Año 409, el historiador Orosio informa de la existencia de unos individuos, los rusticani, a quienes Roma había encomendado la custodia de los pasos pirenaicos occidentales. No conocemos las circunstancias exactas por las que estos individuos aparecen en las fuentes históricas cumpliendo este cometido, pero vamos a tratar de recomponer lo que sucede a partir de entonces. Indagaremos en los indicios que convierten a los rusticani de Orosio en los proverbiales protagonistas de la supervivencia del euskera y de su desarrollo posterior en los siglos oscuros de la Tardoantigüedad y Alta Edad Media. A ellos debemos el extraordinario legado cultural que representa hoy día la lengua vasca, un unicum lingüístico en Europa.
Categoría: Expansión medieval del euskara
Expansión del euskara en la Alta Edad Media (siglos VI-XI)
En una noche de confinamiento e inspiración, vamos a iniciar esta nueva entrada con solo dos elementos: el croquis de Julen Díaz de Argote y un tuit. Iré añadiendo sobre la marcha tuits y párrafos explicatorios, pero lo primero es justificar el título, que originalmente iba a ser ‘Malizhaeza contra Langrares, dos alfoces enfrentados (siglos V-VIII)’, con varios anacronismos. Así, el topónimo Malizhaeza posiblemente no se acuñe hasta bien entrado el siglo VII, como muy pronto, por motivos que iremos exponiendo más adelante. Es casi seguro que Langrares ya existiera mucho antes del V, porque apunta a prerromano. Pero sobre todo hemos reemplazado el término alfoz, utilizado en la Reja de San Millán de 1025 para describir estos espacios, porque éste sí habría sido un anacronismo imperdonable, ya que hay suficientes indicios para suponer que dicho arabismo no se utilizó, al menos en nuestra zona, antes del siglo X. Más adelante daremos cuenta de ellos.
Con motivo de la fiesta de San Antón que celebramos hace apenas unos días, voy a transcribir a Trifinium unos apuntes que tomé para un artículo que se publicó en 2016 en MendialdeaPress: ‘Los primeros cristianos se refugian en las cuevas’. Una de las cosas que más me impresionaron de estos cenobios son sus grafitos. En particular el de las Gobas de Laño que reproduce la advocación a San Atanasio, obispo de Alejandría (ca 357), autor de la primera biografía de San Antón Abad. Posteriormente, en 2018, Agustín Azkarate publicó unas «reflexiones sobre arqueología, lingüística e iglesias rupestres» que añaden importantes matices a lo que sabemos sobre estos yacimientos altomedievales (ver extractos). Reproducimos a continuación nuestras anotaciones de 2016.
En la Montaña Alavesa y Treviño se conserva un conjunto de cuevas utilizadas por comunidades de ermitaños de época visigótica de un extraordinario valor patrimonial e histórico. El grupo más destacado se encuentra en Laño (las Gobas, Santorkaria), pero son asimismo valiosas las de Faido (Santa María de la Peña), Marquinez (Larra, Peña Askana), por citar las más importantes. Tal vez su principal tesoro sea una serie de inscripciones y grafitos cuyo estado de conservación es muy deficiente, pero que podemos leer y disfrutar gracias a las reproducciones realizadas por los arqueólogos (Alberto Monreal o Agustín Azkarate), antes de que hayan desaparecido para siempre sin dejar huella. Estas extraordinarias inscripciones nos permiten conocer la filiación ideológica y social de los personajes que ocuparon las cuevas entre los siglos V-IX.
Fernández Ordoñez (2011) ha demostrado la utilidad del cotejo sistemático de los datos disponibles en los atlas lingüísticos, en particular del Atlas lingüístico de la península ibérica (ALPI), para esclarecer aspectos clave de la diacronía del español. En este trabajo analizamos patrones geolingüísticos detectables en el Atlas de hablas locales del euskera (EHHA) que exhiben una serie de innovaciones cuyo centro parece sitaurse en la comarca guipuzcoana de Tolosa (Beterri), como ha sugerido Zuazo (2014).