¿Hablaba Secundiano de Arratia un derivado occidental de preprotovasco? En caso de que lo hiciera, ¿podría un hablante de Arratia haberse entendido con otro del Alto Garona en sus respectivos dialectos protovascos del siglo III? En esta entrada vamos a explorar esta posibilidad, al hilo del artículo Lakarra (2014) ‘Reflexiones en torno a la dialectología diacrónica del euskera’. Nuestra conclusión será negativa: Ambas variantes llevarían desconectadas un mínimo de diez siglos y con seguridad serían ininteligibles entre sí. Si de algo podemos estar seguros es de que la lengua vehicular de los pobladores del Cantábrico oriental y del sur de Aquitania en los siglos finales del Imperio no pudo ser otra que el latín. La fragmentación y expansión del euskera a partir del siglo VI requiere como vamos a ver una explicación alternativa a la de la koiné de dialectos protovascos.
[Actualizado 05.02.2015]
Estamos leyendo a fondo el artículo de Lakarra (2014) ‘Reflexiones en torno a la dialectología diacrónica del euskera’ y en la nota 150 nos ha parecido encontrar un spoiler: un valioso anticipo de la tesis doctoral de Mikel Pozo Flores –que para impacientes como nosotros se está demorando en exceso, afectada tal vez de los múltiples y arbitrarios cambios de normativa ministerial.
Y es que, como a Lakarra, nos intrigan las novedades que sobre la Vasconia tardoantigua y altomedieval (siglos V-VIII) pueda aportar Mikel Pozo en su tesis. En esos siglos se esconden las claves que explican el origen de los dialectos vascos actuales. En los siglos V-VI situamos el desarrollo del vasco común antiguo (Mitxelena 1981, Zuazo 2010, Lakarra 2014). De ese tronco común se desgaja entre los siglos VI-X la rama occidental, que se expande desde la Llanada Alavesa (o Álava nuclear) hacia la Rioja Alta, zonas limítrofes de Burgos (Mitxelena 1976, Peterson 2010), así como hacia los valles cantábricos, entre las cuencas de los ríos Deba y Nervión (Zuazo 2010).
Nos hemos reunido con Mikel Pozo en un par de ocasiones, así como con su director de tesis, Juan José Larrea, con la esperanza de obtener algún anticipo, pero mutis. Sin embargo, desprovisto de los pormenores, Lakarra en su nota 150 ofrece este sustancioso avance (la traducción es nuestra):
Existe en el siglo V una formación sociopolítica singular en el territorio que abarca la cuenca de Pamplona y los Pirineos, que se expandirá hacia el oeste en las generaciones posteriores y que tendrá conexión directa con el origen del reino de Pamplona a partir del siglo VIII.
Por fin Joseba Lakarra aplica su ciencia a uno de los temas –en mi opinión– más apasionantes de la historia lingüística vasca: el euskera común del siglo VI (o ‘vasco común antiguo’, o euskara batu zaharra, EBZ, como lo llama él en su artículo Gogoetak euskal dialektologia diakronikoaz: Euskara Batu Zaharra berreraiki beharraz eta haren banaketaren ikerketaz, traducido ‘Reflexiones en torno a la dialectología diacrónica del euskera: sobre la necesidad de reconstruir el vasco antiguo común así como de estudiar su fragmentación’), a cuya publicación (anunciada hace un año en FiloBlogia) no he accedido hasta hace escasos días: Irantzu Epelde Zendoia (comp.) (2014). Euskal dialektologia: lehena eta oraina. Anejos del Anuario del Seminario de Filología Vasca Julio de Urquijo, 69.
Comencemos por el resumen de Lakarra (2014):
«La obra de Mitxelena de 1981 Lengua común y dialectos vascos supuso un hito en la dialectología histórica del euskera. Desde entonces el protovasco ya no se considera el punto de partida de los dialectos vascos modernos, sino que habría que asociar su origen a un vasco común datable en los siglos V o VI, en el marco histórico descrito por Barbero y Vigil. Nuestra aportación persigue dos objetivos. En primer lugar, exponer la necesidad de una definición lingüística del vasco común antiguo, ya que Mitxelena dejó inédita esta tarea, y hacerlo además en la línea de otras tradiciones lingüísticas consolidadas, es decir, tomando como base las innovaciones de los estadios previos de la lengua, nominalmente del protovasco moderno. Con este fin, nuestro punto de partida será el análisis de dos docenas de innovaciones fonológicas y morfológicas. En segundo lugar, nos proponemos aclarar que la fragmentación de la forma común en las 8, 12 o 6 variantes dialectales contemporáneas no se produjo de una vez, sino, como en otras partes, en forma de ramificaciones binarias progresivas. Finalmente, deseamos probar la necesidad de basar la investigación no en el entendimiento del panorama actual como un estadio ucrónico perpetuo, sino en la variablidad inherente a cualquier lengua, incluso dentro de la propia dialectología diacrónica del euskera.»
¿Tiene que ver la ‘diversidad lingüística’ con los ‘gradientes latitudinales de biodiversidad’? ¿Es la diversidad de una especie mayor en el lugar de origen que en los lugares de expansión? Expongo a continuación las fuentes que en orden cronológico he encontrado como respuesta a estos interrogantes, entre las que destaco la publicación científica de Michael C. Campbell y Sarah A. Tishkoff (2008) y el trabajo fin de grado de Janire Allende López (2013), quienes coinciden en señalar que «África es el hogar ancestral de todos los seres humanos modernos y el continente con mayor nivel de diversidad genética entre todos los continentes».
Compartimos en Trifinium una versión fragmentada de un artículo que plantea una profunda revisión del primer siglo (718-842) del Reino de Asturias. El lector podrá acceder pronto a una versión traducida sin fragmentar. Por expresa voluntad del autor, rogamos que todo uso que se haga de esta traducción remita al texto original:
Julio Escalona (2004). ‘Family Memories. Inventing Alfonso I of Asturias’. In Building Legitimacy. Political Discourse and Forms of Legitimation in Medieval Societies, Isabel Alonso, Hugh Kennedy, Julio Escalona (eds.): 223-62. http://hdl.handle.net/10261/44838
A día de hoy (29 octubre 2014), Google Scholar menciona solo cinco citas para un artículo que consideramos merece mayor impacto. Así Carlos Reglero en su reseña para Edad Media: Revista de Historia 7: 168-172 lo define como de ‘obligada lectura’. A nosotros nos parece muy esclarecedora la revisión que hace Escalona del relato tradicional sobre el origen del reino asturiano, cuya principal y hasta hace poco exclusiva fuente ha sido la Crónica de Alfonso III. Desde el punto de vista de Trifinium, por otra parte, el autor introduce una serie de elementos interpretativos que ayudan a contextualizar la historia lingüística del País Vasco, particularmente los siglos en los que la lengua vasca se estaba expandiendo, verbigracia desde Álava por Treviño hacia la Rioja Alta y la Bureba burgalesa. A esta cuestión hemos dedicado dos entradas recientes: Mitxelena (1976) e Hirarzaeza y Harrahia: ‘alfoces’ que fueron cuna del euskera occidental (ss. VI-X). Tienen mucho que ver también dos reseñas anteriores: González de Viñaspre (2010) y Besga Marroquín (2001).