La Mano de Irulegui es un texto paleohispánico, escrito en signario ibérico nororiental. Posiblemente es la única certeza de índole lingüística que de momento se tiene sobre este excepcional hallazgo. Javier Velaza y Joaquín Gorrochategui resaltan el hecho de que el signario parece haber sido adaptado a la lengua de los vascones, a partir de la aparición del signo T (o.T.i.ŕ.t.a.n), ausente del corpus de inscripciones en lengua ibérica. Está además el elemento aparentemente paleovasco s.o.r.i.o.n, que encabeza el texto. Sin embargo, pese a estas singularidades, se cierne la incertidumbre, como ha advertido Iván Igartua, y el parentesco real de la lengua de Irulegui con el euskera puede quedar en un transitorio y decepcionante espejismo.
Autor: Joseba Abaitua
Alguien tiene que decirlo. Si ese texto hubiera estado en euskera, el euskera habría desaparecido. Habría desaparecido el euskera como desaparecieron las lenguas celtibéricas, o el ibero mismo. Nadie en territorio vascón habría sido capaz de entender ese texto en el siglo II d C. Para entonces esa lengua había desaparecido.
Vasconia en la antigüedad tardía (406-711). Lengua, cultura y sociedad es el curso que la Fundación Cursos de Verano de la UPV/EHU ha organizado para los días 16 y 17 de junio de 2022.
Versión provisional de un borrador, rescatado de la papelera, a punto de ir a dormir el sueño de los justos. Transcribo la última versión del 12 de junio 2019, que se irá adecentando y completando en los próximos días. Hay un artículo de Koldo Mitxelena, ‘Estratos en la toponimia alavesa‘ [apuntes], que aporta un precedente valiosísimo. Una versión preliminar de este borrador se presentó en II Encuentro de Onomástica, Amurrio (2016.11.05) con el título ‘Innovaciones occidentales de la toponimia vasca de Álava’ [diapos] [vídeo]. Estoy más satisfecho de las diapositivas que del vídeo.
Palabras clave: historia del euskera, toponimia vasca, contacto vascorrománico, préstamos latino-románicos en euskera, dialectología vasca, euskera occidental
Avances recientes en la reconstrucción de la lengua vasca en las fases previas al proceso dialectal así como el conocimiento cada vez más preciso sobre el origen y evolución de las áreas dialectales aportan indicios aclaratorios acerca de la estratigrafía lingüística del País Vasco. A ello cabe sumar la ayuda inestimable de la toponimia, relativamente bien documentada desde fechas cercanas al momento de su origen, sobre todo de la toponimia menor. Entre las fuentes que se conservan sin duda la estrella es De ferro de Álava o Reja de San Milllán, de 1025.
Bolin, morin, bolun
Sabe Emiliana Ramos las ganas que tenía de publicar a dúo algo sobre el préstamo romance bolin, ‘molino’ en euskera. Pero otras obligaciones apremian y antes de tirar la toalla definitivamente vamos a pasar a limpio algunos datos que hemos ido recopilando y que pueden servir para trabajos futuros.
Bolin y sus variantes morin, bolun son motivo de intriga por varias razones. La primera y principal es que solo aparecen en el área occidental del país (Álava, Vizcaya y cuenca alta del Deva), como también sucede con abad, oste, padura, sautu y algunos otros pocos apelativos genéricos. Por eso sabemos que no formaban parte del léxico compartido del vasco común antiguo (VCA), ni entraron desde el latín, sino desde el romance molín (siglos VIII-X). Otro motivo de intriga es que conviven con errota ‘molino’, al que no substituyen, y que también es muy frecuente en esta área occidental, por lo que caben dudas sobre si bolin y errota tienen algún tipo de complementariedad semántica. O más bien tuvieron, porque el término bolin está en desuso y solo aparece fosilizado en la toponimia. El tercer motivo de interés es que hay una pequeña especialización espacial de las variantes (molin, bolin, morin, borin, bolun): la variante bolu(n) aparece de manera exclusiva en la toponimia de Guecho y es mayoritaria en otras zonas de Vizcaya, pero es inexistente en la Montaña Alavesa y en Treviño (ver tabla con datos estadísticos). En la Llanada alavesa, Zuya y Ayala es donde más abundancia y variedad de formas se conservan.
He trasladado los topónimos de la base de datos abierta del Gobierno Vasco a las tabla1, tabla2, lista3 e intentado representar la distribución geográfica y numérica mediante este (muy mejorable) gráfico: