Categorías
Antigüedad del euskera Dialectos vascos Siglo V Vasco común antiguo

‘EBZeko tupina’ la olla del euskera

Un tema central y recurrente de Trifinium es la fragua del ‘vasco común antiguo’ VCA (euskara batu zaharra, EBZ), antecesor directo de los dialectos vascos. Un lugar análogo al Burgos donde, según varios autores, surgió a mediados del siglo IX la lengua romance que tiempo después se expandirá por el continente americano.

Aquí llevamos tiempo buscando la ‘olla’ del euskera (euskara batu zaharraren ‘tupina‘). Precisamente tupin es un préstamo gascón (< topin), que aparece en el estrato inferior del mapa de la ‘olla’ en el atlas del euskera, motivo que lo convierte en un valioso testigo. Copio:

Dau francic *top (ola), equivalent de l’alemand estandard Topf, dau Proto-Germanic *duppaz (“crosbòle”), dau Proto-Indo-European *dʰewb- (“prund/prigondcros”).

oc.wiktionary

En el anuncio del curso de verano ‘Vasconia en la antigüedad tardía (406-711). Lengua, cultura y sociedad‘ (16 y 17 de junio de 2022), escribía:

los préstamos latinos al euskera (CAUSA > gauza, IOCUS > joko, PULLUS > oilo) hicieron a Koldo Mitxelena plantear un tronco común como origen de los dialectos vascos modernos en un momento no muy lejano a la caída del Imperio (siglo V).

En realidad, ollo, con caída de oclusiva inicial (< *bollo < pollo ¿a través del navarroaragonés?), es un préstamo de latín tardío, como tella < tegla < TEGŬLA (cf. Trifinium 31.10.2023). El hecho de que haya una serie de préstamos de gascón antiguo asimismo compartidos por todos los dialectos vascos ahonda todavía más en la cronología y origen del VCA. Son muy reveladores apelativos familiares como latín CŌNSŌBRĪNUS > gas. cosin > eu. lehen kusu.

Otro término que entra en el campo semántico de la familia es lat. FILIOLUS > gas. filleul / hilòu,-ole > eu. iloba ‘sobrino, sobrina’, lo que da a entender que el sufijo derivativo -ba era productivo en esas fechas. Es posible elucubrar por ello si no fue el contacto con el latín el motivo por el que el organigrama léxico de la familia, hasta entonces reducido en euskera a ama ‘madre’, aita ‘padre’, sem(b)e ‘hijo’ (y tal vez neska, genérico para ‘chica’), se completó con los neologismos alaba ‘hija’, arreba ‘hermana de hermano’, aizpa ‘hermana de hermana’, neba ‘hermano de hermana’, osaba ‘tío’, izeba ‘tía’, dentro de una misma coyuntura lexicogenética.


Pero las evidencias no se reducen al léxico, sino que se extienden también a los planos morfológico y sintáctico. Sobre ambos he leído propuestas muy sugerentes de Mikel Martínez Areta, por ejemplo, acerca de la diátesis gramatical, o el origen de la ergatividad. Como cabría esperar, tenemos motivos para ubicar en Sent Bertran de Comenge el Burgos del VCA, ¿siglos I-IV?

La razón de esta nueva entrada radica precisamente en el descartarte de otras opciones coetáneas, vg. en el Imus Pyrenaeus, en la cuenca de Pompelo, o en el ager de Calagurris Iulia Nassica. Se han dado múltiples argumentos que no es necesario repetir ahora, pero que tal vez convendría recoger en un documento anexo. He añadido las etiquetas de los autores Borja Aristimuño, José Ignacio Hualde, Julen Manterola, Eduardo Orduña, además de los ya citados Koldo Mitxelena, Joseba Lakarra, Mikel Martínez Areta, Donald N. Tuten y Carmen Moral del Hoyo, por el potencial de sus aportaciones.

Y aprovecho que todavía no hay comentarios (son las 11 de la mañana del martes 10 de septiembre) para recomendar una serie de vídeos divulgativos que acabo de descubrir. Se llama Cinco minutos de Historia y la produce una tal Alejandra. Estoy ahora con ‘Los jinetes de la estepa’. Es fantástico y remite a constantes citas de especialistas de prestigio, como nuestro gran Íñigo Olalde. Si algo queda claro en este vídeo es la movilidad de los diversos grupos humanos que han ido colonizando Europa.



Sobre la genética de la población vasca se ha escrito mucho en Trifinium: vg. comentarios de Javier O. (08.08.2023), Gaska (20.06.2023y ss.) [recopilados en un anexo aparte] o yo mismo (30.04.2015, 08.09.2015), por mencionar algunos que recuerdo en este momento. Espero que nadie tenga la tentación buscar el ADN del VCA en esta entrada 🙏🏾🙏🏾🙏🏾.

66 respuestas a «‘EBZeko tupina’ la olla del euskera»

Sí, pero en el caso del castellano de Burgos es obvio que se expande inicialmente por áreas romances (mozárabes hacia el sur, asturiano-leonesas al oeste y navarro-aragonesas al este) y la expansión por areas no romances, que son las euskericas, es muchísimo más lenta (Álava es Castilla desde que era condado y fíjate cuándo desaparece el euskera).
Y la expansión por América ya la hace un estado moderno.

Gracias, Arandio, por romper el fuego, además con una buena objeción. Para mi los problemas que planteas no lo son tanto y creo que se pueden aportar muchos casos semejantes de expansión de lenguas por territorios hostiles o desemejantes. Tú mismo mencionas la expansión del español por el continente americano. La desproporción entre los recién llegados y los aborígenes era inmensa. Sin embargo, una pequeña élite guerrera acabó imponiendo su lengua, no siempre por las armas. Muchas veces el prestigio se basta. Sucede algo parecido con la implantación del latín en la península ibérica, mejor explicable debido a que la llegada de colonos fue mucho mayor. La invasión anglosajona de Britania en los siglos V y VI me parece todavía un fenómeno más cercano al de la expansión del VCA. (Por cierto, estoy intrigado por descubrir el Burgos del inglés antiguo. ¿Wessex? Es algo que me gustaría estudiar.)

El castellano de Burgos tiene fácil entrada en Álava y la Rioja porque lo que se hablaba en Valpuesta, Valdegovía, o Arganzón hacia el siglo VIII era algo muy parecido a lo que según parece más influencia como adstrato ejerció en la marmita burgalesa del IX (cf. D Tuten). Como Carranza, en el occidente de la actual Vizcaya, esas zonas participan del continuo dialectal norteño y no llegaron a vasquizarse.

Por otra parte, la Álava recién vasquizada resistió bien a este foco expansivo castellano porque el euskera occidental se acababa de estrenar y estaba asimismo en plena expansión. Lo utilizaban élites militares locales poderosas, que además contaban con su propio estamento eclesiástico.

Encantado de hablar más sobre esta cuestión en comentarios posteriores. He dado un par de charlas sobre ello. Ahora las anoto:

  1. Contactos entre el vascuence y el romance castellano, siglos VIII-XI (13.07.2019) [diapositivas, Trifinium]
  2. El euskera en Álava. Una nueva historia (09.10.2023) [vídeo, diapositivas, hilo]

Desde mi modestísima opinión creo que has aportado pruebas significativas de una expansion de poblaciones de la novempopulania hacia la llanada por el siglo VI y que eso coincide con la fecha en la que Michelena situaria el euskera comun y que es un hecho que la onomastica indigena de Alava en epoca antigua es muy numerosa (entiendo que centenares de nombres?) y era indoeuropea.
Son argumentos de peso de mucho peso .
Pero creo que ese ejemplo que pones de los anglosajones en Bretaña ocupando exactamente las mismas áreas que más se habian romanizado (llegan y culturizan los llanos , las mismas zonas que los romanos) y permitiendo a las zonas más aisladas y montañosas del oeste permanecer celtas hasta la actualidad.
Es un muy buen ejemplo para la llanada alavesa mero malo para el alto valle del Arlanzon ( en Uzquiza,Alarcia,o villorobe)
La diferenciacion occidental y del resto de los dialectos no se cuando se produce pero la dicotomia este oeste del mundo vasco existe desde la primera documentacion antigua y medieval :
– no vascones / vascones
– ReinoAstur-condado cantabria-Alava / BanuQasi-navarra
-El hecho curioso de que las frontera de las diocesis historicas vasco-penínsulares Calahorra , Pamplona sea las frontera milimetrica del dialecto occidental

Lo de la invasión anglosajona de Gran Bretaña es muy interesante. De como de tres o más pueblos germánicos de diferentes lugares que encima ocupan diferentes sitios de la isla, va surgiendo el Old English es apasionante. Ahora (2019)) ha salido un libro The Emergence of the English (Susan Oosthuizen), que pone todo un poco en cuestión. Critica la idea de sustitución «radical» de unos por otros, y se apunta a una fusión y a un mestizaje lento, parece demostrado que los pueblos germánicos ya estaban en la isla como tropas mercenarias… (semejante a lo que pasaba en el continente).

Sobre el inglés antiguo hay este interesante video de la Linguriosa.
En Inglaterra, tras el periodo de dominio romano, había un contínuo dialectal con 3 dialectos diferenciados. Se impuso el de Londres por prestigio y unificó finalmente el idioma.
Es muy interesante comprobar que inicialmente era un idioma flexivo y evolucionó a aislante, con una morfología mucho más complicada inicialmente.

https://youtu.be/yW0TUn6g0VE?si=KrakyZiA2ProWIHl

Qué interesante el vídeo de Linguriosa! Y qué candidatos existen o qué piensan los vascologos sobre cuál es el candidato para ser el dialecto londinense euskerico, si se puede hablar en estos términos?

1. Pregunto: un cierto «continuo poblacional» (y de lengua imagino), desde los pirineos centrales hasta «aquí mismo», Zuberoa/tierra de Sola, por ejemplo, (y básicamente por la cara N), no simplificaría mucho todas las teorías? (lo difícil sería ponerle fecha a ese continuo?)
2. Sospecho que, a pesar de una toponimia (medieval seguramente) que suena muy cercana: Bastan, Isarbe, Esterre… (son decenas, están bien estudiados en algún sitio?), no contamos con esta Aquitania central (entre Cominges y nosotros) «solo» porque no hay epigrafía, no es así?
3. Un dato puntual y curioso: hoy, en 2024, todavía se habla euskara en Bearne (poco y en retroceso galopante), en un barrio de Eskiula (las maskaradas en este pueblo son bilingües: üskara/bearnes), que se encuentra a menos de 5km de la última capital (al W) aquitana conocida, Oloron (Iluro). Es un dato relevante?

Gracias, Javier. Continuo poblacional, desde luego, pero las fronteras lingüísticas se producen pese a que las poblaciones se parezcan y estén en contacto. Es muy notable en Navarra, una frontera definida muy bien por Mikel Belasko, y que amplié a Álava con Mikel Unzueta.

El problema del continuo lingüístico son las innovaciones. No es creíble que en el siglo V los habitantes de la costa vizcaína y los del país de Sola se pusieran de acuerdo en llamar a sus primos con un recién acuñado calco del occitano lehengusu, o introducir dos formas de diátesis, edun para la forma transitiva e izan para la intransitiva, como en occitano, pero no en castellano.

Voy a repetir el comentario algo he hecho mal y no se ha publicado.
En mi modestisima opinión Joseba son argumentos de muchísimo peso
los que aportas de que esta probado un movimiento de población de la novempopulania hacia la llanada, en el siglo VI y que estos corresponden con la existencia del vasco comun de que nos hablaba Michelena ademas existe la el tertimonio irrefutable de que la onomastica indigena de euskadi en la antigüedad es numerosa (creo que mas de un centenar de nombres?) y es indoeuropea.
Vale admitido que es un argumento de mucho peso pero,…
me parece un buen argumento para la llanada alavesa(creo que fue como dice) no para por ejemplo el alto arlanzon (en Urquiza,Alarcia o Villorobe)
Es buen ejemplo el que pones de los sajones , germanizando exactamente las mismas areas que los romanos latinizaron y no siendo capaces de hacerlo con las zonas montañosas y mas aisladas del oeste Celta

Por cierto ese fenomeno se ve en más lugares un ejemplo cercano son los bereberes de argelia y tunez .El llano se es colonizado por los fenicios y se crea una civilizacion como la cartaginesa ( el bereber resiste) Roma conquista y latiniza y es uno de los centros culturares al final del imperio (el bereber resiste) llegan los árabes se arabiza y hay esta el bereber ,en sus montañas

No se si me he explicado muy bien creo que llevas razon y que incluso las fuentes historiograficas antiguas y medievales reflejan la diferenciacion politica de area occidental :
No vascones/ vascones( en la antigüedad)
Asturias-ducado Cantabria / Banuqasi-Navarra
El dialecto occidental tan diferenciado
Pero creo que teniendo en cuenta las grandes lagunas que tenemos de la situacion lingüistica anterior al siglo XII (y de que en mi modestísima opinión Eduardo Orduña Aznar ha demostrado que el vasco y el Iberico son hermanos o primos hermanos ) se puede decir que el razonamiento mas económico es pensar que lenguas vasco-ibericas sobrevivieron al sur del Pirinieo y en el sistema iberico norte y que sobre ellas se produce la expansión del vasco comun de Michelena
El foco de la vasconizacion con las invovaciones del vasco comun al sur del Ebro seria la Llanada Alavesa y el proceso de romanizacion se produciria en la Sierra Riojana con el fenómeno de la trashumancia-la mesta a partir del siglo X
Aunque esto no lo tengo yo muy claro,Todo esta abierto a los datos que aparezcan .Lo que se me hace muy dificil es no poner en relación los topónimos euskericos medievales que aparecen donde aparecen las estelas vascas en la antigüedad con las estelas en cuestión.

Arandio, no se si te entiendo bien.
El caso del bereber (que pervive -malvive- en sus montañas ante el fenicio, ante el latín de los romanos, ante el árabe…) no se si lo pones para comparar y para entender la teoría de la expansión del VCA, como el buen ejemplo que pones de los sajones.

Entiendo que el bereber y el euskera (VCA) podrían ser comparables precisamente porque ambas lenguas están, desde el minuto uno, en su propio terreno y en secular retroceso (no en expansión, como propone l<b<Joseba.)

Me explico mal.
El bereber es claramente un ejemplo de una lengua sin prestigio cultural que resiste lingüisticamente a desaparecer en sus montañas y teniendo al lado un llano unas ciudades un munco mas abierto por el que pasaan nada menos que el fenicio el latin y el arabe eliminandose uno a otro y simplisticamente podemos decir que dejando en paz a los pastores en sus montañas( es una forma de hablar)
Y lo ponía en relación con la situación que sacaba a colación Joseba sobre el sajon en Britania ( sucede lo mismo la zona mas expuesta a las influencias continentales se latiniza primero y luego se germaniza pero el oeste celta ahi sigue)

Entiendo, Joseba, que el tema que planteas no es la Urheimat del euskera, por usar un concepto decimonónico quizás ya un poco trasnochado, sino el lugar donde pudo darse una convergencia dialectal que pudiera dar lugar al vasco común antiguo, y que en teoría podría estar diferente, incluso en un lugar muy alejado del primero.

En ese caso, yo me tengo que abstener, porque no veo tan claro que tal lugar tuviera que existir, y en todo caso nos falta una documentación como la que ha permitido plantear la cuestión para el caso del castellano en Burgos. Si no veo la necesidad, es porque creo que la fuerza difusora de un epicentro lingüístico no tiene más límite que el tiempo requerido para llegar a las periferias más alejadas (que cada vez es menor). El catalán, por ejemplo, es una lengua muy unitaria, y tengo la impresión de que sus dialectos no han hecho otra cosa que converger. Por mencionar un rasgo característico de todo el catalán, la pérdida de -o final, en ribagorzano la toponimia (Culieto, Garantos, Molinos…) y la onomástica (los apellidos Farrero, Durano, Lloveto…) demuestran que ese rasgo es de introducción relativamente reciente. Ha costado, pero ha llegado, como otros, o como la mayor parte del léxico. Otros no han sido aún sustituidos del todo, pero lo acabarán siendo. Y eso que nuestro epicentro lingüístico, Barcelona, está en la periferia opuesta geográficamente. Los rasgos diferenciales del ribagorzano son básicamente arcaísmos que aún no han sido sustituidos, o interferencias de las lenguas vecinas. Ya sé que ningún lingüista niega los fenómenos de convergencia, pero en la práctica la mayoría parecen considerarlos una cuestión menor frente a la supuesta tendencia natural de las lenguas a subdividirse hasta el infinito, que creo que es otro concepto decimonónico, heredero de las ciencias naturales, las que dominaban en esa época, y que habría que ir poniendo al menos un poco en cuestión. En definitiva, no veo por qué oilo, lehengusu, etc. no han podido difundirse de punta a punta del dominio del euskera. Soy consciente de que las circunstancias políticas unificadoras han sido muy diferentes a las del catalán, pero eso ya queda reflejado en la mucho mayor divergencia dialectal del euskera frente al catalán, no creo que dé para justificar mucho más.

¿Es decimonónica la idea de que, en muchos casos, las lenguas se expanden a partir de una Urheimat y con el tiempo se dialectalizan?

Lo es para mí pensar que esa posible dialectalización, causada seguramente por la expansión sobre sustratos diversos, no hará sino aumentar.

Muy coherente, Orkeikelaur. Ya hemos dicho aquí en varias ocasiones que las lenguas divergen o convergen al son de los cambios sociopolíticos. No hay por qué dar por hecho que la única opción sea la divergencia o el alejamiento. Mencioné en su momento la convergencia o aproximación en algunos aspectos del rumano con las lenguas eslavas, dos grupos en principio muy dispares dentro de las indoeuropeas.

De hecho, el mismo euskera lleva siglos acercándose en léxico, morfologia y fonética a las lenguas romances lindantes.

Gracias, Orkeikelaur, pero no tengo muy claro cuál es la Urheimat del VCA, ¿Andorra? No diría que la del castellano haya sido Burgos, si acaso Roma, o a la postre la misma que la de las lenguas indoeuropeas. Soy, lo he dicho antes en Trifinium, y si no seguro en Twitter, un neovascoiberista. Por lo tanto creo que la Urheimat del euskera debería ser la misma que la del ibérico. Aunque si el ibérico es como el swahili, una lengua franca, tampoco valdría, porque, corrígeme, ¿no es Urheimat un concepto que busca el origen físico de un determinado colectivo humano, de una raza, y no tanto el de su lengua? Y es que el origen de una lengua puede ser multirracial, como sucede con las lenguas criollas. Por eso me seduce más aplicar al VCA la idea de la koenización del castellano que propone Tuten, por efecto de un aluvión de migrantes montañeses, valpostanos, riojanos y vascongados al próspero Burgos que don Porcelos funda en el 884. También me fascina la criollización del inglés que propone Howard Doyle.

En cuanto a neologismos y calcos léxicos, el Atlas del euskera está lleno de ellos y son excelentes chivatos de las fases de diversificación dialectal. Las innovaciones materiales suelen traducirse en neologismos o calcos, como el caso del ‘azucar’, la ‘patata’, la ‘sartén’ o el ‘colchón’, que difieren según el área dialectal que toque en cada coyuntura histórica. Sucede modernamente con ‘celular’ y ‘móvil en el mundo hispano. Y no ha existido telepatía lexicogenética, en esta era de globalización y telecomunicaciones, como parece propones tú para la Vasconia de los siglos V-VII. Lo que hay es migración física y por eso se escucha la palabra ‘celular’ en nuestras calles. Dudo se acabe imponiéndo sobre ‘móvil’, aunque en algunos barrios o círculos lo esté haciendo.

Permíteme expresar tres discrepancias, Joseba. (Prometo a la noche o mañana, para compensar, desarrollar un punto de acuerdo muy grande, el de la reestructuración drástica y abrupta de la terminología de parentesco, en el tránsito del aquitano al Vasco Común Antiguo.)

1. Urheimat es un concepto lingüístico, no racial ni étnico ni cultural. Lingüístico y sólo lingüístico. En la wikipedia se explica muy bien (s.v. Urheimat en castellano, o bien Linguistic homeland en inglés).

2. Que el ibérico sea una lengua franca es una idea muy discutida, a la que se opone no sólo el hecho de que ha tenido que tener contacto masivo y prolongado con el protoeuskera (y por tanto estar muy extendida entre los hablantes autóctonos, no sólo los comerciantes, en las zonas limítrofes con esta lengua, la ubiquemos donde la ubiquemos), sino también el hecho de que se atestigüe, en áreas donde supuestamente es sólo vehicular, en todo tipo de soportes, no sólo propios de transacciones comerciales, etc. En esto creo que Orkeikelaur y yo vamos a estar de acuerdo.

3. En ese “aluvión de migrantes montañeses, valpostanos, riojanos y vascongados al próspero Burgos” pones muchos elementos en coordinación, pero realmente hay sólo dos lenguas: el latín muy muy avanzado, ya prácticamente dialectalizado, y el Vasco Común Antiguo expandido al oeste en vías de dialectalización (occidental). Dos lenguas distintas con influjo mutuo muy grande, pero no una mélange de ambas. Ninguna de ellas toma pronombres de la otra, ni morfemas gramaticales, ni numerales, que son los primeros marcadores de criollización. El inglés toma pronombres del antiguo nórdico, y la marca del plural -s del normando (lengua romance hablada por vikingos que en sólo unas pocas generaciones la habían adoptado). Aun así, decir que es una lengua criolla o lengua Frankenstein creo que es hoy demasiado para la mayoría de los estudiosos actuales, que te dirán que es una lengua germánica occidental con adstratos especialmente invasivos. Como mucho, podrá tener el mayor índice de frankensteinización lingüística entre las lenguas europeas. Y en todo caso, la historia del inglés es muy pero que muy particular, dentro de las lenguas europeas. Buscar paralelismos con lo excepcional es por lo menos arriesgado.

Un comentario rápido, que estoy en una escapada familiar hasta el 22. Gracias por aclararme lo de Urheimat, Mikel. Insisto en que tengo la corazonada (¿se puede tener otra cosa?) de que los paleoeuskeras lo compartían con el íbero, que fuera o no lingua franca, hacía funciones de tal, como hoy el inglés, o el fenicio, el griego o el latín en su tiempo. De lo demás ya habrá tiempo de hablar, que de lenguas antiguas y génesis del VCA soy básicamente un aprendiz. Se está poniendo esto muy interesante.

Joseba, sobre el posible uso del ibérico como lengua franca, estoy en principio de acuerdo con lo que dice Mikel, creo que se habló realmente ibérico en al menos la mayor parte de su dominio epigráfico, y creo que como mínimo está claro que el signario meridional refleja un dialecto diferente. Hacia el interior del valle del Ebro hay muy pocos testimonios, por desgracia, pero algunos creo que también apuntan a un gradiente dialectal. Por ejemplo, en Fraga belaśbaiser en lugar del común beleś….

La difusión de palabras o cualquier otro rasgo lingüístico no necesita de migraciones físicas, aunque con ellas la difusión puede ser mucho más rápida, claro. Basta con la comunicación entre pueblos y comarcas vecinas, las redes sociales (en el sentido antiguo de la expresión) en el medio rural son muy amplias, se extienden a comarcas enteras e incluso a las comarcas vecinas (y eso antes de la difusión del coche), y todo acaba saltando de una comarca a la siguiente. A las más alejadas, lógicamente, la difusión llegará más tarde, y a veces no llega. A lo que voy es que, como de buena parte de gasconismos u otros préstamos que mencionas no hay testimonios medievales, hay tiempo de sobras para una difusión lenta por todo el dominio hasta su primera aparición en los textos, en muchos casos en el XVI. Alguno hay, muy pocos, por ejemplo, Olotoqui, supongo que de oilo, está en Navarra en 1056, pero no hay testimonios más occidentales en el corpus de Reguero. En resumen, pienso que lo que ahora es común no tiene por qué haberlo sido siempre, y por eso me parece tan arriesgado reconstruir un estado de lengua determinado para una época de la que no hay testimonios directos. Pero espero con impaciencia el desarrollo de Mikel sobre los nombres de parentesco, pues es más fácil discutir sobre aspectos lingüísticos concretos.

«Olotoqui» podría hacer referencia a la «avena», análogo a «lastategi/pajar».
Como dices, el léxico se puede expandir con relativa facilidad en un continuo lingüístico atravesando dialectos, en una dirección u otra. La palabra “itxura” parece que tiene origen en castellano “hechura”, pero se extiende por todo el territorio desde el sur cuando ya ha perdido la “f”. Supongo que a la hora de elaborar estadísticas y gráficos sobre la extensión y posible procedencia de las palabras se compararán con rigor los orígenes de cada una, y no se centrará solamente en una dirección.
Las nuevas palabras relativas a nuevos conceptos se adoptan de forma natural y rápida. Las viejas formas dialectales, como las vizcaínas “neba” o “aube”, es más difícil que trasciendan esas mugas porque se reconocen y asumen como pertenencia a un sistema diferenciado y no resuelven ninguna innovación. “Itxura” tampoco es en sí un concepto nuevo, pero es muy posible que, como otras muchas, haya entrado mezclado con el vocabulario eclesiástico (“poiema”).
Volviendo a “neba” y “aube”, éstas son palabras que dificultan la teoría de la expansión desde el noreste del euskera por su condición de patrimoniales exclusivas de occidente, especialmente importantes desde este punto de vista por el campo léxico al que pertenecen.

@Orkeikelaur: Esa (top)onomástica (que también existe en el Pallars) es reflejo de un romance anterior a la expansión del catalán por esas tierras.

La expansión de las lenguas romances hasta el siglo X,XI tuvo que favorecerse enormemente por el hecho de que en las tierras reconquistadas se hablaba una lengua romance(mozarabes).
La expansión del gaelico irlandes a Escocia o del gales o cornico a Bretaña tuvo que verse favorecida enormemente por el hecho de que allí habitaba un población celtica .
En nuestro caso el aquitano se pudo imponer como vasco comun con esa expansión tardo antigua pero facilitado por una presencia anterior de lenguas de la misma familia ( aunque estas no existiesen en la llanada alavesa y en otras zonas que son euskericas en la edad media )
me parece lo más logico , pregunto eh?

Imagino, me temo, que se trata de una manera muy distinta de pensar (casi tribus intelectuales diferentes… antagónicas?), pero por comentar, J Lakarra (Historia de la lengua vasca, p230, en base a que hacia el W la uniformidad del idioma es mayor, mientras que desde Navarra, el E, surgen muchas más subdivisiones dialectales), sitúa el asentamiento original del VCA en dos escenarios posibles: (propuesta de mínimos, dice), uno hacia el NE de Pamplona, y otro al W de la capital.
Ambos, esto es comentario mío, cerca o sobre el iter34. Quienes quiera que fueran, controlaban “solo” los pasos pirenaicos?, o más bien las vías de comunicación entre Hispania y la Galia, en un sentido más genérico? (y quien controla las vías y los desplazamientos de gente, controlaba también el territorio, no se olvide).

Qué buena explicación el vídeo. Me recuerda a las películas del oeste donde agricultores y ganaderos (y cuatreros) dirimían su diferencias a balazos; los indios los cazadores-recolectores que recibían por todos lados hasta casi el exterminio. Los cazadores-recolectores salieron mucho mejor parados en el vídeo.

Hace años que sigo a Linguriosa y, aparte de divertida y didáctica, es muy dinámica. Sólo echo en falta más dedicación a lenguas como el euskera. En ese vídeo sobre el inglés ya explica que el inglés moderno, básicamente, viene del mércico, no directamente del sajón u otro, aunque aclara que casi no hay textos de mércico antiguo para poder realizar comparaciones más completas, y por eso tiene que ejemplificar con el sajón.
No debemos olvidar, cosa que en tan corto vídeo ella no aborda, la cuestión de que durante siglos (indeterminado) el britonico debió de ser la lengua más hablada en los campos, mientras se iba retrayendo hacia el oeste, hacia Cornualles. Éste, al contrario que las lenguas germánicas, no dejó casi huella escrita en los primeros siglos, aún siendo el más hablado, por lo menos en extensión. Esto da a entender la lógica de que no por haber dejado legado escrito una lengua y otra no esta última no haya existido. Al final se ha de atender a la lógica que ofrece el mayor volumen de datos posible, porque la epigrafía proporciona indicios, pero no pruebas de lo que se hablaba en determinado lugar. Hay que dar cuenta también de otros factores. Pero además, hay que tener en cuenta el nivel de prestigio o su situación de prevalencia respecto a otras lenguas, porque no es lo mismo, no tiene el mismo valor en este aspecto, la epigrafía latina que la indígena.

A mí el origen del castellano, comparado con el del euskera histórico, se me parece como un huevo a una castaña. La expansión anglosajonaaa…., vaya. Pero me sorprende que casi nadie -hay alguna excepción- haya mencionado el caso de la lengua europea cuya historia externa es más descaradamente parecida a la del euskera según el modelo tardista (en mi opinión, el único con verdadera potencialidad explicativa): la del bretón. Si cambiamos Britania (la isla) por Aquitania, el canal de la Mancha por los Pirineos, y Armorica por Navarra + País Vasco, el patrón de evolución se asemeja hasta en muchos detalles.

En ambos casos, un primero contacto con Roma a propósito de alguna conquista o conflicto interno (expediciones de César a Britania, guerra pompeyo-sertoriana) provoca una primera incursión o “primer chorro”. En ambos casos, el debilitamiento y/o colapso del imperio provoca una segunda incursión o “segundo chorro”, ésta vez imparable. En ambos casos, el contacto prolongado con el latín y sus romances produce un influjo masivo en la lengua a varios niveles. En ambos casos, hay un periodo expansivo, hasta en torno al cambio de milenio, al que sigue un largo proceso recesivo. En ambos casos, esta evolución genera un islote lingüístico en un rincón del mapa, en forma de lengua aislada genéticamente en el caso del euskera.

“Breton is the descendant of the language of colonists who, from the fifth to the seventh century, emigrated under the pressure of the Anglo-Saxon invasions from south and south-west Britain and settled on the Armorican peninsula, which came to be named ‘Brittany’ after their country of origin.” Elmar Ternes (‘The Breton language’, en The Celtic languages, Cambridge, 1992, pág. 371).

Obviamente, también hay diferencias. De cara a hacer lingüística histórica, el hecho de que el bretón de la isla de Bretania -galés, córnico, etc.- siguiera vivo y siga vivo hasta hoy (el galés) ofrece un material de comparanda desmesuradamente más amplio (y eso sin salir de la rama bretónica dentro de la familia celta). Es como si el aquitano de Aquitania hubiera sobrevivido hasta hoy, con sus innovaciones y arcaísmos, y los hablantes actuales de Saint-Bertrand-de-Comminges- y su literatura del periodo moderno y medieval nos ayudaran en alguna medida en la reconstrucción del euskera.

En todo caso, los bretonistas de hoy, para explicar la dialectalización del bretón histórico, parten asimismo de una concepción dinámica y de un Bretón Común Antiguo -aunque no se explicite así, es obvio que esta es la metodología según el capítulo de Ternes- a partir de esa colonización de los siglos V-VII y expansión en los siglos posteriores, no de una comunidad celta de hablantes atornillados a la tierra desde los Campos de Urnas o La Tène, dentro de la cual sólo cabe hablar de fenómenos de convergencia.

Gracias, Mikel. Extremadamente interesante todo esto que comentas sobre el paralelismo con el bretón. De Armórica ya habías hablado antes en Trifinium (03/04/2023).

Y perdona, pero, por reutilizar tu expresión, lo que se parece como un huevo a una castaña es el comentario que haces a mi intento de explicación. No estoy tratando de comparar la expansión del castellano por la península ibérica con la del euskera (si acaso con la del español por el continente americano), sino la koineización del castellano y la del VCA, en la línea que propone Tuten. Es un proceso que me parece fascinante y del que también hemos hablado muchas veces en Trifinium (12/01/2023, 01/05/2023, etc). No sé por qué te sorprendes tanto.

Otra cuestión importante a tener en cuenta en la cuestión de la expansión de términos de origen gascón, que supongo que se habrá tenido, es la aportación de población gascona a pueblos y ciudades de Gipuzkoa y Nafarroa, como Donostia e Iruña, a partir del s. XII sobre todo.
Es muy importante esto porque dejó topónimos y bastante documentación escrita en gascón.

Bueno, yo creo que esa debería ser la explicación «por defecto» de cualquier préstamo gascón, desde luego preferible a un contacto remoto en los siglos V-VI con un proto-gascón aún en formación. También en Aragón y en Cataluña se dieron esas migraciones bastante masivas de occitanos (por lo menos en Cataluña serían más languedocienses que gascones) que han dejado huella en el léxico, la onomástica y la toponimia. Hablando de toponimia, ya mencionó Pseudoisidorus hace poco el ejemplo de Tolosa.

De hecho, el interesantísimo mapa con el que Joseba ha encabezado esta entrada me parece que confirma esas migraciones: se intuye una base con lapiko occidental y eltze centro-oriental, sustituido aquí y allá por los derivados recientes de tupin, delatados por la sorda inicial. Solo en una zona de contacto directo con el gascón aparece la sonora, por lo que allí será un préstamo más antiguo. Si de ahí se hubiera extendido por difusión hacia el oeste, habría d- en todo el territorio. Por tanto, habrá que pensar en esas migraciones gasconas medievales. Solo es un ejemplo, claro está, habrá que ver qué pasa con los demás préstamos.

Abundo sobre lo mismo. Incluso occitanismos que son totalmente paneuskéricos como, por ejemplo, polit, no remontan ni mucho menos a los tiempos de Sisebuto, sino que son mucho más recientes.

En este sentido, este comentario del dueño de este blog es sorprendente:
» No es creíble que en el siglo V los habitantes de la costa vizcaína y los del país de Sola se pusieran de acuerdo en llamar a sus primos con un recién acuñado calco del occitano lehengusu, o introducir dos formas de diátesis, edun para la forma transitiva e izan para la intransitiva, como en occitano, pero no en castellano.»

(Lehen)gusu, que es claramente un préstamo antiguo, no tiene por qué proceder del gascón, dado que COSINU (de consobrinus) se extiende desde el italiano y el francés, al occitano, al catalán y al aragonés (búsquese COSINO en el CORDE), seguramente también al romance navarro y el riojano, y por esa vía puede haber entrado al euskera igual de bien que desde el gascón. Compárese con uno de los nombres de un tipo de mustélido, paniquesa, que es una palabra fundamentalmente aragonesa pero que euskerizada como ogi(ta)gaztai llega no solo a Álava (Landucci) sino hasta el mismo Getxo. etc, etc.
Cada préstamo hay que mirarlo con lupa.
La distinción erosi dut / etorri naiz = he comprado / soy venido que menciona Joseba tampoco puede atribuirse necesariamente a contacto con el gascón dado que es pan-románica y pan-germánica, aunque en algunas lenguas como el castellano, el inglés y el sueco, luego se haya perdido a favor de la generalización del auxiliar haber. En castellano aparece no solo desde el principio (Poema del Cid: el dia es exido, la noche querie entrar) sino hasta el s. XVI. Por ejemplo, el Diálogo de la lengua de Juan de Valdés comienza con la oración «Pues los moços son idos a comer y nos han dexado solos…»
En definitiva: el estudio de los préstamos romances en euskera (¿En qué momento y desde dónde se tomó el préstamo?) es un tema muy importante para el conocimiento de la evolución de la lengua vasca, pero requiere mirar cada uno de ellos con atención y conocer a fondo también la historia de las lengua relevantes. Atender solo a mapas de distribuciones modernas y a nuestro conocimiento del español del siglo XXI es un camino a seguir muy poco recomendable.
VALETE

Estoy de acuerdo en la última apreciación. Las isoglosas ayudan si no ha habido discontinuidad en los datos, pero esto hay que comprobarlo caso por caso recurriendo a la documentación más antigua.

Sobre lengusu, mirando los datos (de los textos, dejando a un lado los diccionarios) en el OEH, he tenido la sospecha de si no se expandiría en la región occidental a partir del diccionario de Larramendi, tomado de Leizarraga o bien de Harriet. Lo utilizan estos dos, alguna carta navarra en el siglo siguiente, Larramendi en su diccionario, y a partir de ahí Kardaberatz, Añibarro… Peeeero, Mikoleta también: primà… lencusiña / primo… lencusua. Habría también algún otro problema, para asumir que lo extiende Larramendi, incluso que éste lo toma de cualquiera de los dos autores citados. Creo que lo que dices es lo más plausible: sept. kusi(n) del gascón, más reciente, y occ. -gusu de iberorrománico, más antiguo.

No creo que el párrafo de Joseba Abaitua referido a la estructura bipartita etorri naiz / ekarri dut quiera decir que el euskera tomó esta estructura del gascón, aunque al leerlo siguiendo al párrafo anterior podría entenderse así, y que además es evidencia de que el euskera procede de Convenae. Joseba y yo creemos que el euskera histórico procede de Aquitania, probablemente de Convenae, pero en base a otros criterios.

En el mismo párrafo menciona otros aspectos que convendría deslindar de la cuestión del Vasco Común Antiguo, como el origen del sistema diatético y la ergatividad. Para mí, y para otros, éste surgió mucho antes, digamos que es pre-aquitano. Es poco económico pensar que el euskera adquiriera el ergativo y el doble layout verbal (con marca de sujeto al principio en intransitivos, al final en transitivos, en verbos finitos del presente), precisamente cuando comienza el contacto con el latín. Es más lógico pensar que esto es una rareza que la tenía de ante y la conservó.

En cambio, la estructura etorri naiz / ekarri dut, para formar el perfecto, sí que la tomó muy probablemente del latín, adaptándose a su manera a un rasgo característico de (esa abstracción que solemos llamar) el Standard Average European. Es más, parece que cuando la estructura ventu(s) sum / cantatu(m) habeo se fue imponiendo en latín (ya algo tardío) para expresar el perfecto, los hablantes de euskera vieron en ella una estructura que podían adaptar a su categorización verbal (sensible a la distinción intransitivo / transitivo). Por ello toma el euskera los verbos del participio latino (luego romance). Y además la fecha para que se produjera tal acoplamiento casa bastante bien con la asignable al VCA.

Más sobre los primos: Nótese que al norte de los Pirineos encontramos formas del tipo KUSI(N), sin sonorización de la velar y con pérdida de la U final, un proceso que podemos datar en gascón; todo esto nos lleva a concluir que es un préstamo relativamente reciente desde el galo-romance, lo mismo que, por ejemplo, el sueco y el inglés también toman esa palabra de la misma fuente. Por otra parte el sud-pirenáico GUSU es un préstamo indudablemente más antiguo, por motivos fonéticos. No hay motivo para suponer que la fuente de lehengusu no haya sido un ibero-románico *primu cosinu (cf. arag. cosino). No estaríamos hablando de un acuerdo «desde la costa vizcaína al país de Sola» en el siglo V, sino de dos préstamos diferentes, uno más antiguo (GUSU) y otro más moderno (KUSÎ).

¿Han producido los mapas de ‘primo, prima’ del EHHA una catarsis en Pseudoisidorus? ¿Valen o no valen las isoglosas para hacer dialectología? ¿Sirve la dialectología para hacer historia lingüística? ¿Qué es un atlas lingüístico sino un corpus de isoglosas?

Hay innovaciones léxicas que viajan por contacto cultural (‘factura’), claro está, pero otras han viajado físicamente, con sus hablantes (‘hechura’). Aporto estos ejemplos para el español de Hispanoamérica. Y pondría mi mano en el fuego, en el fuego que calienta esta olla, por que tupin viajó físicamente, con los hablantes que colonizaron el territorio con su nuevo préstamo gascón, y no por contacto cultural. Y diría otro tanto de golde.

No me cansaré de repetirlo: el euskera oilo no viene de pollo sino de polla. Es uno de los ejemplos de -a > -o como saldo, zanko, txerlo, …

Cuando Arandio escribió la relación de inscripciones de la zona calagurritana el 31 de agosto en el hilo anterior iba a haber respondido sobre una de las inscripciones de Tierras Altas, en concreto ISIILAVAC(O¿?), pero luego se me olvidó a cuenta de lo movido que estaba el foro.
Quería comentar lo curioso del nombre, porque ya lo comentamos hace unos años en Ama Ata. En aquella ocasión Miguel Thomson sugirió que ISELABA podría hacer referencia a algo así como «prima», cosa que a mí me cautivó. Años más tarde él ha abandonado esa idea, la ha cambiado por otra que ahora no recuerdo, y no consigo encontrar la conversación, pero a mí me sigue encandilando lo de «prima».
Me he acordado ahora a cuenta de que, en este hilo, se está hablando de palabras como «lehengusu/lehengusin», que queda bastante claro, como dice Pseudoisidorus, que son relativamente recientes.
No me parece nada loco pensar que antes de la adopción de esas palabras se pudieran usar otras del mismo tipo que “anaia/neba/arreba/ahizpa”, con posible múltiple distinción de géneros, cosa que no pasa con “(i)loba”. En IZELABA podríamos tener algo así como “hija de la tía”, lo que sugeriría un OSALABA, o algo así, para la hija del tío, IZESEM(B)E para el hijo de la tía y OSASEM(B)E para el del tío.
Posiblemente sea un simple espejismo, pero me atrae mucho la idea.

Los mapas dialectológicos son muy útiles para darnos una primera idea, pero hay que tomarlos siempre cum mica salis y solo pueden ser un primer paso para un estudio más profundo. Notemos, entre otras cosas, que por ejemplo para ‘olla, puchero’ (dos palabras en castellano) el informante tiene que elegir una y solo una palabra en euskera. La primera que dice es la que apunta el dialectólogo para hacer el mapa. Pero a lo mejor resulta que esta persona conoce varias más. Supongamos que algun@ de nosotr@s es el/la informante de castellano para un estudio de variación en esta lengua y nos pregunta un dialectólogo o sociolingüista: how do you say cooking pot in Spanish? Pues, yo, en concreto, no sé, cuál palabra va a ser la primera que me va a venir en mente en esta lengua: olla, puchero, cazuela, cacerola, marmita…

Sobre tupín, esto es lo que dice el diccionario de la RAE:
tupín: Del occit. topin. 1. m. Ál. y Nav. Marmita con tres pies.
¿Cómo y cuándo llegó esta palabra a, por ejemplo, Bergara? ¿Con la expansión del VCA? (muy dudoso) ¿Con el establecimiento de colonias de francos hacia el siglo X o después? ¿Con un vendedor ambulante de tupines del siglo XVIII que venía de Tudela? ¿Por qué se ha especializado la palabra tupín en el castellano de Navarra y Álava con el sentido de marmita de tres pies? ¿Encontramos esta especialización de significado también en euskera en ciertas zonas? Esto es lo que hay que investigar en este y en todos los casos.
La fonética es el otro aspecto a considerar: El paso de O tónica a U en occitano parece que ocurrió hacia el s. XIII , por lo que topiña con O podría ser más antiguo; pero el contexto fonológico antes de vocal alta en la sílaba siguiente hace también posible que haya habido una disimilación posterior en euskera.

PS. El OEH da información bastante útil sobre la palabra tupin que ayudan a contestar las preguntas que he hecho en el comentario anterior.

Para introducir un leve impasse en una discusión tan técnica como la que sobredomina ahora mismo esta entrada del blog, quiero remontar el vuelo histórico y empezar por el principio según mi leal saber y entender. El estado actual de mis conocimientos me permite esbozar hasta la conclusión del Bronce Final un proceso evolutivo del territorio encuadrado por el Garona, el Ebro, el Aragus flumen y el golfo de Vizcaya severamente modulado por cinco grandes acontecimientos:

En primer término, la neolitización del Próximo Oriente, cuya traslación a Occidente se produjo mediante oleadas migratorias, la primera de las cuales alcanzó el escenario de referencia superponiéndose a la Cordillera Pirenaica y a su hinterland a la manera de una mancha de aceite, es decir, afectando tanto a la línea de cumbres como a sus dos vertientes y aledaños. Se trataba de un conglomerado humano de excedentarios cuya lengua más relevante era el ibero.

En segundo lugar, la adaptación económica de dichas gentes a los condiciones ecogeográficas del escenario de referencia. Esa ineludible circunstancia deparó un régimen de agroganadería extensiva de dominancia ganadera en el espinazo pirenaico y un régimen de agroganadería extensiva de dominancia agrícola en ambas vertientes y aledaños, es decir, tanto en las tierras medias y bajas del valle del Garona como en las tierras medias y bajas del valle del Ebro.

En tercer lugar, la influencia de las condiciones de vida sobre la lengua dominante, el ibero. Así, con el paso de tiempo la dominancia ganadera produjo en las tierras altas una variante con personalidad propia, el euskara. Por su parte, la dominancia agrícola deparó en las tierras medias y bajas no solo variantes respecto del euskara sino también entre las hablas de las propias vertientes, dando lugar al aquitano, al norte, y al ibero cantabriense, al sur.

En cuarto lugar, la configuración de una etnia entre los euskaldunes pirenaicos occidentales y los iberos cantabrienses de los espacios abiertos. Ello fue así con la finalidad de solucionar problemas relativos a la supervivencia, generados por sus dispares condiciones de vida, respectivamente de dominancia ganadera y de dominancia cerealícola. El intercambio de productos y la trashumancia de los rebaños suscitaron una entente de porte reciprocitario, regida en gran medida por relaciones de parentesco. Era un módulo impulsado por la necesidad del que desconocemos su denominación.

Finalmente, la entrada de la segunda oleada de excedentarios -los indoeuropeos- en el valle el Ebro. Accedieron en dos secuencias diferenciadas: la más antigua por el corredor atlántico y la más reciente por el borde mediterráneo. La primera afectó a dicha etnia por el flanco occidental y la segunda por el extremo meridional pero en ambos casos de manera muy colateral.

temperaturas minima en la estación metorológica de San Pedro Manrique en las últimas 24 horas: -1.3º
Y es la parte media del valle , la trasterminancia en el sistema iberico ha sido esencial para poder comer del ganado.

Sabemos poco de esas gentes por escasa documentación casi hasta el siglo XVIII con el catastro de Ensenada pero:
Continuaban construyendo iglesias en el siglo VIII ,IX
Hay onomástica iberico-vasca en todo el área pero claramente la mayor densidad tiene relación con lo aislada geograficamente que este la zona (mas en los valles cerrados y más cuanto más lejos del Ebo)

En estas fechas de poquísima documentación de la tardo antigüedad tenemos el curioso caso de San Prudencio de Armentia ( quiza sea una anécdota pero me apetece comentaroslo):
Cito de wikipedia Nació y vivió en Armentia, aldea alavesa (hoy absorbida por el municipio de Vitoria), hasta que a sus 15 años se retiró como anacoreta en las cercanías de la actual ciudad de Soria, en la margen derecha del río Duero, teniendo como maestro a Saturio (actual patrón de dicha ciudad).​ Allí permaneció durante siete años, tras los cuales se dirigió a Calahorra, sede de una gran diócesis y donde se dice que había muchos idólatras. Allí estuvo durante un tiempo. Se afirma que evangelizó a muchas personas y realizó varias curaciones milagrosas, por lo que ante el número de enfermos que a él acudían, huyó a Tarazona para alejarse de la fama.Se cree que las conversiones y evangelizaciones podrían haberse realizado en la zona de Cameros, dado que los idólatras eran expulsados de las ciudades y se refugiaban en las aldeas.
Se supone nació en el 550 ( todo esa comounicación evangelizadora era en latin-romance?)
A parte del tema lingüístico San Feciles de Bilibio en la sierra de Cantabria-Toloño y San Millan discipulo de este en Bilibio y luego anacoreta en los Distercios-Arandio-Demanda
La relación con las poquitas deidades indigenas que conocemos Baelibio en Angostina , Dercetio en Estollo ,
Es muy interesante y nos habla de la relación entre la llanada alavesa y la rioja y la sierra iberica en la tardoantigüedad relación en continuidad con lo que sabemos de la época antigüa .

No sabemos en qué idiomas escribió sus sermones San Prudencio; lo que es seguro es que la pluviosidad aumentaría de forma exponencial en todo el área calagurritana, pues se le conoce como el Santo Meón.

La semblanza histórica que he perfilado hasta la conclusión del Bronce Final (750 a. C.) pretende sentar los jalones básicos de la trayectoria de los vascones y del euskara y, como tal, demanda algunas aclaraciones para su mejor comprensión. Glosaré cinco aspectos:

• El impacto de la neolitización sobre los cazadores-recolectores a partir del 5.500 a. C. En la mayor parte de los casos, el contacto entre los iberos y los aborígenes fue benévolo, sobre todo con los llaneros, porque se encontraban en un régimen avanzado de “forrajeo de espectro amplio”, antesala de la agricultura. Más tensa fue la relación con los montañeses, porque la presencia de rebaños suscitó la rapiña de animales. El publicitado episodio de la cueva de “Els Trocs” (Bisaurri) puede ser un buen ejemplo de la tensión entre inquilinos y recién llegados.

• La noción de “agroganadería”. El linaje agroganadero fue un colectivo de emparentados arcaicos que atendía sus necesidades alimentarias en régimen de economía extensiva, ya con sobredominio de la agricultura, ya de la ganadería. La sobredimensión no excluía la alterna, sólo que ésta quedaba en posición subsidiaria. Así, los linajes de dominancia agrícola contaban con una pequeña cabaña de corral, en tanto que los de dominancia ganadera practicaban una agricultura de huerto. La ideología de cada linaje dependía de la actividad sobredimensionada. Fue una modalidad posterior a la banda (desde 5000 a. C.) pero anterior a la pequeña explotación campesina (desde el 750 a. C.).

• La adaptación ecogeográfica. Ha sido habitual entre los humanos y cuenta con muchos ejemplos en la Antropología. En épocas tan arcaicas y con un bagaje poblacional y tecnológico tan endeble, los individuos se adecuaron a las condiciones ecosistémicas. No se trataba de una especialización, sino, más bien, de una estrategia de captación de medios de supervivencia que priorizaba al más favorable, pero sin desdeñar los restantes. Para caracterizar las agrupaciones resultantes y sus ámbitos de acción son de gran provecho las nociones de “ager” y de “saltus”.

• Excedentes humanos. El linaje agroganadero acostumbra a producir más hijos de los que es capaz de alimentar o de los que el ancestro mayor puede manipular, circunstancia que impone el obligado desalojo de los sobrantes. Sus destinos son muy variados, desde la migración individual hacia las periferias hasta la adscripción grupal al mercenariato, al “ver sacrum”, etc., etc. La migración particular se orienta básicamente de la montaña al llano, pues es más fácil la reconversión del pastor en agricultor que al revés.

• Construcción de una etnia. La banda cazadora-recolectora se nutría de la adhesión y de la reciprocidad. El linaje agroganadero reposaba, más bien, sobre el parentesco, mecanismo de ordenación social que posibilitaba la concertación con ajenos. Todos los problemas que no podía solventar el linaje podían solucionarse por vía parentelar con terceros acuciados por iguales o similares dificultades. Bastaba con establecer vínculos preferenciales para atender cuestiones de alimentación, de defensa, de exogamia, de colocación de excedentarios, de prevención de hambrunas, de desplazamiento de personas y/o de animales, etc., etc. La etnia fue una modalidad de organización de la supervivencia posterior a la caza-recolección y anterior a la estatalización de base agropecuaria.

Hay un tema importante que ha quedado pendiente, y aunque Joseba está de viaje, tal vez Mikel me lo pueda aclarar: Joseba afirma en la entrada que el léxico familiar, habitualmente tan conservador en la mayoría de lenguas, se llenó en algún momento de neologismos, cosa con la que parece estar de acuerdo Mikel, que en un comentario habla de la «reestructuración drástica y abrupta de la terminología de parentesco, en el tránsito del aquitano al Vasco Común Antiguo». He buscado algunos de esos términos en el EHHE, y me parece que la cosa dista de estar clara. Incluso el que parecería más probable, iloba, no está exento de problemas: la falta de -o > -a en composición se justifica por una adopción tardía, pero eso implica una vitalidad tardía del sufijo -ba, que choca con su absoluta opacidad actual. Además, el cambio sí que se habría producido en alaba si, como se insinúa, deriva de allot, lo cual por otra parte me parece problemático, porque es palabra masculina (en mallorquín aún se usan al·lot, al·lota, ‘chico, chica’. Entiendo los esfuerzos de la escuela de Vitoria por explicar como préstamos cualquier raíz que no sea CVC por antigua que parezca, pero me parece sospechoso que la mayor parte de los nombres de parentesco incluso próximo, los menos dados a sustituciones, y excepto casualmente los que aparecen en aquitano, sean neologismos. Por cierto, me sorprende que en la voz ANAIA del EHHE se mencione la base aquitana HAHANN-, exclusivamente femenina, y no HAN(N)A- (con un interesante HANNABI entre sus derivados), que es la que Gorrochategui sugiere relacionar, aunque «con muchas dificultades», con anai.

Sobre iloba. La propuesta de que esta palabra está formada a partir del gascón hilhòu [hiʎɔw] con el sufijo vasco -ba de nombres de parentesco añadido se debe a J. Lakarra y aparece en el EHHE, como señala Orkeikelaur. Como toda propuesta etimológica de un investigador serio merece ser evaluada. Empecemos por la semántica. De los mapas del Atlas podemos constatar que, al sur de los Pirineos, la palabra iloba significa tanto ‘sobrino/a’ como ‘nieto/a’, aunque en algunos lugares se ha introducido una diferenciación, al parecer secundaria, del tipo iloba vs. biloba (con bir-). El norte de los Pirineos, por otra parte, se usa sobre todo para ‘sobrino/a’, mientras que para ‘nieto’ se prefieren hoy en día calcos del francés como semettipi, semegutxi = fr. petit-fils o del gascón, como arraseme = gasc. arrahilh (no veo ilobaso en el mapa). Pues bien ¿Qué significa el gascón hilhòu?: lo mismo que el francés filleul y el catalán fillol, es decir lo que en castellano se dice ahijado. En euskera existe más de una expresión para este concepto, (semebitxi, seme ponteko, seme besoetako, y formas correspondientes para ‘ahijada’), pero, que yo sepa, este no es el significado básico de iloba en ningún sitio. Luego la semática del euskera iloba no coincide con la del gascón hilhòu.
Ahora los aspectos formal y cronológico. Si el elemento ilo- viniera del gascón hilhòu, solo podría haber sido tomado en préstamo después no solo de la pérdida de la vocal final de FILIOLU sino también de la vocalización de la L en gascón, un cambio que es muy tardío. Notemos que la L se mantiene tanto en catalàn fillol como en languedociano filhol. Todo esto hace que esta etimología de J. Lakarra, aun si fuera correcta, sería incompatible con la fecha que en este blog parece que se le quiere dar a este supuesto préstamo del gascón.
Dados los problemas semánticos y de cronología de los cambios fonológicos señalados, creo que debemos descartar esta propuesta etimológica.

Gracias por las aclaraciones, Pseudoisidorus. Sin ser vascólogo, supongo (y corrígeme si me equivoco) que la falta de la aspiración del gascón en cualquiera de las variantes de iloba es también un problema, común a otros posibles préstamos gascones como eme, eztei, al que Manterola-Hualde 2021 dan una posible solución, esto es, que en el momento del préstamo el euskera aún tuviera el valor hipotético que ellos proponen para la aspiración antigua, /χ/, y ello exige un préstamo bastante antiguo.

Me arriesgo señalar que las variantes iloba/biloba, si no estoy equivocado, podrían explicarse mejor a partir de una forma con f- (como orma/borma de forma), es decir, un navarro-aragonés fillo quizás no tendría problemas fonéticos ni por el principio ni por el final, pero el problema semántico salta a la vista, incluso aumentado, por lo que habría que descartar también ese posible origen.

@Orkeikelaur: De acuerdo con todo lo que comentas.
Ahora sobre alaba: En el EHHE su propone conectarla con el verbo alatu ~ alhatu ‘pastar, apacentar’, utilizado en dialectos norpirenaicos. Afirman los autores no ver problemas formales. No estoy tan seguro. ¿Es posible añadir el sufijo de parentesco -ba a una base verbal? Depende del valor que tuviera -ba en el momento en que se acuña la palabra. Sería posible si tuviera un valor agentivo, como -le (ikasle, etc.) o los sufijos cast. -nte, -(d)or. ¿Tenemos alguna evidencia de que -ba funcionara con ese valor?
Por otra parte en izeko ~ izeba ‘tía’ podemos ver el uso productivo de este sufijo en nombres de parentesco.
Asumiendo que -ba se podía añadir a una base verbal, la etimología del EHHE requiere una interpretación de alaba como ‘pastora’ o algo así. No sé si hay evidencia para pensar que en algún momento la ocupación habitual de las hijas era ser pastoras, mientras que los hijos no eran pastores o que la palabra alaba se usara también en algún momento con referencia masculina. No lo veo claro en absoluto.
Las conexión que se menciona en el EHHE con formas de langue d’oïl como allot, halot, con el valor de ‘criado joven que se ocupa de los animales’ o similar, parece un poco traída por los pelos. Como señala Orkeikelaur parece tratarse de la misma palabra que el mallorquín al.lot ‘chico, niño’ , que viene de arlot, es decir una palabra de origen oscuro, pero que tiene cognados en castellano arlote (usado también en lengua vasca), italiano arlotto e inglés harlot. Quizá diminutivo de ARDELIO, palabra recogida por Isidorus Hispalensis.
https://www.etimo.it/?term=arlotto&find=Cerca
La evolución semántica de esta palabra en diferentes lenguas requiere un estudio aparte.

Sobre anaia: La estructura de esta palabra, trisilábica y con yod intervocálica es anómala. La nasal ha de ser fortis por que no cae. La falta de documentación de una variante *anhaia (vs. alhaba) sugiere aspiración inicial, que invita a la comparación con las formas aquitanas señaladas por Orkeikelaur. Quizá esta palabra se haya formado también con el mismo sufijo que las demás del grupo: *hannaeba.
La palabra ama, claro está, podría muy bien venir de *anba, lo que resolvería la presencia de la nasal bilabial, aunque al ser un tipo de nursery word esto no es estrictamente necesario.

Muy sesudas vuestras apreciaciones, Pseudoisidorus y Orkeikelaur. Se agradece la cautela a la hora de aceptar ciertas propuestas, que a menudo parecen forzadas, como si se estuviera buscando continuamente el préstamo mediante el sonsonete.
Proponen algunos el paso de «hilhou» a «iloba», lo que les obliga a sostener que «-ba» fue productivo hasta relativamente tarde, y eso es más duro de aceptar. La evolución sigue en occidente perdiendo la «i-» pero dejando la L como residuo de la palatalización que más tarde también se pierde quedando en simple «l», en zonas de occidente y…¡en Uztarroze! Muy muy raro.
Pero es que la evolución pudo ser a la inversa partiendo de un original «loba» posteriormente palatalizada la «l» cariñosamente, “lloba”, como se propone para «ata>atta>aita», y surgiendo finalmente la «i» para justificar la palatalización en algunas zonas, o también, por qué no, por analogía con el gascón. Esta opción evita la incomodidad de tener que aceptar un uso tardío de «-ba».
O sea que el camino se puede recorrer en diferentes direcciones, aunque todas puedan presentar algún problema, pero pienso que los nombres de parentesco con desinencia “-ba”, en principio, deben ser admitidos por patrimoniales, a falta de indicios más contundentes en contra.
El caso de oilo<pollo me genera también muchas dudas. No sé exactamente qué recorrido evolutivo se le propone, pero sospecho que se vuelve a caer en la trampa del sonsonete. No es imposible, pero sí bastante extraño que un animal tan básico y esencial para la economía doméstica desde el principio de los tiempos no haya dejado rastro de su nombre original. Tenemos “árbola” generalizado, pero persiste “zuhaitz” y están documentados otros como “ezkur”. “Untxi”, muy residual, para conejo, pero en zonas separadas. “ahate” o “antzar”, sí, pero no creo que hayan tenido la importancia que ha tenido la gallina.
El caso de eme<feme también me deja parecido, sin que me parezca imposible.

Vamos con la «reestructuración drástica y abrupta de la terminología de parentesco, en el tránsito del aquitano al Vasco Común Antiguo». Voy a esbozar una interpretación tentativa de los hechos. Pero, antes, es necesario el análisis, también tentativo, de algunos elementos preliminares, relativos a los datos relacionados con los términos de parentesco y a las teorías que se han esbozado sobre los mismos.

Elemento 1. Al menos si la palabra occidental neba puede suponerse para el VCA (que lo normal es pensar que sí, precisamente porque por medio de esa asunción obtenemos una regularidad), para los términos de hermano/a el euskera tiene un sistema tetrádico en el que sólo la relación hermano-hermano carece del formante -ba. Caro Baroja lo explicaba porque, en la casa vasca, eran la madre y las hijas las que manejaban el cotarro, y el hijo varón se quedaba como uzkur, como más marginado en las relaciones sociales y domésticas. El formante -ba era así un marcador de dinamismo y actividad relacional, y aparecía siempre que al menos uno de los elementos de la relación bilateral era un agente activo (hermana-hermana, hermana-hermano, hermano-hermana), pero no si ambos eran agentes pasivos (hermano-hermano). Todo esto es un poco peliculero, e impregnado de los clichés matriarcalistas de la época, pero es cierto que, si realmente anaia no contenía el formante -ba, hay que explicar por qué sólo esa relación no lo contiene.

Elemento 2. Desde un punto de vista tipológico, lo más frecuente es que los términos del subsistema hermano/a se expresen por un procedimiento diádico, ya sea por mera moción de género (en muchas lenguas que la permiten, como el castellano), ya sea por supletivismo (como en inglés brother-sister). También existen sistemas tetrádicos, dependiendo de algún rasgo del hablante (o Ego). En chino mandarín, p. ej., tanto hermano como hermana se desdoblan terminológicamente según sean de mayor o menor edad que el hablante (o Ego). Existe una creciente bibliografía en torno a los sistemas terminológicos de parentesco, incluyendo un par de monografías, aunque no es siempre fácil comprender la intrincada notación empleada en esta literatura. No he encontrado un sistema que sea igual al euskérico en lo relativo al subsistema hermano/a, pero es cierto que, para la generalidad de las relaciones, se emplea el parámetro Ego’s sex como posible generador de desdoblamientos terminológicos, en un procedimiento que se remonta nada menos que a los Universals of Language, de Greenberg (1966) (si bien él decía sex-of-speaker).

Elemento 3. La forma más antigua que puede suponerse para eusk. hist. anaia “hermano de hermano” es, en mi opinión, anaie. Analícense las formas y su cronología en el OEH, y léase el artículo “Sobre el nombre medieval Annaia” de David Peterson en FLV (2008). Además, a partir de anaie se puede explicar anaia por medio quizás de apócope y unción del artículo, o bien directamente por reanálisis como artículo, mientras que lo inverso carece de justificación (los fenómenos de armonía vocálica o Riu son muy posteriores, ya dentro del euskera histórico). Si partimos de algo parecido a un *aNa.i.e (con punto indicando hiato), ¿no podríamos pensar en un *aNa-ide, que ha perdido la -d- en época todavía común? Dos ventajas: (a) -ide, rom. co(n)-, etc. es un formante tipológicamente muy común en los términos de parentesco para añadir a un formante básico el matiz de simetría de la relación (pensemos en arc. cormano, concuñado, consuegro, lat. tard. consobrinus > cusino, etc.), y (b) haría juego con el semánticamente cercano *ana-ide > ahaide “pariente”, además de con otros quizás algo más tardíos como or. haurr-ide, occ. sen-ide, ninguno de los cuales perdería la -d-.

Elemento 4. Como ha señalado Orkeikelaur, el aquitano contiene un formante Hanna- (6 veces, con diferentes sufijos derivacionales y/o declinativos latinos), candidato a ser el antecedente de anaia/e (de *aNaie), aunque éste tenga algo más añadido. También existe una variante -si es variante- Hana- (sin geminada, y con sufijos, en 2 casos). Por otra parte, existe el NP femenino Hahann- (1 caso) y Hahan-tenn- (2 casos, acaso con sufijo diminutivo), que comúnmente se relaciona con el mismo formante, pudiendo significar ‘hermana’. Podría ser una especie de reduplicación del formante base.

Elemento 5. El formante -ba del euskera histórico forma términos de parentesco, digamos, secundarios. Qué significa el sufijo en sí (si es agentivo o de otra índole), así como los formantes léxicos a los que se junta, parece una cuestión impenetrable. Siendo así, más fructífero que enredarse en especulaciones interminables puede ser analizar su funcionamiento global en el sistema. Sea lo que sea, -ba es un sufijo que se emplea como remache o etiquetación de todos los términos de parentesco que en un momento dado se crean. No se documenta en aquitano (y no son precisamente pocos los sufijos derivacionales que se atestiguan), y se une a formantes que tampoco se documentan, a no ser que tengamos que relacionar osa- con aquit. Osaherr[, no se me ocurre ninguna asociación más. (Nota: podría ser que el -be de Sembe y Ombe- fuera en origen una variante de -ba con armonía vocálica, pero eso no cambiaría las cosas en el estado sincrónico del aquitano, porque en todo caso tanto Sembe- como Ombe- son temas no segmentables, como muestra el hecho de que se les puede añadir sufijos, así Sembe-tar, Ombe-cco, etc.)

Elemento 6. Según el marco que Joseba Abaitua y yo venimos defendiendo, el euskera histórico penetra desde Aquitania en Navarra hacia el siglo IV, introducido por unos individuos que, para abreviar, voy a denominar CFM (= Campesinos con Funciones Militares). Estos CFM, por la estructura sociológica propia de su función, tuvieron que moverse, en el momento más incipiente de su incursión en la cuenca de Pamplona, en un ambiente…, cómo decirlo…, homosocial-H (donde H = hombre, M = mujer). Este ambiente homosocial-H se transmitió en las primeras generaciones, y quizás se vio reforzado por nuevos contingentes humanos procedentes asimismo de Aquitania, si el proceso fue progresivo.

Dicho todo lo cual sobre todos esos elementos, lo que yo sugiero es que la remodelación drástica del léxico de parentesco a la que apunta la formación de términos secundarios por medio del formante -ba tiene que ver con el “cuello de botella” que implica el tránsito del aquitano al VCA, a la salida del cual los CFM tuvieron que encontrarse en una situación homosocial-H y, por tanto, asimétrica en su interpretación de algunos subsistemas de la terminología de parentesco.

Así, podemos especular que el aquitano tenía, para expresar ‘hermano/a’, la posibilidad más sencilla y más común tipológicamente: una díada hanna ‘hermano’, hahan ‘hermana’. Cuando los CFM son trasladados a los pasos pirenaicos, se llevan el primero (que les es más cercano), pero no se llevan el segundo, que en su ambiente homosocial-H les es un tanto ajeno. En adelante, rehacen este subsistema terminológico desde una perspectiva asimétrica sensible a Ego’s sex, resultando en una anomalía tetrádica. Los tres términos nuevos se crean mediante el formante -ba. Por su parte, el que se traen de Aquitania ahora se especializa en la relación hermano-hermano, en la que queda reforzada la simetría sexual, por lo que añaden al término -ide ‘co(n)-’, y además pierde la aspiración, quizás por no llevar el acento tónico la primera sílaba. De aquí surge *(h)aNa-ide ‘cormano’, que dará anaie/a. De Aquitania se traen asimismo la variante sin geminación hana-, que expresa una relación parecida pero algo más distante (¿de primos?), y que, asimismo con sufijo -ide, acaba significando ‘pariente’, *(h)ana-ide > ahaide.

Los CFM se traen de Aquitania también sembe- > seme ‘hijo’, pero, a pesar de que traen Andere y Nescato (que no parecen expresar relaciones de parentesco), se dejan allí el que tuvieran para ‘hija’. Y éste también lo rehacen mediante una creación con -ba, cualquiera que sea la semántica original de al(h)a-ba. En uno y otro subsistema (hermano/a, hijo/a), los términos secundarios formados con -ba son tales desde la óptica homosocial-H de los CFM.

De Aquitania penetra también atta ‘padre’, que se despalataliza en aita. Es imposible determinar si los CFM se traen también ama (en aquitano existe El NP femenino Acca-ten, que se menciona a veces como equivalente de ‘madre’), pero en todo caso convengo con Pseudoisidorus en que, tratándose de una nursery word o Lallwort, es arriesgado y quizás innecesario aplicar el método tradicional de postular -nb- para sortear la inexistencia fonológica de m en aquitano.

La inexistencia de palabras comunes a todos los dialectos para el subsistema abuelo/a, y la creación de otros términos más periféricos también por medio de -ba, como osaba, izeba, iloba (¿< lat. filiu + -ba?), abundan en la desestructuración que debió de tener el sistema terminológico de parentesco del VCA, en el momento de su génesis.

Gracias, Mikel, por tu elaborado planteamiento. Hay en él algunas ideas interesantes, como la posible distinción Hanna- ‘hermano’ frente a Hahann- ‘hermana’, o la posible relación de ahaide con la variante sin geminada Hana-. Es posible que hubiera una reestructuración de parte del léxico de parentesco en la fase posterior al aquitano, al fin y al cabo también se ha producido en el tránsito del latín a las lenguas románicas, sin que por cierto pueda vincularse a hechos como los que mencionas.

En mi opinión, los argumentos lingüísticos para defender que esa posible reestructuración se deba a una especie de cuello de botella masculino son extremadamente débiles y bastante discutibles:

-La ausencia de alaba en aquitano, aunque admito que choca un poco frente a la abundancia de Sembe, puede deberse simplemente a que tenemos muchos menos nombres femeninos. Además, esos invasores aquitanos en algún momento empezarían a tener hijos e hijas, se supone que con mujeres indígenas del territorio vascónico: si recordaban y mantuvieron el apelativo para ‘hijo’, ¿por qué prescindir del que sin duda conocían para ‘hija’?

-No es completamente seguro que el equivalente aquitano de anaia careciera del sufijo -ba: el genitivo Hannabi implica un nominativo *Hannabus, que podría ser una latinización de *Hannabe, igual que junto a Sembe tenemos Sembi y Sembus, sin asterisco. La pérdida de la labial podría tener un paralelo en similar contexto vocálico en Abisun- > -aizun, según se propone en Orduña 2020, 181-2, donde se propone también una explicación a la aparición de ahizpa junto a arreba. Todo desde luego muy hipotético. La hipótesis de que -ba y -be fueran lo mismo me parece la más razonable, porque me parece demasiada casualidad que -be solo existiera en aquellas palabras donde su presencia se ha oscurecido por la evolución fonética (seme, hume), y en cambio esa opacidad explica perfectamente que hayan mantenido el vocalismo original frente a aquellas palabras en las que -ba es transparente. Por otro lado, la labialización de la nasal en Sembe, Ombe, que ya Gorrochategui-Lakarra 1996 señalan como indicio de que no era analizable (cf. Cisson-bonnis, compuesto analizable), sería indirectamente un indicio de la antigüedad de -ba. Es cierto que cabe la posibilidad, en teoría, de que -ba se mantuviera productivo y solo la variante -be no lo fuera.

-Me resulta muy difícil aceptar que la dental de -ide se hubiera perdido de forma general en anaie cuando se mantiene siempre en todos los demás derivados hasta hoy mismo. Si el sufijo -ide se mantuvo disponible para formar derivados más tardíos es porque en las palabras que lo llevaban solía mantener la dental. ¿Por qué en esa la perdió de forma generalizada?

Escribo mis contra-comentarios con MM, y abrevio algo los tuyos para retener sólo la pregunta o el punto que quiero analizar.

-La ausencia de alaba en aquitano, aunque admito que choca un poco frente a la abundancia de Sembe, (…): si recordaban y mantuvieron el apelativo para ‘hijo’, ¿por qué prescindir del que sin duda conocían para ‘hija’?

MM. Admito que no lo sé. Yo lo que digo es que hay razones para pensar que los términos de parentesco en –ba no existían en aquitano y se crean en VCA. Pero es cierto que el aquitano es al fin y al cabo una lengua defectivamente atestiguada (aunque con abundancia relativamente muy alta en la epigrafía de la época), por lo que no se puede dar por seguro. Ahora bien, si es así (es decir, imagínate por un momento que los términos con –ba se crearon en VCA), entonces los hablantes de VCA retuvieron sembe > seme pero crearon al(h)a-ba. ¿Por qué? Todo lo más que puedo conjeturar (dentro de esta asunción) es: seguro que no se les olvidó cómo se decía al cruzar los Pirineos, pero puede que su perspectiva homosocial-H les hiciera concebir el concepto “hija” con un ligero matiz de tabú, con respecto al concepto “hijo”.

-No es completamente seguro que el equivalente aquitano de anaia careciera del sufijo -ba: el genitivo Hannabi implica un nominativo *Hannabus, que podría ser una latinización de *Hannabe, igual que junto a Sembe tenemos Sembi y Sembus, sin asterisco. (…).

MM. En otra de tus intervenciones dices además que Gorrochategui ha sugerido alguna vez: “(con un interesante HANNABI entre sus derivados), que es la que Gorrochategui sugiere relacionar, aunque «con muchas dificultades», con anai.” En mi opinión, lo lógico y consistente es lo que dice en 1984. Aísla un sufijo –bo, que aparece claramente cuando el patronímico va por la tercera (Iar-bo-nis, Sonbra-bo-nis), y que también podría estar en Enne-bo-x, con (inusual) aglutinación sufijal. Cuando va por la segunda: Hars-pi, Hanna-bi. Esto es más plausible que ver –be- en Hanna-bi (aunque exista Sembi), porque Hanna- es aislable (Hanna-c, Hanna-s 2, Hanna-xus), por lo que –bX- es un sufijo de quita y pon (como tantos otros en aquitano, la mayoría de los identifiables, diminutivos). El –ba de parentesco del euskera histórico, y muy probablemente el –be de Sembe y Ombe- del aquitano, no son de quita y pon. Una vez puesto, la base no puede aparecer sola (Hanna sí).

MM. Hay dos problemas más. Aunque admitiéramos que la forma que subyace tras Hanna-bi es Hanna-be, esto difícilmente puede ser el antecedente de la forma hisótorica. Necesitamos admitir Hanna-be > (h)anna(b)e > (h)annai, o algo así.

MM. Pero es que aquí no acaban los problemas, por mucho que se piense en anai como la forma canónica (siendo –a el artículo y anaie algún tipo de forma secundaria), porque el target formal en euskera histórico, insisto, es (el inusual) anaie. Esta es la forma que hay que explicar, y esa asunción no explica la –e.

-Me resulta muy difícil aceptar que la dental de -ide se hubiera perdido de forma general en anaie cuando se mantiene siempre en todos los demás derivados hasta hoy mismo. Si el sufijo -ide se mantuvo disponible para formar derivados más tardíos es porque en las palabras que lo llevaban solía mantener la dental. ¿Por qué en esa la perdió de forma generalizada?

MM. Quizás porque tiene mayor frecuencia discursiva. Postular un *-i(d)e tiene las siguientes ventajas: explica el inusual final –ie; se une a un formante documentado y aislable en aquitano (hanna-); eso que se une es un formante extremadamente común en términos de parentesco; es especialmente común para el concepto ‘hermano’, y para intensificar el matiz de simetría (por ejemplo sexual); tiene los paralelos en el mismo sistema lingüístico de aha-ide, sen-ide, haurr-ide (aunque en estos se haya conservado -d-); tiene el paralelo en romance, donde ocurre lo mismo (hermano > co-hermano > cast. ant. cormano, donde por cierto también se difumina algo la forma original).

En consonancia con lo perfilado hasta la liquidación del Bronce Final, y, centrando ya la atención en la etnia conformada por los pastores trashumantes de la vertiente meridional del Pirineo occidental y los agricultores de largas barbecheras del espacio cantabriense (2800-750 a. C.), cabe radiografíar el estado de cosas en torno al cambio del milenio anterior a nuestra era en los términos siguientes:

• La vida de la etnia era muy frágil, porque se apoyaba en el compromiso de las partes. En ausencia de estructuras y de superestructuras formalizadas, la continuidad del módulo dependía del interés que encontraran los consorciados en los acuerdos preferenciales y en los pactos de hospitalidad y de parentesco. Todo ello sin perder de vista que el talón de Aquiles del constructo estribaba en el hecho de que, más allá de las alianzas, los concurrentes continuaban teniendo vida propia y actuaban a su aire. Aun así, el mecanismo funcionó, posibilitando trashumancias, mercadeos de recursos, mutualismos defensivos, intercambio de mujeres, etc. Tal era el mundo de las etnias en Iberia.

• Los pastores de los altos estaban agobiados por dos problemas: proteger sus recursos y desalojar los excedentes. La unidad productiva era el linaje, que participaba en los pastizales en régimen de “propiedad comunal”, cuya visibilidad y defensa demarcaba con señales indelebles y lo más espectaculares posibles: megalitos, dólmenes y menhires. Por su parte, el desalojo de los sobrantes se resolvía reciclándoles en los espacios aún disponibles, enfilándoles hacia los terrazgos cerealícolas, implicándoles en trashumancias sin retorno y encomendándoles al albur de las aventuras y de las guerras.

• De tales actuaciones hay algunas constancias -dos vinculadas a la lengua y una a la propiedad- y ciertas sospechas. En relación con la lengua, cabe registrar, por un lado, la euskaldunización temprana de las tierras afectadas por las trashumancias sin retorno -como ocurrió en el espinazo del Pirineo entre el Somport y Andorra y en las Tierras Altas de la Ibérica- y, por otro lado, el puntual destilado del euskara por las tierras medias y bajas del Ebro al compás del desplazamiento de los desalojados individuales, como lo denotan algunas contadas voces petrificadas en los epígrafes romanos. Lo relativo a la propiedad es puramente inferencial: si tal era el medio de demarcación, cambiada la propiedad debería cambiar la forma de demarcación. Y así ocurrió, como tendremos oportunidad de comprobar.

• Las sospechas son puramente intuitivas y giran en torno a la posibilidad de que hubiera habido alguna euskaldunización temprana más, por ejemplo, en la depresión vasca. A fin de cuentas, también hay megalitos en el País Vasco actual y parece claro que los trashumantes de las Tierras Altas de Soria atravesaron territorio alavés. A título de hipótesis -a cuestionar científicamente por lingüistas y arqueólogos- sugerimos vehementemente tal posibilidad, sin perder de vista que bien pudo ser borrada por la potente entrada ulterior de los indoeuropeos por el corredor atlántico.

Ya aludí en su momento a la ruptura de la etnia aborigen: “La coalición de referencia -cuyo nombre propio desconocemos- fue afectada durante el Bronce Final tanto por los inmigrantes indoeuropeos como por la evolución interna de los llaneros cerealícolas. Aquéllos -como galos- debilitaron a los pastores euskaldunes a levante del Somport y -como celtas- a los de las Tierras Altas de Soria. La evolución de los llaneros fue esencialmente interna y de tipo demográfico y la presión de los excedentarios obligó a sus emparentados a subirse a los altos o a parapetarse en poblados llaneros” (“¿Era euskaldún Vigilantius Calagurritanus?”. Cantaber: 09/09/2024, 6:51).

En las tierras medias y bajas del valle del Ebro, el crecimiento demográfico connatural al buen funcionamiento del linaje agroganadero de dominancia agrícola impuso a partir del año mil a. C. el desalojo de un creciente número de sobrantes, que, en algún momento, se volvieron contra sus emparentados, responsables de su condena a la errancia y a la incertidumbre. A resultas del considerable aumento de la violencia ambiental, los linajes tradicionales se subieron a los altozanos para protegerse, rompieron amarras para siempre con la economía extensiva y evolucionaron en los espigones y en los poblados amurallados hacia una economía intensiva, agropecuaria, dando pie a la consolidación de la familia nuclear y a una modalidad de producción nueva: la pequeña explotación agropecuaria familiar.

Este giro cambió la historia de los espacios abiertos pues encadenó entre los siglos VIII y III a. C. la configuración de auténticos poblados campesinos, la creación por vía de sinecismo de aglomeraciones protourbanas, denominadas “oppida”, y la reducción de las etnias a un montón de escombros, rompiendo para siempre en nuestro caso el contacto entre los iberos cantabrienses y los euskaldunes. Tamaña ruptura cambió también la historia del segmento montano, pues obligó a los nativos a cambiar la forma de producir, que dejó de ser trashumante para convertirse en trasterminante. Desprovistos de apoyos foráneos, se recluyeron en los ambientes intrapirenaicos y mantuvieron su condición de pastores mediante el aprovechamiento conjunto de los fondos de valle y de las vertientes. Más que nunca el euskara se convirtió en la lengua vernácula. Y fue en ese crítico momento, en que la “propiedad comunal” cedió en favor de la “propiedad quiritaria”, cuando dejaron de plantarse en los altos los marcadores ciclópeos.

En esta misma entrada (Cantaber: 14/09/2024, 18:58) he perfilado la llegada de los indoeuropeos, señalando su limitada y periférica incidencia sobre la etnia en descomposición. La primera oleada afectó a la divisoria actual de Navarra y del País Vasco, alterando la adscripción de “Oiasso” -a mi parecer: inicialmente vascona, luego várdula y finalmente vascona bajo los romanos- y sepultando, tal vez, una euskaldunización temprana de las plataformas pecuarias de Urbasa, Andía y Aralar y aledaños. La segunda oleada puso en cuestión la adscripción de ciertos núcleos urbanos del “ager” meridional y dio pie hacia el siglo VI a. C. a la aplicación a la etnia ya inerte de la voz “barskunes”, acuñada probablemente por los celtíberos del Ebro con referencia al “oppidum” de “Barska”. Esta tradición llegaría hasta San Isidoro bajo la variante “Vacca”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.