece Blasco Ferrer en materia de reconstrucción lingüística? Si tomamos en consideración los índices bibliométricos de sus obras, podemos afirmar con tranquilidad que es un autor bien valorado por sus pares (citas de 1984 Storia linguistica della Sardegna en Google Scholar). Además sus trabajos más recientes están publicados en revistas de reconocido prestigio (Paleohispanica, Romanistisches Jahrbuch, Zeitschrift für romanische Philologie, etc).
En realidad el máximo apologeta del #vascosardismo lingüístico es el difunto Eduardo Blasco Ferrer, cuya Storia linguistica della Sardegna (1984) tiene un notable índice de impacto. Fue citado vg por de James y Lesley Milroy o Adam Ledgeway https://t.co/h5ZHi4QSET
— Joseba Abaitua (@kavango) 26 de junio de 2018
De todas formas, el papel estelar del vascosardismo en ese momento tal vez lo esté protagonizado la genómica, de la mano de Eneko Iriarte, coautor del trabajo ‘Ancient genomes link early farmers from Atapuerca in Spain to modern-day Basques’ (PNAS [Actas de la Academia Nacional de Ciencias de los EEUU], 22/09/2015). La presentación que ofreció el 25 de febrero de 2016 dentro del ciclo XIV Jornadas de Arqueología” del Museo San Telmo [vídeo], avalado por Juan Luis Arsuaga, es buena prueba de ello.
Vascos, aquitanos, íberos y sardones; atando cabos: de ‘Atapuerca y el ADN de la población vasca’ (Eneko Iriarte) a ‘L’«invention» romaine des Pyrénées’ (Christian Rico)
Mi reino por una opinión de @JoanFerreriJane sobre los #sardones o sordes https://t.co/San8htqjbu #trifinium— Joseba Abaitua (@kavango) 26 de junio de 2018
Quiero atribuir a Francisco Marcos Marín mi interés en la imprescindible charla sobre #vascosardismo de @EnekoIriarte, mientras leía ‘Latín, beréber, afrorrománico, iberorrománico y romance andalusí’ https://t.co/mL226GvKC3
— Joseba Abaitua (@kavango) 26 de junio de 2018
Son conocidos los reparos de Joseba Lakarra frente a las hipótesis vascoiberistas (‘Haches, diptongos y otros detalles de alguna importancia: notas sobre numerales (proto)vascos y comparación vasco–ibérica’, Veleia 27, 2010), extensibles al vascosardismo que Blasco Ferrer trataba de defender en dos trabajos recientes, uno publicado en Palaeohispanica 13, 2013 y otro en Liburna 9, 2016. Del segundo extraemos el siguiente párrafo introductorio:
El punto de partida de mi intervención lo constituye la contribución del vascólogo Joseba Lakarra al congreso internacional Gorosti U5b3, que se celebró en Cerdeña en junio del 2012 y cuyas actas vieron la luz el mes de julio de 2013 en Florencia (Francalacci & alii 2013). En el artículo mencionado el discípulo de Koldo Mitxelena y sucesor del mismo en la cátedra de Filología vasca de la Universidad de Vitoria-Gasteiz presenta, por un lado, un balance actualizado de la reconstrucción de lo que él llama el proto-vasco antiguo o pre-proto-vasco y, por otro lado, las consecuencias que ello tiene para juzgar más ponderadamente los varios intentos de comparación del protovascuence o protoeuskera con otras lenguas del mundo. Puesto que dicho artículo contiene in nuce lo que podríamos llamar―invocando precedentes germánicos―las pruebas más incontestables de las Leistungen und Grenzen (‘logros y límites’) de la teoría, del método adoptado y de su aplicación e interpretación, he considerado necesario discutirlo pormenorizadamente para poner en evidencia su rendimiento y defectos manifiestos (2016:74).
Seguimos con una idea de Christian Rico, a quien llegué de la mano de Luis Amela Valverde, que a su vez descubrí por intermediación indirecta de Joaquín Gorrochategui y de Aitor Carrera (más explicaciones en otro momento). Dice Rico en L’«invention» romaine des Pyrénées:
Sin duda, la guerra de Sertorio tuvo un gran papel en la construcción de la geografía del norte de la Península Ibérica, en el sentido de que permitió no solo la exploración de países fuera de la provincia Citerior, sino también su anexión subsiguiente al imperium de Roma […] Uno de los episodios importantes de la guerra contra Sertorio fue el avance romano hacia el Atlántico. En 75-74, Pompeyo instaló su cuartel de invierno en tierra de los vascones, es decir, fuera de la provincia. Fundó una ciudad que tomó su nombre: Pompaelo. Al hacerlo, empujó las fronteras de la Citerior hacia el norte y, al mismo tiempo, le dio a Roma el control de los pasos del oeste entre Iberia y Galia, a cuya salida estaba la ciudad. De esta manera, Pompeyo completó el cerco de los Pirineos […] Los Pirineos todavía conservaban en este momento su carácter de «zona fronteriza», tanto como límite de la autoridad del gobernador de la Citerior como de límite del territorio conquistado. La situación se completa al final de la guerra con la fundación de Lugdunum, en Saint-Bertrand-de-Comminges, al otro lado de los Pirineos, a pie de monte. También es obra de Pompeyo, que reunió a antiguos partidarios de Sertorius, los conuenae. Aunque se trataba de establecer la presencia romana en las fronteras de la Galia Transalpina y de Aquitania, la medida estaba igualmente dirigida a que los Pirineos fueran reconocidos como un elemento estructurante de la geografía de las provincias existentes o futuras (Rico 2006:200).
Si la agudeza visual lo permite, el lector avispado detectará el etnónimo sordones a la derecha del mapa de Rico (2006). Cualquier mente medianamente calenturienta cerrará el círculo del vascosardismo tras leer el artículo de Wikipedia sobre los sordones:
Les sardones, sordes ou sordons étaient un peuple de l’antiquité devenu ibère puis gaulois, et situé à l’est des Pyrénées. Situé sur la Méditerranée, le territoire des Sardones était limitrophe de l’Hispanie, et avait pour villes principales Ruscino (aujourd’hui Château-Roussillon) et Illiberis (aujourd’hui Elne). Ils avaient pour voisins les indigetes au sud, les kerètes à l’ouest et sans doute les élisyques au nord dans la région de Narbonne […]
Selon l’ancienne tradition, la culture nuragique en Sardaigne a été créée par des immigrants de la péninsule ibérique (les Balari). Le nom de sardones, ainsi que celui des cerretainset la Cerdagne, peut être lié à cette tradition.
Les sardones sont sans doute à l’origine un peuple pré-indo-européen. Ils subissent de nombreuses influences au gré des envahisseurs, étant tout d’abord ligurisés, vers le xe siècleav. J.-C., ainsi qu’en témoignent les nombreux champs d’urnes présents dans la région. Ils sont ensuite ibérisés au ve siècle ou ive siècle av. J.-C., avant d’être celtisés vers le iiie siècle avant notre ère. Ils sont donc considérés comme Gaulois au moment de leur rencontre avec les Romains à la fin du iie siècle avant J.-C.
Desde el punto de vista lingüístico, Blasco Ferrer (2013 y 2016) ha tratado de probar el posible parentesco genético entre el protovasco antiguo de Lakarra y el paleosardo reconstruido por él (solo con datos de la toponimia). Un indicio paradigmático vendría a ser la coincidencia del término para el acebo. Cito a Octaviá Alexandre (Vasco-romance 20/09/2016):
El euskera gorosti ‘acebo (Ilex aquifolium)’, con las variantes orientales korosti (S, R), khorostü (Z), koosti(Z), tiene correspondencia exacta en el sardo colostri, colóstri(g)u, cóstiu, golosti, bolostru, lóstiu, olosti. Diversos autores, entre ellos Hubschmid, relacionan estas voces con el griego kḗlastros (Teofrasto), kḗlastra (Hesiquio) (cf. Agud y Tovar), que designa un arbusto perennifolio mediterráneo, probablemente el agracejo (Phillyrea latifolia), pero que carece de etimología indoeuropea nativa. Sin embargo, se da la circustancia que este arbusto da un fruto de color azul, lo cual nos permite relacionarlo con el ticinés ğüštrún, šištrún ‘arándano (Vaccinium myrtillus)’ < galoitaliano *wolostra/*wolostrone (REW 9433a), a partir de una base céltica (gálica) *g(a)last-r- derivada de *glast- ‘verde-azul‘ (Grzega 2001). Se trataría, pues, de una palabra errante o Wanderwort originada en la Galia Cisalpina y que fue adaptada con vocalismo /o/ en la lengua receptora del préstamo, presumiblemente el ligur.
(Debo a Ander Ros la apreciación de que se comparan dos formas muy semejantes (vasco gorosti / sardo golosti), pasando por alto el resto de variantes, colostri, colóstri(g)u, cóstiu, golosti, bolostru, lóstiu, olosti). Me siento incapaz de valorar la propuesta de Alexandre 2016 (palabra errante o Wanderwort originada en la Galia Cisalpina, adaptada del ligur). En todo caso, son muchos y remotos cabos que el tiempo ayudará a trenzar.
78 respuestas a «La invención ‘sarda’ de los Pirineos»
Parece significativo que el «colostri» cerdeño no es más que una de las docenas de variantes (alasiu, kostiu, golosti’e, golostiu, golóstri, colostri, golóstru, olasi, ‘olosti, olostighe, olostiu, olostri, olostriu, olostrighe, olostru…), a sumar a otras docenas de ellas del área mediterránea, y para nada necesariamente la protoforma de todas ellas. Hay que añadir a esto que el «gorosti» vasco, con variantes mínimas, apunta a una etimología interna a partir de «gorotz», que sería paralela a la de «viscum» ‘liga, muérdago’, relacionado con al. «Mistel», eusk. «biska», «miskela» del occidente vizcaino, etc. relacionados con mear y otros términos de sentido escatológico.
La parte de la posible relación lingüística entre protovasco y paleosardo de la interesante exposición de Eneko Iriarte creo que bebe más del mito vasco-cerdeño alimentado a partir de la semejanza de gorosti = colostri, que lo que aporta a ella. La misma operación de discriminación de las muestras endógenas de genoma de las modernas contaminadas, es condición básica también para la contaminación lingüística, y eso es lo que más se echa en falta en la investigación de J. M. Elexpuru. Solo hecho ese trabajo previo se puede plantear con la mínima garantia cualquier comparación.
Tienes mucha razón Ander, pero más relevantes que los trabajos que mencionas son los de Eduardo Blasco Ferrer, menos fáciles de rebatir, creo.
Qué casualidad que justo ayer se emitiera un nuevo episodio de Alberto Santana en el que eché de menos precisamente a Eneko Iriarte. Interesante también la reacción de Josu Goiko, Borja Ariztimuño y otros en Twitter, bastante críticos con Santana.
Estoy ojeando «Paleosardo. Le radici linguistiche della Sardegna neolitica». Se parece mucho a «La toponimia prerromana del norte de España» de F. Garvens. Todo se cae por su propio peso. Se valen del léxico vasco moderno, con alguna que otra reconstrucción de Lakarra, para interpretar toponimia oscura. No hay ninguna base en la toponimia que analizan para adjudicarles tal o cual significado etimológico más allá de la apariencia formal. Otra cosa es el léxico de la lengua, donde golostri ‘gorosti’ es, por desgracia, demasiado poco.
El problema es que no existe ningún «diccionario» (por llamarlo de alguna manera) que nos diga el significado de los topónimos con origen en una lengua desconocida. Dicho esto, la interpretación de la toponimia sarda (Blasco Ferrer) o pirenaica (Coromines) solo puede calificarse como un desastre sin paliativos.
De todas formas, algunas isofonas presentes en el romance sardo (y en menor medida, también Sicilia y sur de Italia) como la existencia de una consonante retrofleja apuntan más hacia una relación con el ibérico que con el propio euskera.
Quería decir «la interpretación …. mediante el euskera moderno».
Si no me equivoco, Coromines identificaba la lengua de los sordones con su famoso «sorotáptico», una lengua (o grupo de lenguas) IE sin prácticamente textos escritos (los únicos que se han encontrado son los llamados «Plomos de Arles (Amélie-les-Bains en francés)» pero que con rastros en la toponimia y en préstamos a otras lenguas, incluido el euskera.
En la Península, lo más parecido al sorotáptico es el lusitano, lengua prelatina con epigrafía de época imperial.
¿Sorotáptico? ¿Y en qué ha quedado esta teoría?
¿Fue Ensérune un oppidum sardón? Hoy en día es fuente caudalosa de epigrafía ibérica:
Se supone que el ibérico es más cronológicamente más reciente que el sorotáptico/ligur. A grosso modo, los iberos eran una aristocracia guerrera que dominó a otros pueblos de lengua diferente a la suya, aunque no las llegara a suplantar. Y en este caso, tenemos el testimonio (por desgracia aislado) de los Plomos de Arles estudiados por Coromines.
Hola:
Quería preguntarle si considera que vascoiberismo y vasconización tardía son en principio hipótesis contrarias, pero pueden reconciliarse e incluso requerirse mutuamente. Así, el vascoiberismo podría explicar el aislamiento de los vascos mediante la vasconización tardía (refugio pirenaico) y la vasconización tardía podría explicar el origen del vascuence mediante el vascoiberismo.
Gracias.
Como decía arriba, todo lo que remonta el milenio para la historia de la lengua vasca entra en el fangoso terreno de la especulación. Con todo, indicios como el citado formante ibérico beleś animan a establecer conexiones en la línea del vascoiberismo, por supuesto.
Hay que descartar, creo, la idea del aislamiento como razón de supervivencia. No hubo aislamiento de la lengua, como demuestran los múltiples préstamos así como las pruebas materiales. Los pueblos del suroeste de Europa estaban hiperconectados entre sí. No hay refugio pirenaico en el milenio anterior al cambio de era. La clave de la supervivencia hay que buscarla en otra parte. La razón principal pasa en mi opinión necesariamente por la autoestima de los hablantes y el apego hacia su lengua. Esta entrada ofrece indicios para entender el contexto de esta situación de autoestima.
Una vez que la lengua sobrevivió la fase romana (sobre todo siglos I-V), innovada y robustezida tras el contacto con el latín, la lengua se expande en el marco de la tesis de Mikel Pozo (2016). Por lo que efectivamente, las dos teorías son complementarias.
En su libro «Castilla en tiempos de Fernán González» (2008), el
historiador Juan José García González afirma que el «homeland» originario del euskera era el Pirineo Navarro, y a partir de allí se sentó en las sierras de Aralar, Urbasa y Andia gracias a la trashumancia.
Según este autor, al parecer los pastores hablantes de euskera
estaban organizados en bandas paramilitares para su defensa, y
ofrecieron sus servicios a los campesinos (presumiblemente ya
romanizados) de las tierras llanas. Y a través de estos intercambios se extendió el euskera a esas tierras.
… y de esa manera el paleoeuskera sufriría la primera latinización, que en mi opinión afectaría sobre todo la fonética, con una cantidad de préstamos relativamente modesta. Por eso, cabría pensar en la posible existencia de un romance intermedio con sustrato céltico.
Sólo una duda más:
¿El aislamiento genético de los vascos modernos (entiendo que defendido por Eneko Iriarte et alii) no plantea dificultades a la hipótesis de la vasconización tardía, en tanto en cuanto ésta requeriría de un corrimiento o una aniquilación totales de los pueblos prevascos del País Vasco (quienes sí contarían con un componente genético indoeuropeo)?
Muchas gracias.
Vuelvo a la madre de todas las batallas, al sardo golostri = eusk. gorosti ‘acebo’. Leo ahora en un interesante trabajo sobre fitonimia en la región de Latgale, la más oriental de las de Letonia (CEKULA, Zane, «Place Names and Identity: Place Names of Northern and Southern Latgale Reflecting Vegetation», presentado en el XXV Congreso ICOS 2014), agrosti = grosella ‘Grossularia reclinata’. El elemento gros-, deformado en inglés -seguramente por etimología popular- en goose, etc- puede explicar, ya sea directamente o por contaminación o cruce, tanto nuestro gorosti como el golostri sardo. Las plantas tienen cierta similitud, especialmente en su fruto. La coincidencia de las terminaciones -(s)ti euskérica, -(s)tri (una de las muchas) sarda y ahora -(s)ti latgaliano la debemos achacar a la causalidad. Otros trabajos sobre toponimia e historia sarda que han caído estas vacaciones en mis manos me reafirman en mi convicción de nula relación vasco-sarda.
Muy interesante ese dato, pero discrepo en su interpretación.
Para este tema y otros muchos que nos circundan, muy recomendable la lectura de un reciente trabajo de Ferran Garcia-Oliver, de la Universitat de València: «Usos i abusos de la toponímia. Toponímia major de la Safor», disponible online
https://www.avl.gva.es/documents/31987/54305/Actes_19.pdf/
▪ GOROSTI
acebo
☆Etimología euskérica:
[*GORRI (h) OSO DIN]
> gor os ti
= Gorosti
☆Traducción:
▪︎GORRI: rojo
▪︎OSO: completo, entero
▪︎DIN: que es, que vale como, casi como, cualidad de.
Ej.: ber-din, ur-din, gor-din
Es decir:
•Rojo-Completo-Casi/Como
¤ Como rojo por completo.
¤ Casi enteramente rojo.
¤ Acebo.
Pseudolingüística.
¿Por qué?
Pseudorrespuesta. Sin ningún fundamento.
Hola Fernando: Agradezco tu intervención en Trifinium. La solución [*GORRI (h) OSO DIN] me parece imaginativa, pero a la hora de plantear etimologías hay que ir con pies de plomo. Octavià menciona las variante orientales korosti (S, R), khorostü (Z), koosti(Z), a las que el OEH añade otras con sorda inicial, korosti (V-gip, G-azp-nav, AN-ulz, Ae, Sal, R; A), korostin (A), kostei (V-gip), koostei (V-gip), koosti (G-azp, S), khooste (Foix ap. Lh).
El mismo OEH aporta una nota etimológica: «Cuenta con claros paralelos sardos: golóstru, golóst(r)i, colostri».
Por todo esto, conviene ser cautos y explorar distintas opciones.
Hola Joseba.
Gracias por contestarme.
Estoy de acuerdo en lo de la prudencia.
Para las etimologías y en cual otro ámbito.
Pero para todos y sin excluir las opciones mas evidentes.
El principio de la navaja de Ockham también rige en esto.
De hecho,
la opción que yo planteaba y planteo no tiene nada de imaginativa por ser de lo más obvio y probable.
gorri en euskera no es sólo rojo,
pues [*gor rri]
designa lo muy duro, muy intenso, que en colores es el rojo, pero también indica lo pelado, lo duro de sufrir.
Su etimología podría ser
[*gorri oso din]
o [*gor rri oso din]
sin buscar o buscando fuera del euskera.
Tanto
* gor como *rri , oso y *din son profusas y muy documentadas en euskera y protoeuskera.
Con significados bastante o muy claros.
Resulta que el acebo tiene frutos que son bolitas rojas duras y hojas coriáceas.
Las otras variantes son derivaciones fonéticas más bien claras por las evoluciones euskéricas
k > g > h
o > u > i
pero nada básicamente diferente o distinto.
Hay otros muchas palabras con evoluciones similares que no cito aquí y ahora.
La linguistica debe aclarar con prudencia, no embrollar con erudición.
Gracias de nuevo y un cordial saludo.
Se me olvidaba añadir que la r lenis intervocálica desaparece con mucha frecuencia (o pasa a l)
iri > ili
oro > o*o > o
con lo que:
gorosti > korosti > kolosti > koosti/kooste o
korostü
vienen a ser derivaciones evolutivas del mismo vocablo en distintas épocas y zonas geográficas.
Lo que tú digas 🙂
¡Vaya!
¿Desde cuándo das tú los títulos en linguística euskérica y protoeuskérica a los euskaldunes?
Conocer un idioma, o incluso ser un hablante nativo, no implica que seas lingüista, y mucho menos que seas bueno en ese oficio. El hecho que el euskera sea una lengua sin parientes próximos conocidos ha propiciado que se hayan escrito una sarta de idioteces sobre sus orígenes, como p.ej. las «etimologías» de Lakarra.
El hecho de que el euskera posea palabras compuestas NO significa que todo su léxico sea así, y menos por lexemas monosilábicos como él propone.
is / ur : agua
▪︎ibon
en Huesca
lago de montaña pirenaico
☆ Etimología protoeuskérica:
[*is boro (h)on]
> *is bor on
> *isbon
= ibon
☆ Traducción:
is: agua
boro: redondo
on: bueno
• círculo de agua buena
•lago
(lacus, lat.: laku en euskera actual)
▪︎idoi
charca
☆ Etim:
[*is doi]
> idoi
☆ Trad:
is: agua
doi: a penas, escaso, justo
•agua escasa
•charca
¤
*is (paleo): agua
•ibai < is badi (metátesis) < is bida/bide: camino del agua: río
•ibi zubi: vado de madera: puente)
•ibar < is bar: agua y vegetación: vega
•izerdi < is erdi: agua supurada: sudor
(erdi: mitad, por otra vía,
en este caso es la de erditu: parir)
•izotz < is otz: agua fría: hielo
•itsaso < is zan so: contemplar mucha agua: mar
•isurde < is urde: cerdo de agua: delfín
•izoki < is on gi: buen alimento de agua: salmón
•txid < txi is: agua pequeña: orina
•txistu < txi is tur < txi is dor: lo más pequeño en agua: saliva
•itur < is dor: cumbre en agua: manantial
•iturri < is dor rri: muy lo más en agua: fuente
¤
•ur (proto y actual): agua
•ubarka < *ur arka: presa, embalse
•ugalde < ur alde: junto al agua
•urbion: dos aguas buenas
en ‘puente’ es:
*zur ibi
> zubi
•vado de madera,
o sea:
puente
(es que he escrito muy acelerado…)
Yo había sido más simple que tú en esta etimología, ya que en el atlas EHHA zubi aparece con dos usos, como puente y como escalera de mano. Así, que pensaba que sería simplemente ‘dos palos’ puestos en paralelo.
El OEH propone «Etim. Quizá de zur ‘madera’ + -bi (< *-bie < bide 'camino'); cf. orbi, ubi, etc."
¿Sabes que un equipo dirigido por Joseba Lakarra va a publicar dentro de poco un diccionario etimológico de 1000 palabras? Deberías ponerte en contacto con ellos. Ibas a disfrutar.
Gracias por lo de las otras opciones de zubi.
Creo que falta la que cito.
Sé lo de Lakarra y su equipo.
Interesante a más no poder y de mucho disfrutar.
Pronto veremos el fruto.
Después habrá menos discusión creativa.
¿o más?…no sé.
Por cierto, ya sé que conviene ser cauto y explorar distintas opciones.
Pero no me parece biunívoco excluir la mía, y menos aún diciendo que es pseudolinguística.
Por otro lado, después de ver opciones, conviene ser un poco ‘audaz’ y decidirse por la más probable sin quedarse en la eterna erudición.
No hay problema conmigo: yo no elijo.
También sé a quienes corresponde esa tarea y cómo la realizan.
Sin más y cordialmente.
Con las etimologías tengo una duda metódica importante. Ante una palabra que puede explicarse por neologismo o préstamo, ¿cuál debe prevalecer? Uno puede buscar etimología interna para palabras como aizkora, bipil, ispil, kabi, mutil, etc. pero luego descubre que proceden de lat. asciola, pilus, speculum, cavea, mutilus, etc.
Lakarra tiene una etimología interna para herio ‘muerte’ y Ros Cubas otra del proto-germánico… (no recuerdo ahora cuál). ¿En igualdad de condiciones técnicas, cuál es preferible?
Dificil pregunta.
En mi opinión, no hay otra respuesta que la de lo razonable y el contexto histórico-geográfico.
Si es una palabra de uso común y básico es más dificil que sea préstamo.
Sin saber tanto como Lakarra, aunque a veces se equivoque como todos, en el caso de herio yo no creo en un préstamo.
Incluso a mí se me ocurre:
*eri hotz > de h3 a h1 > herioz > herio
enfermedad fría: muerte
En las que citas como procedentes del latín hay una en la que no creo que sea así: kabia (no kabi): nido.
No necesitaban tomar una palabra prestada porque seguro que tenían una.
Una vez pensé en ello e invesrigué un poquito esa palabra.
Por ejemplo, los nidos los hacen los pájaros con ramitas y forma de cuenco;
[*aska abar ina]
> *akabarina
> *kabaina > *kabira
= kabia
Trad.: cuenco de ramitas
Tan válido o más que cavea
*aska abar ina
> *ka ba ia
= kabia
cuenco de ramitas
cestito (saski) de ramitas
nido (cavea?)
El euskera (k)abia ‘nido’ es un interesante préstamo céltico, como explico en mi blog.
A base de añadir fonemas epénticos se podría explicar casi cualquier vocablo.
Lo mismo se podría explicar que kabia viene de kiwi.
Aplícate por favor lo de las ‘sartas de idioteces’ que aplicas a otros.
Y también lo de los pies de plomo y la prudencia que preconiza el propietario de este blog, con otras alternativas.
Parece que tengas el euskera atragantado…
A base de añadir fonemas epénticos se podría explicar casi cualquier vocablo.Yo no diría tanto, pero en euskera hay un buen puñado de palabras con consonante inicial epéntica. La más frecuente es l-, seguida de g-/k-.
Lo mismo se podría explicar que kabia viene de kiwi.Eso no tiene mucho sentido, ¿o no?
Parece que tengas el euskera atragantado…Pues no, es justo lo contrario. 🙂
Hola, intentaba no entrar pero soy débil.
Las etimologías de Fernando Acedo son fantásticas, realmente fantásticas, y para Octaviá todo es celta. El primero hace una descripción del objeto cuestionado, la traduce al euskera usando las palabras que más le convienen en cada caso, quitando y poniendo fonemas arbitrariamente hasta que le queda, según él, redondo. Lakarra está haciendo mucho daño.
El segundo tira de celtismo hasta la extenuación, da igual lo que sea, si no es latín o romance ha de ser celta. Aunque haya expertos que no se pongan de acuerdo en lo que es celta y lo que no lo es, ni siquiera qué es lo celta, Octaviá lo tiene siempre claro, nunca duda. La prudencia no es virtud de ninguno de los dos desde luego.
Tener la cabeza llena de conocimientos tampoco vale para mucho si no se saben gestionar o racionalizar, y más hablando de temas tan difusos y poco documentados.
Saludos
Es absurdo pretender que «todo sea celta», pero no se puede ignorar (por prejuicios o miopía) la influencia céltica en la conformación de la lengua y la identidad vasca. Yo he estudiado un puñado de palabras de ese origen, pero hay también elementos del folclore como el Lauburu o el Árbol de Gernika que tienen paralelos en el mundo celta, como afirman especialistas en la materia.
Claro, los prejuicios son mala cosa, por eso hay que estar siempre atentos para no caer en ellos. Tirar de sonsonete para establecer conexiones entre palabras de diferente procedencia ya lo hacen otros, y se les critica con razón. Pensar que todo lo que se dé en determinadas culturas, digamos la vasca para el caso, y tenga paralelo o símil en otra, digamos la celta, haya de proceder a la fuerza de la otra es prejuicioso. ¿Cómo de documentada está para todo el mundo celta la adoración a ciertos árboles? ¿Se da en otros pueblos de raigambre indoeuropea como germanos o griegos? ¿Llega a pueblos de la actual India?
Desde luego es mucho más fácil establecer, o siquiera pensar, que el lauburu tiene su origen en alguna cultura indoeuropea por lo documentada que está la extensión de estas figuras y otras del estilo en toda la extensión de este grupo de lenguas, y aún así se ha de ser cauto. Pero los rituales de árboles sagrados – y otros- resulta un poco más complicado de establecer si son influjo de otra cultura, si el influjo va en dirección contraria, o si son paralelos, convergencias naturales de origen distinto.
Marco V. García Quintela y François Delpech: El Árbol de Guernica. Memoria indoeuropea de los ritos vascos de soberanía, Abada Editores.
https://cloud10.todocoleccion.online/libros-segunda-mano/tc/2019/05/03/20/162300882_137779449_tcimg_45D98045.jpg
«Árbol sagrado
Árbol sagrado es aquel que tiene un significado especial, de carácter religioso, para una comunidad. Hay dos maneras de entender el árbol sagrado, como especie y como individuo. Algunos pueblos consideran sagrada una especie determinada; de ese modo, los africanos adoran el baobab, como los celtas adoraban el roble. En cambio, algunas comunidades eligen un ejemplar determinado, como el ahuehuete de Oaxaca, en México, o el espino de Glastonbury, en Inglaterra. El árbol sagrado celta, también es conocido como Nemetón. Estos árboles, suelen estar situados en el centro del bosque, y suele ser el árbol con el tronco más grueso.
Por otro lado, no podemos dejar de lado los árboles sagrados mitológicos, como el roble de Thor o el ciprés de Kashmar, e incluso especies consideradas fuentes de inmortalidad, como el melocotón en China o el manzano en la antigua Grecia. La adoración a los árboles es la tendencia a crear mitos de los árboles por parte de muchas culturas.»
http://www.diosuniversal.com/Leyendas/Adoracion-los-arboles
Por ejemplo, sin dar muchas vueltas. No sé si me explico.
Por cierto, por la presentación que hace del libro cuya lectura sugieres el tal J.M. Salvador ya se puede intuir un sesgo, luego un prejuicio, por mucho que intenten guardar la ropa mientras nadan.
E insisto, no me verás negar rotundamente una posible relación entre ritos del estilo del que hablamos, pero tampoco me voy a tragar conexiones artificiosas y forzadas a menudo por ideas más políticas que científicas, tanto por un lado como por el otro. Y lo vasco tiende a infectarse con facilidad, aunque también sabemos qué parte es la que controla la mayoría de los resortes mediáticos.
Por último, hacer notar que en un supuesto mundo mayoritariamente céltico presionando a una minúscula célula euskérica parece ser que es ésta la albacea del celtismo. Curioso cuando menos.
No veo tu «minúscula célula euskérica» presionada por ese mundo céltico. Más bien creo que fue al revés, como ya he comentando anteriormente.
Y lo sorprende es que el euskera haya sobrevivido a la latinización impulsada por la Iglesia (más que por el Imperio romano).
Entonces creo que en ese aspecto estamos bastante de acuerdo.
Saludos cordiales, Octaviá
Adrian: si eres Larrabasterra en disqus te contesto por aquí, ya que me bloquearon en Ama Ata.
Con la toponimia pirenaica sucede algo parecido con el ibérico, que se parece al euskera pero es intraducible a través de él. También es un error bastante común igualar romanización con latinización.
Hola, Octaviá. Sí, soy Larrabasterra en Ama Ata y Larra en Terrae Antiquae.
Siento lo del bloqueo, no sé por qué lo harían pero es algo con lo que no suelo estar de acuerdo de no ser que se haya apercibido reiterada y convenientemente y la persona no rectifique su actitud. Yo también fui bloqueado por Alicia Canto y pedí explicaciones que todavía estoy esperando. Todos mis comentarios fueron borrados sin darme ninguna opción.
A veces en la pasión de la discusión podemos perder las formas, ya habrás notado que a mí me pasa, pero creo que hay que dar un toque de atención y la oportunidad de disculparse y rectificar.
Bien, a lo que me comentas. Ya te lo dije en otra ocasión, está claro que el léxico original vasco no es lo que era. Pero no lo sabemos por las palabras que faltan, porque no las conocemos, sino por las que han engordado su corpus léxico sustituyendo a las patrimoniales. ¿Cómo se pretende traducir con una lengua moderna con tan pequeño porcentaje de léxico patrimonial un topónimo que posiblemente se estableció antes de la llegada de los romanos y que también habrá sufrido sus cambios?
Nos cuesta traducir incluso algunos modernos de la zona vasco parlante como para meternos en serio con zonas donde hace muchos siglos que se supone que se dejó de hablar.
También me choca a menudo lo fácil que les resulta a algunos establecer si determinado topónimo tiene un origen indoeuropeo, o incluso hilan fino y te dicen que céltico, o de tipo vasco o ibero.
Creo que a menudo eso se hace con demasiada alegría.
Sobre Romanización y Latinización ya no me meto. Doy por hecho que no es lo mismo, pero también supongo que no será fácil decidir en algunos casos si se dio lo uno o lo otro, ¿no?
Y, puestos a distinguir, no tiene nada que ver intentar traducir un topónimo pirenaico con intentar traducir frases y textos completos en ibero.
Si tenemos varias frases en ibero y por más que lo estrujes de ahí no sale nada claro a partir del euskera pues eso ya nos dice bastante sobre la poca afinidad entre las dos lenguas. Pero los topónimos pirenaicos suelen ser mucho más cercanos, aunque estén corrompidos o tengan elementos desconocidos.
No creo que tengas muchas pegas con el topónimo «Aran», seguramente también «Andorra», o con «Javierre» y «Javierregay». La palabra «ibón» misma, aunque no se conserva en vasco moderno, es difícil no tomarla como «vasca».
Hay muchos ejemplos bastante llamativos aunque no los recuerde ahora.
No creo que sea ninguna barbaridad hablar de «euskera pirenaico», de hecho resulta mucho más real que otras teorías sacadas de la nada sin ningún fundamento.
Contrariamente a la gran mayoría de los vascólogos, yo sí creo que el euskera y el ibérico están relacionados. Pero teniendo en cuenta que el euskera dista mucho de ser homogéneo en cuanto al origen de su léxico y la evolución que seguro ha sufrido en los últimos 1500 años, es bastante comprensible que esto suceda.
Está claro que el topónimo Javierre y similares son de origen vasco, pues su etimología es transparente a partir de *Exa-berri ‘casa nueva’, siendo *exa- una variante dialectal de etxe ‘casa’. Pero lamentablemente no sucede lo mismo con Aran y Andorra, relacionados respectivamente con las tribus de los arenosi y andosini.
Aunque la denominación de «euskera pirenaico» me parece un tanto abusiva, si de verdad se hablaba por allí algo parecido al euskera moderno, tanto mejor para la teoría de la vasconización tardía del País Vasco. 🙂
No creo que le favorezca ni que le desfavorezca al tardismo. Ni seré yo quien diga que en los Pirineos Orientales se hablase «algo parecido al euskera moderno». Pienso que se hablaba «un euskera», así, indefinido. No hay muchos datos para poder concretar más.
Yo en cambio, con lo del parentesco con el ibero tengo muchas dudas, así que no me pronuncio. Pero hay que insistir, igual que con el sardo, seguir arañando. Me parece muy interesante.
Sobre esas tribus que mencionas creo haber leído hace tiempo algo, pero eran intentos de asociación, no algo seguro, ¿no?
Bueno, un saludo, Octaviá. Disfruta el fin de semana.
Verás, yo pienso que el euskera es una especie de «cocido» de varios ingredientes: vascoides, célticos, romances y seguramente otros no identificados. Atendiendo a criterios sociolingüísticos, esto se debería a que fue usada como lingua franca por hablantes cuyas lenguas nativas eran de otro grupo. Con algunos matices, esto es lo que se conoce en lingüística como «criollo».
Y si el paleosardo (o más bien una parte de él) se parece al euskera es porque sería un pariente próximo del ibérico.
Una aclaración: por «vascoide» debe entenderse como «parecido al euskera», luego el ibérico es una lengua vascoide.
Bueno, eso de «cocido» suena un poco a «no tengo ni puñetera idea». Y la verdad es que es eso, que no tenemos ni puñetera idea. Y no se pueden sacar muchas conclusiones de lo que no se tiene ni idea. Por eso hay tantos «expertos» sacándose de la manga historias tan dispares sobre el posible origen del euskera.
Es como si decimos que el inglés es un cocido de lenguas germánicas, britónico, latín y, llegado a última hora, francés.
Hombre, el inglés sí que está documentado, y decir eso sería una osadía, aunque algo de cierto habrá. Pero nadie duda de que sea una lengua germánica.
Ahora está especialmente de moda sacarles a todas las palabras vascas un origen latino, romance, céltico o marciano. Es una actitud en la que en ciertos autores tiene un trasfondo político evidente.
Tenemos claro que hay un porcentaje muy importante de léxico exógeno, pero junto al léxico patrimonial, sea el porcentaje que sea, hay una morfología y una sintaxis que también lo distinguen de forma radical de lo que tiene a su alrededor. Hablar de «cocido» es muy simplista, aparte de que suena fatal.
Dices sobre lo del «cocido»: «Atendiendo a criterios sociolingüísticos, esto se debería a que fue usada como lingua franca por hablantes cuyas lenguas nativas eran de otro grupo»
Estás haciendo lo que haces siempre y no se debería hacer, sacar una conclusión sin fundamentarla convenientemente y ponerla de base para futuras ideas y conclusiones y seguir adelante. Eso suele favorecer el alejarse de la realidad y anular perspectivas, cuando se debería hacer todo lo contrario, detenerse, abrir opciones y tantearlas, fantasear con todas si se quiere pero siendo conscientes de que esa, muy posiblemente, no es la realidad. Y si hay que volver atrás se vuelve. Si estás en una habitación desconocida a oscuras no tiras hacia adelante a lo loco, o no deberías hacerlo.
Octaviá: “Y si el paleosardo (o más bien una parte de él) se parece al euskera es porque sería un pariente próximo del ibérico.”
O del euskera, ¿no?
Me parece que utilizas constantemente la táctica argumental «straw man», o en castellano, «hombre de paja».
No es cierto lo que repites una y otra vez de que «no tenemos ni idea» sobre el paleoeuskera (o quizás mejor, paleoeuskeras), sino más bien que nuestro conocimiento es fragmentario e incompleto debido a la falta de textos. Pero lo que es seguro es que lo se hablaba hace 1.500 o 2.000 años, en lo que respecta a la morfología y la sintaxis, era bastante diferente al euskera moderno.
El paleosardo es un corpus léxico y toponímico atribuible a más de una lengua, aunque es posible que alguna de ellas estuviera relacionado con el ibérico, y más lejanamente, también con el euskera. Lo que me llama más la atención es la existencia de una consonante retrofleja en sardo como reflejo del latín -ll-, rasgo compartido con dialectos sicilianos, del sur de Italia, pero también en el asturianu occidental (la llamada «che vaqueira»), así como en el gascón pirenaico y el aragonés (aunque en este caso de forma más residual). Como parece que el ibérico también poseía una consonante de ese tipo, la relación está servida.
Por ejemplo, la morfología NOMINAL en euskera, con el artículo -a (procedente del antiguo deítico distal har) pospuesto, es calcada del romance. En cambio, la morfología verbal es más conservadora, al menos en lo que respecta a las formas analíticas, que a tenor de los textos existentes eran más abundantes en siglos pasados.
Yo ya sé que tienes muchos conocimientos de lingüística, Octaviá, si eso no te lo voy a negar. Lakarra también los tiene, ¿no crees?
Pero reconstruir un idioma que prácticamente no está documentado supera tus capacidades y las de cualquiera.
La prueba está, y ya lo he dicho en otras ocasiones, en la disparidad de opiniones entre los expertos.
Para montarse películas no hace falta ser un erudito.
Dices:»Pero lo que es seguro es que lo se hablaba hace 1.500 o 2.000 años, en lo que respecta a la morfología y la sintaxis, era bastante diferente al euskera moderno.»
No, no es seguro, es muy probable.
Sobre el artículo también cabría la posibilidad de que la influencia fuera a la inversa. El latín trabajaba sin artículo, y creo que las célticas de entonces también, ¿no? ¿cabe la posibilidad, aunque sea remota, de que un sustrato de lenguas vascoides influyera en ese aspecto? Ya sé que el griego sí lo usaba, y se puede proponer que la tendencia estaba en marcha, pero ¿y si el detonante fuera ese sustrato antiguo europeo del que habla no sé si es Vennemann?
No es tan fácil sacar conclusiones definitivas sobre el tema creo yo.
Y aunque yo también me inclino a pensar en el demostrativo ha(r) -perdona, pero no sé lo que es un «deítico distal»- como posible origen del artículo tampoco está del todo claro. Lakarra dice que en el documento de la Reja de San Millán aparecen artículos precedidos de aspiración, pero yo no los veo. Los únicos artículos transparentes que veo no llevan aspiración. He puesto la relación en un comentario de Ama Ata.
Un saludo
Mejor me callo lo que pienso sobre las teorías de Lakarra y Vennemann. 🙂
Ya, pero no creo que vayas a decir que están faltos de conocimientos.
Para mí, ni el uno ni el otro.
Lakarra con sus etimologías marcianas y su prepotencia, y el otro con la ida de olla de ver vasco por todos lados.
Pero hoy por hoy tampoco me parece descabellado contemplar la posibilidad de que hubiera, en tiempos, una gran familia vascoide en el Occidente europeo. De hecho esa idea siempre ha estado ahí entre expertos, y es lógico.
Ya me gustaría que fuera de otra manera, pero me temo que no hay indicios de ese supuesto vascónico en Europa Occidental. Es más, parece que el antepasado del euskera viene del Lejano Oriente.
Las investigaciones sobre ADN parece que apoyan la teoría de la procedencia de los pueblos pastores y agrícolas en Oriente Próximo (tú dices Lejano Oriente, supongo que es un lapsus), y por lo tanto es muy posible que el vascónico viniera con ellos, pero por eso mismo digo que esas supuestas lenguas vascónicas (por lo que entiendo «vascoide» no encaja aquí entonces) podrían haber colonizado gran parte de Europa Occidental hace 6000 años.
Desgraciadamente, el ADN y las lenguas no están necesariamente correlacionados, entre otras cosas porque un grupo minoritario puede imponer su lengua a una población más numerosa por dominio militar (élite dominante), de lo cual hay muchos ejemplos a lo largo de la historia. Así que la(s) lengua(s) de los agricultores neolíticos no tiene(n) porqué estar relacionadas con el euskera.
Pero cuando dije «Lejano Oriente» no era un lapsus. Pienso en las estepas y montañas de Asia Central y Septentrional.
Ya, pues entonces no pensamos en lo mismo, pero vete a saber. A mí me convence más la avenida por el Mediterráneo por lo que comento de los estudios de ADN.
Claro que no tienen por qué coincidir lenguas con ADN, pero te da un hilo que seguir, y posiblemente más atinado que otros. La cosa es no asentar ideas sin tener pruebas.
¿Podrías decirme, muy sintetizado, qué es lo que te hace pensar en ese posible origen?
Los parentescos lingüísticos tienen que apoyarse en datos lingüísticos. El ADN y los registros arqueológicos pueden ayudar a establecer teorías, pero son claramente secundarios.
Dentro de lo que sería a priori parte del léxico nativo del euskera, podría citar p.ej. los siguientes:
– El prefijo *e- presente en las formas no finitas de los verbos «antiguos» (los que no tienen el sufijo -tu) tiene un paralelo en el llamado «aumento» verbal de lenguas IE como el antiguo griego o el grupo indo-iranio.
– El euskera koi-pe ‘grasa, aceite’ tiene paralelos en altaico y urálico.
– El euskera gorri ‘rojo’ tiene paralelos en altaico e IE.
Otras palabras, como las que designan animales domesticados o plantas, que pueden ser clasificadas como «palabras errantes» o Wanderwörter, llegaron al euskera desde el lejano este. Por ejemplo, idi ‘buey’ o zaldi ‘caballo’.
Lo de que el ADN no tiene ninguna relación con las lenguas ya lo sabemos, eso no hace falta explicarlo. Pero que los estudios multidisciplinares son los que dan mejores resultados y proporcionan una imagen mucho más clara del objeto de estudio es incuestionable.
Estaríamos buenos si a estas alturas prescindiéramos de la arqueología o la antropología para estudiar las lenguas.
Por lo tanto no veo muy discutible que la investigación con ADN sea un buen bastón, mejor que otros que tradicionalmente se han usado a la par en este tipo de investigaciones, en el que apoyar las teorías lingüísticas. Si no se aceptase así ya podríamos ir tirando por la borda todas las teorías que se han apoyado en la arqueología, como las de María Gimbutas, los campos de urnas, Hallstatt y la madre que les parió, que proporcionan teorías discrepantes pero también una base real para crearlas. Luego toca al lingüista procesar esos datos junto con los propiamente lingüísticos y hacerse una opinión.
Luego sobre esas posibles coincidencias que expones -ya sé que te pedí síntesis pero no creo que tengas mucho más- son demasiado pobres para sacar, no ya conclusiones, una simple teoría.
De todas formas mencionas el griego y éste estaba en el paso de esa supuesta avenida de gentes desde Anatolia, lo mismo que el grupo indo-iranio está justo hacia el lado contrario. ¿Por qué en cambio no tienen esa característica otras lenguas indoeuropeas? Y yo, la verdad, no le doy ningún voto de confianza a la idea, pero es que tampoco nos acerca a la idea de la estepa de Asia Central que tú propones.
Luego unas supuestas palabras errantes por aquí y por allá. Muy, muy, muy débil.
Con tal inconsistencia no se puede proponer nada serio.
Y, en cambio, el ADN probablemente pueda ser de mucha más ayuda a la hora de comprender movimientos de pueblos. Ya, no necesariamente de sus lenguas, pero…
Por mucho aire de familia que tengan, las lenguas indoeuropeas constituyen un conjunto bastante heterogéneo que no se puede explicar -por mucho que se empeñen los especialistas- en base a una hipotética protolengua que supuestamente surgió hace unos pocos milenios (Calcolítico) en algún lugar de las estepas póntico-caucásicas. No puedo extenderme aquí, pero aunque discrepo de las teorías que has mencionado, pienso es perfectamente posible que entre las lenguas de los «kurgans» de Gimbutas (pastores nómadas de las estepas) hubiera alguna emparentada con el euskera, a tenor de los datos de ADN (sí, esos que tanto te gustan). De hecho, el mismo Rodríguez Adrados lo menciona de pasada en su libro de «divulgación» Historia de las lenguas de Europa (se entiende indoeuropeas, pues ésa es su especialista).
Como veo que estás un poco pez en indoeuropeo, te recomiendo el manual «Las lenguas indoeuropeas» de Anna Giacalone y Paolo Ramat (Cátedra). Y si te parecen pobres los resultados de mi investigación, te animo a que los mejores. 🙂
Casi me olvidaba, pero el nombre de algunos ríos de Europa Central y Oriental, como el Danubio, Don, Dnieper o Dniester, derivan el iránico *danu- ‘río’, palabra relacionada con un verbo ‘fluir (un líquido)’ que se encuentra en algunas lenguas indoeuropeas. Pues bien, en euskera tenemos el verbo e-dan ‘beber’, significado que se puede interpretar como ‘fluir (un líquido) por la garganta’. 🙂
Jejeje, eres la leche, Octaviá. ¿Pero cómo voy a mejorar yo tus resultados si no soy lingüista?
Decir que estoy en pez en lenguas indoeuropeas es poco.
La cuestión es que leo lo que escribes, y leo lo que otros expertos con muchos conocimientos escriben y me convence lo que me parece que tiene más sentido común, que de eso me queda un poco.
Y uno dirá una cosa y otro la contraria. Pero, de momento, no hay nadie que establezca tajantemente una relación entre euskera y otra lengua, o que diga que sabe con seguridad la procedencia del euskera que me convenza.
Porque no seré lingüista pero tampoco me chupo el dedo. Y lo que no se puede afirmar, con los datos que hay (joder, ya me fastidia repetirme), son cosas de ese estilo.
Te repito (otra vez), tiras mucho de sonsonete. «Edan» tiene un prefijo «e» y un sufijo «n». Nos quedamos con «-da-«, que igual a ti te vale para tu película pero para la mía no.
Luego no te rías de las etimologías de Acedo.
Como dicen en mi pueblo, pa tí la perra gorda, Adrian. 🙂
Eso también se dice en el mío.
Mira, esto funciona así, tú eres el experto y yo el aficionadillo.
El experto dedica su vida a recabar conocimientos, desarrollarlos, contrastarlos, discutirlos y sacar teorías y conclusiones, y, si puede y quiere, darlas a conocer.
El aficionadillo más que nada se dedica a leer a los expertos y descartar o aceptar las ideas de estos. Y si tiene la ocasión preguntar. Poco más. Bueno, y si es un poco ladilla como yo cuestionar lo que no le convence.
Un saludo, y gracias por el esfuerzo!
¡Ah! Y etxe ‘casa’ tiene parientes en urálico y norcaucásico. Si te interesa el tema, seguimos en mi blog. Si no, ¡agur! 🙂
¡Ah! Y etxe ‘casa’ tiene parientes en urálico y norcaucásico. Si te interesa el tema, seguimos en mi blog. Si no, ¡agur!
Sobre «etxe» ya te dije algo que para mí invalida cualquier relación, pero si te hace ilu…
He perdido la dirección de tu blog, pero no creo que me cueste encontrarlo.
No tengo mucho tiempo pero igual te visito. Si no también nos podemos ver en Terrae Antiquae, que veo que andas en plan graciosete.
Bona tarde!
Celebro que aprecies mi sentido del humor. 😉
La dirección de mi blog es vasco-romance.blogspot.com
Precisamente acabo de actualizar una entrada que a lo mejor te puede interesar. 🙂
Moltes gracies! Voy…
En la zona central montañosa de Cerdeña -Barbagia- existe hoy y cercanos entre si. nombres tales como : Arzana- Otzai-Atzara-Aritzo.
No son toponimicos claramente euskaldunes?
Yo no diría «euskaldunes» sino más bien vascoides, es decir, parecidos al euskera. Lo mismo pasa con el ibérico.