El Atlas Lngüístico Vasco (Euskararen Herri Hizkeren Atlasa, EHHA) es una herramienta de inmenso valor para la historia de la lengua (y con ese fin la hemos usado en varias ocasiones, vg. 18/04/2020). Pero el hecho de que contenga solo datos contemporáneos hace que se cuestione su validez en la prospección de los periodos antiguos (Lakarra y otros, apud Urrestarazu, 2021). Sin embargo, los atlas lingüísticos tienen una larga tradición en dialectología, rama de la lingüística particularmente útil para el conocimiento de la historia de las lenguas (cf. Boberg, Nerbonne & Watt, 2018).
Categoría: Vasconización tardía
En el corazón de la Vasconia histórica floreció en el Alto Imperio (siglos I-III) una original cultura funeraria que se extendió a ambos lados de la frontera (sic) de vascones y várdulos. Durante varias generaciones, en ese territorio se impuso la costumbre de decorar los nichos con lápidas encargadas al taller epigráfico de Alba/Gastiáin.
Comparto el guión, las diapositivas y el vídeo de prueba que he preparado para la charla encargada por Raíces de Europa en torno a la mano de Irulegui, el 21 de marzo de 2023 en Vitoria-Gasteiz. Los organizadores pronto colgarán el vídeo de la charla (de mucha más calidad que la prueba) en su canal de YouTube.
Año 409, el historiador Orosio informa de la existencia de unos individuos, los rusticani, a quienes Roma había encomendado la custodia de los pasos pirenaicos occidentales. No conocemos las circunstancias exactas por las que estos individuos aparecen en las fuentes históricas cumpliendo este cometido, pero vamos a tratar de recomponer lo que sucede a partir de entonces. Indagaremos en los indicios que convierten a los rusticani de Orosio en los proverbiales protagonistas de la supervivencia del euskera y de su desarrollo posterior en los siglos oscuros de la Tardoantigüedad y Alta Edad Media. A ellos debemos el extraordinario legado cultural que representa hoy día la lengua vasca, un unicum lingüístico en Europa.
La lectura de un trabajo reciente de Eduardo Orduña (publicado en Palaeohispánica 2021) nos ha llevado a concluir que la lengua aquitana (o protovasca) con gran probabilidad fue el resultado de un proceso de koineización de variedades pirenaicas dentro de un mismo continuo dialectal septentrional ibérico.
(Más abajo aportaremos una explicación de los continuos dialectales ibéricos y su relación con el euskera histórico que hemos representado en este mapa de Joan Ferrer 2021.)
En su trabajo de 2021, Orduña compara los datos onomásticos ibéricos y aquitanos para centrarse en «las coincidencias de nombres completos» así como en nombres de dos elementos que «tienen paralelos en ambas lenguas». Analiza también nombres ibéricos que contienen sufijos de derivación análogos a los aquitanos, y concluye: «las coincidencias son demasiado numerosas y precisas» como para que sean casuales.
Si se miran los datos en perspectiva cronológica, parece razonable deducir que la onomástica aquitana de los epígrafes latinos de los siglos I-II d. C. es continuadora fiel y heredera exclusiva de la onomástica ibérica de III-I a. C.