Es una inscripción breve, de tan solo tres signos, pero enormemente significativa por varios motivos: uno, confirma el hábito de la escritura en signario paleohispánico en la Navarra de época romana; dos, se ha localizado en la comarca de Ulzama, lo que extiende esta práctica al norte de Pamplona, respaldando el hábito detectado en Irulegui; tres, se ha hallado en el interior de una explotación minera, lo que sugiere que pueda tener que ver con algún tipo de sistema de control productivo.
