Es un término tan útil como ambiguo. Por eso para algunos es doblemente útil. Uno dice ‘vascónico’ y que cada cual entienda lo que quiera. Por ese mismo motivo, a muchos nos resulta doblemente inadecuado (por no decir perverso, calificativo con excesiva carga negativa).
Existen al menos cuatro interpretaciones posibles para vascónico, atribuibles a cuatro destacados especialistas:
El Atlas Lngüístico Vasco (Euskararen Herri Hizkeren Atlasa, EHHA) es una herramienta de inmenso valor para la historia de la lengua (y con ese fin la hemos usado en varias ocasiones, vg. 18/04/2020). Pero el hecho de que contenga solo datos contemporáneos hace que se cuestione su validez en la prospección de los periodos antiguos (Lakarra y otros, apudUrrestarazu, 2021). Sin embargo, los atlas lingüísticos tienen una larga tradición en dialectología, rama de la lingüística particularmente útil para el conocimiento de la historia de las lenguas (cf. Boberg, Nerbonne & Watt, 2018).
En el corazón de la Vasconia histórica floreció en el Alto Imperio (siglos I-III) una original cultura funeraria que se extendió a ambos lados de la frontera (sic) de vascones y várdulos. Durante varias generaciones, en ese territorio se impuso la costumbre de decorar los nichos con lápidas encargadas al taller epigráfico de Alba/Gastiáin.
Las declaraciones del autor de un libro sobre el euskera en Navarra recientemente publicado nos han dejado helados. Dirige un agravio atroz a quienes planteamos una historia de la lengua divergente de la suya. ‘Atroz’ no tanto por su significado literal (españolista), como por las connotaciones y consecuencias tan brutales sufridas durante décadas por sus destinatarios en el actual solar del euskera.
Año 409, el historiador Orosio informa de la existencia de unos individuos, los rusticani, a quienes Roma había encomendado la custodia de los pasos pirenaicos occidentales. No conocemos las circunstancias exactas por las que estos individuos aparecen en las fuentes históricas cumpliendo este cometido, pero vamos a tratar de recomponer lo que sucede a partir de entonces. Indagaremos en los indicios que convierten a los rusticani de Orosio en los proverbiales protagonistas de la supervivencia del euskera y de su desarrollo posterior en los siglos oscuros de la Tardoantigüedad y Alta Edad Media. A ellos debemos el extraordinario legado cultural que representa hoy día la lengua vasca, un unicum lingüístico en Europa.